Pero, ¿había necesidad? / I
columna: «la calle»
Sí, sí era necesario que Juan Gabriel no nos privara a tantos hombres enamorados de hombres de oírlo cantar sus letras dirigidas a hombres... y que le daba a cantar a Rocío Dúrcal, a Isabel Pantoja o, peor, cuando interpretaba alguna cambiaba el género: “A ella la quiero...”. El cambio era decepcionante para muchos gays y ridículo para bugas que no se la creían.
Un heterosexual no tiene idea de lo que es la vida siempre llena de canciones, anuncios, cine, carteles en los que el amor solo existe entre hombre y mujer. No entienden la emoción de escuchar al israelí Ivri Líder cantar The man I love, y seguir a Gershwin, gay y judío: Some day he’ll come along... And he’ll be big and strong... Está en la película israelí Solos contra el mundo, título simplón para La burbuja, el estrecho espacio de tolerancia donde un judío y un palestino se enamoran y, mientras escuchan en un bar The man I love el judío pasa el brazo por los hombros del palestino.
Pero, como ya he dicho, mi deuda con Juan Gabriel es impagable. La explicación es sencilla: Hay tres canciones que no pongo nunca porque acabo llorando: una griega (por supuesto), una israelí y otra de Juan Gabriel. En ese orden: La carta, cantada por Dalaras: “Cuando recibas esta carta yo estaré muy lejos, así aprenderás que no caben dos amores en un corazón”, es la canción que se oye salir por una ventana en las últimas páginas de mi novela Agápi mu (Amor mío); la segunda es un salmo de David musicalizado de forma bellísima en Israel e interpretado por un niño, un ángel de voz prodigiosa, Mishel Cohen, el salmo No me abandones. Y la tercera es de Juan Gabriel: Se me olvidó otra vez, que pongo en último lugar como pausa dramática, pero es sin duda la primera.
Y es todo. Cuando escucho que la soledad “no me sienta nada bien” imagino que se está probando un pantalón.
Caemos mal a heterosexuales los que nos entusiasmamos con una manifestación de homoerotismo en cine o canción. Es que no han cruzado el desierto, ni visto solo de lejos la Tierra Prometida.
Sigue el domingo.
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