Dilemas morales
# 409, enero de 2012
En psicología social hay muchas versiones de dilema moral. Uno de los más socorridos es describir una situación donde para salvar a cinco personas se deba matar a una. Por ejemplo, un tranvía descontrolado va directo hacia cinco personas que no pueden evitarlo (van entre paredes o algo así), pero usted puede mover una palanca que desvíe el vehículo a un ramal, sólo que, antes de accionarla, alcanza a ver que hay un trabajador de espaldas y rompiendo el pavimento con un taladro neumático ruidoso. ¿Lo desvía? Es un muerto en vez de cinco, pero la responsabilidad es por un acto, no por una omisión. A los cinco los mata el tranvía desbocado. Al trabajador lo mata quien acciona la palanca.
Un equipo de la Michigan State University planteó este dilema y publicó los resultados en el journal Emotion. Los resultados fueron que el 90% de los participantes movió la palanca que desvió el tranvía. La gente es capaz de violar una regla moral si eso significa minimizar el daño.
“Encontramos que el mandamiento No matarás puede superarse al considerar un bien mayor”, dice Carlos David Navarrete, quien encabeza el equipo. Como psicólogo evolucionista, Navarrete explora panoramas amplios, digamos: ¿por qué la evolución nos implantó juicios morales y cómo se ajusta la conducta a ellos?
El problema del tranvía se ha empleado por décadas. Pero es la primera vez que el dilema se presenta no como una pregunta, sino como una acción en un experimento virtual “con todas las imágenes, sonidos y consecuencias de nuestra acción”.
El estudio mostró también que quienes no movieron la palanca para desviar el tranvía resultaban más afectados. La razón es todavía desconocida. Pero podría ser que la persona se congele durante momentos de alta ansiedad, como ocurre al soldado que no dispara su arma en batalla, sugiere Navarrete.
“Pienso que los humanos tienen aversión a dañar a otros y esa aversión debe ser contrarrestada por algo. Lo podemos conseguir por medio de pensamiento racional: pensar en la gente que salvamos, por ejemplo. Pero en algunas personas el incremento de ansiedad puede ser tan abrumador que no realizan la elección útil, no eligen el mayor bien”, concluye Navarrete.
El medio virtual usado está en: www.cdnresearch.net.
La autoafirmación provee ascensos a hombres
Los más importantes directores ejecutivos de una corporación en su gran mayoría son hombres. En la jerga de las empresas, los puestos altos se denominan en inglés C-suite porque en su mayoría comienzan con C: chief executive officer, chief operating officer, chief information officer. Son C-level executives. También se emplea el acrónimo CEO, por chief executive officer: oficial ejecutivo en jefe. Así que podemos decir que el conjunto de los CEOs (no se debe emplear el plural de un acrónimo, pero es necesario) constituyen la C-suite. Con frecuencia todos, sin excepción, son hombres. En ocasiones hay mujeres, pero son minoría a veces hasta en empresas que ofrecen productos o servicios a mujeres… Si revisamos la C-suite de Max Factor, Revlon o Dior, Chanel, Ricci, encontramos que el conjunto C es en buena parte masculino.
Respuesta fácil: la dominación masculina, el machismo, la exclusión de las mujeres… ¡Ay de mí!
Pero un grupo internacional conducido por la Columbia Business School en el que hay hombres y mujeres de otras instituciones, entre ellas la Universidad Autónoma de Barcelona, sostiene que ha encontrado algo más. El estudio, publicado por el Journal of Economic Behavior & Organization descubre cómo influye la manera en que hombres y mujeres se piensan a sí mismos y cómo reaccionan a los incentivos.
Los hombres tienden a mostrar honesta y natural confianza en sus desempeños anteriores. Si bien hombres y mujeres mienten por igual cuando hay incentivo para eso, las mujeres exageran menos su buen desempeño previo. Hay una clara brecha por sexo en cuanto a la autoconfianza honesta, esto es, cuando la persona no cree estar mintiendo ni exagerando. El resultado es que las mujeres son seleccionadas con un tercio de menor frecuencia de lo que deberían según se desprende de sus habilidades. “Hay una significativa diferencia entre los sexos en cuanto a su autoconfianza honesta”. Una tendencia inconsciente hace inflar sus buenos desempeños a los hombres. En otras palabras: se la creen. Y así tenemos otra variable más para entender la brecha por sexo en los puestos de mayor liderazgo.
“No es asunto de pedir a los hombres que no mientan, pues de forma honesta creen que sus desempeños son 30% mejores de lo que son en realidad”. Tampoco resulta pedir a las mujeres que inflen sus buenos desempeños. Que sea inconsciente es básico.
El cómo se obtuvo ese número es un diseño experimental largo y tedioso de explicar. Pida el protocolo con: Sona Rai sr2763@columbia.edu
Vacuna contra el prejuicio
Es posible que los prejuicios hayan sido necesarios para la sobrevivencia, sostiene un equipo interdisciplinario donde participan Julie Huang de la Universidad de Toronto, Alexandra Sedlovskaya, de Harvard, Joshua Ackerman del MIT y John Bargh de Yale. “Nuestros distantes ancestros debieron evitar a los extraños”. Los motivos son variados: evitar portadores de enfermedades y de violencia contra el grupo son algunos. Un extraño era un posible peligro. Ocurrió una selección natural: quienes los recibían acababan muriendo en muchas ocasiones. Quienes los rechazaban sobrevivían… y pasaban sus genes a la siguiente generación.Pero el mencionado estudio sugiere una forma de romper ese vínculo con el cavernario que llevamos. Y que ya no necesitamos… o no siempre.
En tres experimentos se midieron niveles de prejuicio contra diversos grupos, desde inmigrantes y adictos a drogas hasta personas gordas. Cuando se aplicó una vacuna contra la influenza y además se dio una explicación acerca de su efectividad, quienes se sintieron más protegidos por la vacuna mostraron prejuicios atenuados.
En otro se probó la eficacia de desinfectarse manos y teclado de computadora pública. “Como era de esperar, entre quienes no se desinfectaron las manos la aversión a los gérmenes se correlacionó de forma positiva con la aversión a grupos estigmatizados”.
El estudio reúne por primera vez psicología evolutiva, psicología cognitiva y salud pública. Dicen los autores que una intervención en la salud, como vacunarse o lavarse las manos puede ser “un tratamiento moderno para una calamidad antigua”.
Más información: Julie Huang, julie.huang@rotman.utoronto.ca.
Los videojuegos violentos alteran más a hombres
Hombres adultos jóvenes mostraron cambios en regiones cerebrales asociadas con funciones cognitivas y control de emociones luego de una semana de enfrascarse en videojuegos violentos, según estudio de la Escuela de Medicina en la Universidad de Indiana presentado al congreso anual de la Radiological Society of North America.
Los investigadores de esa universidad han estudiado los efectos de la violencia en los medios por más de una década, y es la primera ocasión en que conducen un experimento que muestra correlación directa entre videojuegos violentos y cambios subsecuentes en regiones cerebrales como los mencionados.
“Hemos encontrado que adultos jóvenes mostraron menos activación en ciertas regiones frontales del cerebro luego de una semana de videojuegos en casa”, dice Yang Wang, investigador de la Universidad de Indiana. “Las regiones cerebrales afectadas son importantes para el control de las emociones y de la conducta agresiva”.
Hay pues un efecto de largo plazo en el funcionamiento cerebral. “Estos efectos se pueden mostrar como cambios de conducta luego de periodos largos de juego”, sostiene Wang.Para mejor control de los resultados, se proveyó de laptops a los jóvenes para que jugaran en su ambiente natural, en casa. Estudios previos se habían hecho dentro de un laboratorio.
Contacto: Mary L. Hardin, mhardin@iu.edu
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