Océano en luna de Saturno
columna: «se descubrió que...»
Enceladus, una pequeña luna de Saturno, se unió al grupo de Titán (el mayor) y Europa (de Júpiter) en que tiene un océano. A diferencia de Titán, con océanos de metano, el de Enceladus es de agua líquida. Se encuentra bajo una costra de 30 a 40 kilómetros de hielo, reportan en el último número de Science investigadores italianos y de Estados Unidos. El autor principal es Luciano Iess, de la Universidad La Sapienza, en Roma.
La nave espacial Cassini, en que colaboran NASA, Agencia Europea para el Espacio (ESA) y su similar italiana (ASI), en órbita de Saturno estudia sus anillos y satélites.
Entre los datos enviados por Cassini, con tres acercamientos a sólo 100 kilómetros de Enceladus, los investigadores observaron una notable asimetría en el campo gravitatorio del satélite.
Desde 2005, reporta el Caltech, las fotos enviadas a la Tierra mostraron fracturas en la capa de hielo, las llamadas “rayas de tigre”, y vapor de agua. “El tirón gravitatorio de un cuerpo planetario, como Enceladus, altera la órbita de una nave, si bien ligeramente” [tiene sólo 500 km de diámetro]. Al medir los efectos en las señales del orbitador Cassini al acercarse a Enceladus, “los científicos pudieron conocer el campo gravitatorio de esa luna y la distribución de su masa”. Esto les dio una idea de la estructura interna, dice David Stevenson, del Caltech: bajo el polo sur había un océano y era de agua.
“El rasgo clave en los datos gravitatorios fue la llamada anomalía de masa negativa. Dicho simplemente: existe esa anomalía cuando hay menos masa de la esperada en una región específica de un cuerpo esférico. Se conoce una depresión bajo el polo sur de Enceladus, y los científicos ya esperaban encontrar una anomalía de masa negativa. Sin embargo, fue una pizca más pequeña de la causada por la depresión. Entonces dices: ‘Ajá, se compensa en la profundidad’, comenta Stevenson”.
En la Tierra, el Everest produce una anomalía gravitatoria. Para sorpresa de los científicos no lo bastante grande. Se compensa por una baja densidad del terreno a decenas de kilómetros bajo la superficie. Lo contrario se observa en Enceladus.
La depresión en la superficie, que debía producir la señalada anomalía del campo gravitatorio, resultaba compensada por algo en las profundidades. Como las grietas superficiales, o rayas de tigre, producen rocío de agua, es posible que suba desde el océano interior, aunque los datos actuales no permiten asegurarlo. Pero sí confirman que, bajo decenas de kilómetros de hielo, en el polo sur de Enceladus hay un océano de agua líquida.
“Una sospecha es que las fracturas —todavía no por completo explicadas— conecten abajo con una parte de ese satélite donde fuerzas de marea lo calienten por flexión repetida a causa de su órbita excéntrica”, sigue Stevenson. Es como la varilla de lámina que doblamos varias veces para romperla: se calienta en la parte doblada. En una órbita muy alargada, como la de Enceladus, la fuerza gravitatoria de Saturno hace el mismo efecto. En la Tierra es la Luna quien produce las mareas con su atracción. A mayor excentricidad de la órbita, mayores las mareas y más calentamiento.
Es un modelo que deberá ser confirmado con mediciones más precisas, algunas en la superficie misma de Enceladus.
Terminator
¿Quiere asustarse con la próxima Guerra de las Máquinas? Ya hay una computadora enseñando a otras…
Por lo pronto, han comenzado a enseñar Pac-Man, aquel abuelo de los video-juegos, el de los niños que hoy son hombres cuarentones (y algunas niñas, pero, sin prohibición a unas ni aliento a otros, fue mayoritariamente un juego de niños… como buena parte de los video-juegos). El motivo lo dejo a las sociólogas y asociados.
“Investigadores de la Escuela para Ingeniería Eléctrica y Ciencia de la Computación, en la Washington State University, han desarrollado un método que permite a una computadora dar asistencia y enseñar habilidades a otra computadora…” Peor: la aprendiz sobrepasó a la enseñante. El artículo de Matthew Taylor lo publica Connection Science.
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