El sexo es mejor con amor
columna: «se descubrió que...»
La relación entre amor y sexo ha sido muy estudiada entre personas que se identifican a sí mismas como heterosexuales y en parejas de sexo opuesto. La Universidad George Mason y la de Indiana acaban de publicar en Archives of Sexual Behavior el estudio: “Sexual Health in Gay and Bisexual Couples”, que, sostienen los autores, es el primero en describir la conducta sexual de los hombres que reportan estar enamorados de otro hombre.
Ahora que se discute en Estados Unidos la Defense of Marriage Act y el matrimonio entre personas del mismo sexo, los hallazgos de estas universidades “enfatizan la prevalencia (la proporción) y el valor de los sentimientos amorosos dentro de las relaciones del mismo sexo”, dice Joshua Rosenberger, investigador que encabeza el equipo.
Los resultados son (como era de esperar) que no hay mucha diferencia entre relaciones afectivas y sexuales con el sexo opuesto o con el mismo. A la vieja pregunta: ¿Qué tiene qué ver el amor con el sexo?, y las observaciones de que sin duda hay sexo sin amor y puede haber amor sin sexo, el estudio publicado responde que “casi todos (92.6 por ciento) los hombres cuya más reciente actividad sexual tuvo lugar con un compañero en relación fija, indicaron que estaban enamorados del compañero al momento en que tuvieron esa actividad sexual”.
Aquí sorprende más el número negativo: el casi 8 por ciento de quienes, comprometidos en una relación, ya no estaban enamorados durante el último acto sexual con el compañero. “Es la primera vez que un estudio ha descrito las conductas sexuales en que se involucran los hombres que reportan estar o no estar enamorados, durante un dado acto sexual, de su compañero del mismo sexo”.
Debby Herbenick, de la Universidad de Indiana, añade: “Esta investigación es importante a causa de los mitos y malentendidos que separan a hombres y amor, si bien la capacidad de amar y el deseo de ser amado en correspondencia es una capacidad humana y no está limitada por el sexo ni por la orientación sexual”.
Parece el descubrimiento del hilo blanco (el negro es más difícil ) para quienes damos por hecho que la duda misma es ridícula, pero no lo es cuando lee uno a los “sanadores” y hasta los correos que suscita el tema en una publicación con sección de comentarios en línea.
El estudio reunió datos de una encuesta por internet de la que se aislaron 25 mil hombres homo o bisexuales residentes en EU y que fueran miembros de redes en línea que facilitan interacciones sociales o sexuales con otros hombres.
“Dada la amplitud con que muchas investigaciones se enfocan en aspectos negativos de la conducta sexual entre hombres, en particular en su relación con la infección por VIH, estuvimos interesados en explorar el rol positivo del afecto, el amor en este caso, durante un evento sexual específico”, señala Rosenberger.
Además de ese alto porcentaje de enamorados que a la vez sentían enamorado a su compañero durante un acto sexual, destaca la edad: eso ocurrió con más frecuencia entre hombres de 30 a 39 años, edad en la que fue menor la incertidumbre acerca de si amaban al compañero o si éste los amaba. Y otro detalle: los hombres enamorados de su compañero sexual definieron con mayor probabilidad la experiencia sexual como extraordinariamente placentera.
Geranio —vs— VIH
Y ya que mencionamos la infección por VIH, un equipo científico del Helmholtz Zentrum en Múnich, Alemania, ha demostrado que el extracto de raíz de geranio (Pelargonium sidoides), la planta que todo mundo pone en su balcón, tiene un compuesto que evita la replicación del VIH, el virus que causa el sida.
El equipo encabezado por Markus Helfer, Ruth Brack-Werner y Philippe Schmitt-Kopplin publica en Plos One, doi:10.1371 cómo el extracto de geranio bloquea el virus invasor. El estudio todavía está en la etapa de ensayo con cultivo de células. Ya preparan las pruebas en humanos infectados. No será una alternativa, sino un complemento a la terapia triple, con función distinta y precio de herbolaria… o casi.
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