Vemos lo que deseamos ver
columna: «se descubrió que...»
Todos nos acusamos de lo mismo: ¡No eres imparcial! ¿No logras ver que X en la Presidencia nos llevaría al abismo? Y cada uno de nosotros pone en X el nombre que detesta y levanta furias de quienes ven a Y como lo peor. Otra argumentación viciosa que viene mucho este año es que si estamos contra X, necesariamente estamos con Y. Si pregunto dónde quedaron los fajos de dólares que vimos en TV embolsarse a René Bejarano, en automático soy un inmundo derechista, panista, reaccionario, enemigo del pueblo.
No se preocupen: es irremediable. Nuestro cerebro está hecho para encontrar significados. En la duela de mi baño hay una clarísima virgen de Guadalupe que he mostrado a algunos amigos. No, no: no he puesto veladoras. Pero la chorreada que hay bajo un puente de la carretera a Chapala ya hasta capilla tiene.
Un estudio de la Universidad de Pittsburgh y la Carnegie Mellon University pone orden en ese río revuelto donde hay desde conejos en la luna y águilas en las nubes hasta imágenes del mismísimo Señor Nuestro Jesucristo, Salvador, verdadero Dios y verdadero Hombre, en un vidrio meado por un perro callejero, perro que todos los vecinos conocen, sigue por allí, no lo arrebató un carro de fuego como a Elías y la imagen tardó en aparecer lo que tardó en secarse: un rostro de hombre barbado y pelilargo que ciertos ángulos de luz hacen ver en tornasol. No ocurrió en un pueblo mexicano, sino en Argentina. Y no menciono la foto que circula en Facebook de las ancas y lo demás de un perro para que no se enojen.
"Si estamos buscando un objeto particular, digamos un lápiz amarillo, en un escritorio atiborrado, ¿cómo trabaja nuestro cerebro para localizarlo visualmente?", es la pregunta central de un estudio publicado por el Journal of Neuroscience. "Hemos demostrado que la atención es un proceso en que hay un mapeo uno-a-uno entre la información que llega de los ojos a una primera zona del cerebro y de allí a otras regiones", dice Adam Greenberg, autor principal del estudio.
"El mecanismo demuestra que usted puede en verdad conducir el sistema visual, usted está guiando su propio sistema sensorial de forma inteligente (?) que facilita sus acciones en el mundo", añade Marlene Behrmann, experta en emplear imágenes cerebrales para estudiar el sistema visual. "Porque sabemos que el entrenamiento cambia la materia blanca del cerebro (produce conexiones, refuerza unas, suprime las no empleadas), sería posible, con entrenamiento, que la habilidad para filtrar información irrelevante o indeseada pudiera mejorarse", concluye Greenberg.
No sé usted, pero yo me hago varias preguntas: 1. ¿Quién es ese "usted" que puede dirigir el sistema visual? 2. ¿Quién define qué información es irrelevante o indeseada? La respuesta es otro usted. Es el meollo de las discusiones que ahora tenemos en México por las cercanas elecciones presidenciales.
Veamos un ejemplo: El director de una revista mensual puso en portada, hace seis años, una caricatura de LoLo en túnica blanca, manto rojo, sandalias de pobre y aureola luminosa de santo. Con esa imagen ilustró su expresión recién acuñada: el Mesías Tropical. Fue Enrique Krauze. Más detestado por los discípulos, imposible: dio en el clavo, fijó una imagen, le puso dos palabras sencillas, sustantivo y adjetivo, y soltó la bola de nieve que dio en el blanco. Lo odian más que otros que hemos sido menos eficaces por rolleros. Dos buenas palabras son más eficaces que un artículo de 4,500 caracteres.¿Por qué ahora los discípulos del Mesías Tropical citan al mismo Enrique Krauze, director de Letras Libres, para probar que LoLo ha resucitado como brand new Lázaro? Porque dijo en una entrevista ante micrófonos peje-adictos que "Podría votar por López Obrador". Claro que puede. Y yo también. Y todo elector con su credencial en orden puede. "Bienaventurados aquellos que no os entusiasmáis con señales de triunfo cercano ni buscáis recónditos augurios en las entrañas de las aves ni en frases sibilinas, porque seréis la muralla que no pasarán los viejos priistas, hijos de Echeverría…"
Los teólogos llaman a eso restricción mental. La justifican cuando evita un mal mayor. Podría ser el caso.
Contacto: Shilo Rea.
Maravillas y misterios de la física cuántica, Cal y Arena 2010.
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