Parir con dolor fue el precio del cerebro

publicado el 05 de junio de 2011 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Y parirás con dolor" es el castigo del terrible dios bíblico cuando descubre que sus hijos pequeños dieron una mordida a las galletas prohibidas. "Saldré un momento", díjoles, "y podréis comer de cuanto queráis (siempre habla en vosotros), excepto de estas galleticas". Luego fue y se escondió y los niños lo primero que hicieron fue probar las galletas. "¡Os acabo de pillar, so bellacos malandrines!" Los hombres ganarían el pan con el sudor de su frente y las mujeres parirían con dolor, retumbó por el universo.

Si observamos al resto de los seres vivos, durante el parto las hembras no dan muestra de dolor: los perritos se van escurriendo fuera de la perra sin esfuerzo, la cebra cae de la madre que pasta de pie. ¿Por qué están nuestras mujeres condenadas a parir con dolor? Debemos encontrar otra explicación que no sea un castigo heredado de generación en generación. Hace mucho que las deudas no se heredan.

La respuesta es: nos creció de más la cabeza y el paso entre los huesos ilíacos, sacro y sínfisis del pubis exige dos cosas: que nazcamos antes de tiempo y que la mujer haga un doloroso esfuerzo para que la cabeza pase por donde no cabe muy bien.

Para eso la evolución hizo dos cosas: primero, plegó la corteza cerebral de los humanos de tal forma que haya una mayor cantidad de corteza apretada dentro del cráneo: un pañuelo arrugado ocupa menos espacio que extendido, y luego, cuando el cerebro creció aún más y el cráneo debió ser más grande, mató de dolor a las mujeres que parían a tiempo: cuando la cabeza ya no cabe por más esfuerzos que se hagan. Madre y producto morían. Muestra de Su infinita bondad.

Pero no si una mujer paría antes de tiempo. Esto es, la evolución nos hizo neoténicos, como la salamandra que llamamos ajolote (Ambystoma mexicanum) y se reproduce sin alcanzar la madurez. En otras salamandras ocurre el paso de larva a adulto porque la glándula tiroides secreta la hormona tirotrofina. Así les crecen patas, respiran aire y salen del agua, como los renacuajos que se vuelven ranas. Pero el A. mexicanum no completa su metamorfosis y se reproduce y muere en el agua. Experimentos con la hormona mencionada han creado salamandras terrestres que no existen en la naturaleza.

Un equipo científico de Yale, en EU, y de Turquía, ha descubierto que las circunvoluciones del cerebro humano, necesarias para empaquetar más corteza en menos espacio, se deben a una ligera variación de un solo gen. Uno, uno solo. Encontraron un turco cuyo cerebro era liso, como el de otros mamíferos. Los pliegues de la corteza cerebral no aparecen hasta los delfines y los monos.

El análisis genético del turco reveló que tenía borradas dos letras en un único gen, dos de entre los tres mil millones del genoma humano. Recordemos que llamamos letra a cada una de las cuatro bases del ADN: adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C), cuya estructura en escalera de albañil retorcida fue descubierta en 1953 por James Watson y Francis Crick. "Se encontraron variaciones similares del mismo gen, llamado laminin gamma3 (LAMC3), en otros dos pacientes con similares anormalidades": falta de circunvoluciones de la corteza cerebral.

Otra sorpresa fue que ese mismo gen sí está presente en organismos de cerebro liso. Así que "de alguna manera con el tiempo evolucionó para adquirir nuevas funciones". La principal, el plegado de la corteza en circunvoluciones que amplían el área sin aumentar el tamaño del cráneo.

La nota aparece en Nature Genetics del 15 de mayo.

Contacto: Bill Hathaway, william.hathaway@yale.edu

¿Y por qué los mamíferos desarrollamos cerebros mayores que otros animales? Un equipo encabezado por Tim Rowe, de la Universidad de Texas en Austin, estudió un fósil descubierto por Zhe-Xi Luo, del Museo Carnegie de Historia Natural: un pequeño mamífero del Jurásico que pesaba sólo dos gramos, pero tenía un cráneo muy grande comparado con su minúscula masa corporal. Era el tiempo de los dinosaurios y la catástrofe yucateca que los extinguió no acabó con especies pequeñas que pudieron sobrevivir del poco alimento que la noche de polvo y cenizas extendió por el planeta entero. Otro es el Morganuocodon, ambos de hace 190 millones de años. El equipo reconstruyó sus cerebros con tomografía computarizada.

"Nuestro nuevo estudio muestra claramente que la parte olfatoria del cerebro y la que conecta a las sensaciones de tacto a través del pelo estaban agrandadas en estos mamíferos primitivos", dice Luo. "Un sofisticado sentido del olfato y del tacto pudieron ser cruciales para que los mamíferos sobrevivieran y aun prosperaran en la parte más temprana de nuestra historia evolutiva"... Nuestros tatarabuelos...

El estudio viene en Science del 20 de mayo.

DE: Taza de café, copa de vino, botella de tequila, costal de cemento, plato de mole, cartón de cerveza y así vaso de agua: todo lo que está lleno se expresa en español, hace mil años, con la preposición DE. Maravillas y misterios de la física cuántica, Cal y Arena 2010.

 

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