La migración laboral esparce el sida
columna: «se descubrió que...»
En México tenemos algunos datos acerca de la infección de nuestros migrantes a Estados Unidos con VIH, el virus del sida. Fue el turismo en ambos sentidos, una de las vías de dispersión al inicio de nuestra pandemia, como lo fue respecto de la mundial, originada en África. Un reporte de la Universidad Brown publicado en AIDS ofrece datos mucho más precisos.
Con los datos recogidos entre unos 500 hombres y mujeres, investigadores de la Universidad Brown, la Harvard Medical School y el Imperial College London crearon un modelo matemático que muestra el gran papel jugado por la migración de trabajadores sudafricanos en la dispersión del VIH. La migración incrementa la conducta sexual de alto riesgo y así contribuye a que Sudáfrica tenga una de las tasas mundiales más altas en infección por VIH. Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para VIH/SIDA (UNAIDS) durante 2005 ocurrieron unas mil muertes diarias por sida en Sudáfrica. La investigación tiene particular importancia para México porque muchas de las condiciones sudafricanas se repiten en nuestros migrantes: la principal, que al alejarse de su familia incurren en prácticas de alto riesgo tanto al buscar prostitutas heterosexuales como al prostituirse entre homosexuales para allegarse otros ingresos económicos.
"La epidemia de sida en Sudáfrica es devastadora, y la migración de trabajadores jugó un papel increíblemente importante", dice Mark Lurie, uno de los investigadores de Brown. "Nuestros hallazgos tienen implicaciones en la política de otros países con altas tasas de movimiento poblacional. Países como India y China podrían ver una elevación de las tasas de VIH a menos de que hagan esfuerzos apropiados de prevención entre sus migrantes y sus parejas sexuales".
Lurie es nativo de Sudáfrica y epidemiólogo social. Por más de una década ha estudiado la transmisión del VIH en su país, con particular interés en los millones de trabajadores migrantes, nacionales y extranjeros, que circulan en las nueve provincias de Sudáfrica.
El movimiento migrante es circular, explica Lurie. Para ganarse la vida, muchos sudafricanos, en su mayoría hombres jóvenes, dejan sus hogares rurales para trabajar en fábricas urbanas o pueblos mineros, y regresan a sus pueblos unas pocas veces al año. Luego de visitar a sus familias –y reunirse con sus esposas– vuelven a escarbar en busca de oro o titanio, a hacer papel o aluminio. Esa migración aumentó con el fin del apartheid, cuando las restricciones para viajar se levantaron para millones de sudafricanos negros.
Entre octubre de 1998 y noviembre de 2000, Lurie y su equipo estudiaron un total de 488 migrantes y no-migrantes hombres y mujeres, de entre quienes levantaron varios datos biológicos y conductuales, entre ellos estatus de VIH, número de parejas sexuales y uso de condón. Con esos datos estudiaron cómo la migración ayudó a dispersar el VIH.
El equipo creó un modelo matemático para analizar sus datos y descubrió que sin migración –y por tanto sin incremento de sexo inseguro inducido por la migración– la presencia de VIH era de 5 por ciento. Por el contrario, los datos de Lurie mostraron que el VIH se encontraba entre el 26 por ciento de los hombres migrantes y 21 por ciento de sus cónyuges. De donde se concluye que la infección no se transmite en todos y cada uno de los casos en que hay un contacto sexual con una persona infectada.
"Nuestro modelo mostró que la migración influye determinantemente la dispersión del VIH porque incrementa la conducta sexual de alto riesgo", dice Lurie. "Entre hombres migrantes fue cuatro veces mayor la probabilidad de tener una pareja sexual casual que entre los hombres no-migrantes". El regreso de los trabajadores migrantes fue un importante factor de riesgo respecto de encontrar VIH en zonas rurales. Aunque esta información llega demasiado tarde para detener la epidemia en Sudáfrica, provee un aviso a países con alta movilidad social. Y México es uno.
Gracias a Bertrand de la Grange encuentro este informe en el mismo sentido: Tras las intervenciones "internacionalistas" del gobierno cubano en África, particularmente en Angola. "Entre los militares que regresaban de África a mediados de la década 80, se detectaron los primeros casos en Cuba de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)".
Abra la nota completa sobre el caso cubano.
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