El sagrado derecho a la puñeta
columna: «la calle»
Usted, padre de familia, ¿qué respondería a su hijo de 15 años? Muchos darían un bofetón, otros sermonearían con supuestos falsos, pero en boga durante el siglo XIX: "Los que hacen eso, hijo mío, se vuelven locos." Y el muchacho concluye que por eso todos los adultos le parecen locos: todos lo han hecho. Pero, lo cierto es que ni el hijo pregunta ni el padre quiere oír tal pregunta ni, enfrentado al hecho, sabe qué responder. De ahí que los gritos en torno a que el libro de biología trate, somera y respetuosamente, la sexualidad humana, sean pura y simplemente farisaicos: el derecho paterno a educar sexualmente a los hijos... no se ejerce nunca o casi nunca.
Una diputada panista, anónima aunque recordara su nombre, especie de Martí Batres del PAN, se horroriza de que los libros de texto mencionen escasamente un tema del que los jóvenes de hoy le podrían dar clases. No es que el libro informe de lo que no saben, sino que forma al mostrar que la sexualidad es un tema como cualquier otro y no sólo fuente de cuchicheos y risillas. Que la educación sexual debe estar a cargo de los padres, dicen voces surgidas hace 150 años. Pretenden ignorar el hecho de que los padres o madres que se atreven a mencionar siquiera el punto se cuentan de a pocos por millón. Así que los hombres y mujeres recibimos nuestros primeros informes sexuales de otros niños.
En primaria, un niño que se quiso pasar de vivo, preguntó a otro: ¿Cuántos son tú y tus hermanos? "Somos cinco", respondió. A lo que soltó una risa pícara: Pues a tu mamá se la han cogido cinco veces... ja, ja, ja. "Pues... yo creo que más...", dijo. Ya imaginaba que no se tenía un niño por cada coito. Sin poderlo explicar, le parecía evidente.
A una amiga perredista, cardenista furibunda, malhablada, que siempre se está diciendo puta, un día le preguntó su hija adolescente: "Mamá, ¿a qué edad tuviste tu primera relación sexual?". A lo que respondió con expresión casta: "Yo he tenido dos en toda mi vida: con la me embaracé de ti y con la que me embaracé de tu hermana". La jovencita se rió y la madre también. Sus amigos más: soltamos la carcajada cuando nos lo contó. Una familia muy alivianada, excepcional... sí, pero no respondió a la pregunta, aunque la echara a broma. Luego, por supuesto, las dotó de sus pastillas y condones. Una en un millón. O, digamos, una en diez mil.
Un anuncio inspirado en "Y con tu mamá también": se ven de espaldas dos jovencitos delgados, en traje de baño, sentados en dos trampolines. Por la acción de las manos derechas se están haciendo un puñetón. Con la agitación de la mano, los trampolines de bambolean. Escena de frente: están agitando unas cajitas de no sé qué pastillas. Cualquier muchacho soltará la carcajada... si está con sus amigos, y se contendrá si están con sus padres. Los padres estarán incómodos. ¿Cuántas madres explican a sus niñas de 11 años que les saldrá una poca de sangre en cualquier momento? Una en diez mil. Se informan por sus amiguitas, y lo saben mal, quizá aterrador. A muchas, cuando preguntan, las regañan: fastidio evidente de la madre.
A otras les pudo haber ocurrido lo que a Carrie: que cuando les viene su primera menstruación creen que van a morir porque se están desangrando. Las madres raras veces intentan prevenirlas y más raras tienen una explicación clara, directa y cierta. Infinidad de mujeres adultas, madres de familia, no saben explicar la menstruación. Menos aún pueden informar a sus hijas. Confían en el "ya sabrá".
En fin, el tema es tan ridículo que da flojera escribir de eso. ¿Es la Tierra redonda? ¿Se mueve?
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Consejos al príncipe. "Así, declaro que las armas o tropas con que un príncipe defiende sus estados han de ser o propias, o mercenarias, o auxiliares, o mixtas.
"Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas, y quien funde un Estado en fuerzas mercenarias nunca estará firme ni seguro, porque tropas tales son desunidas, ambiciosas, indisciplinadas, desleales, arrogantes entre los amigos y cobardes con los enemigos (...) Los capitanes mercenarios, o son hombres excelentes o no lo son. Si lo son, no cabe fiarse de ellos, porque siempre aspirarán a su propia grandeza...".
Hace 500 años ya había previsto Maquiavelo en El Príncipe lo que ocurre con los priistas que buscan chamba en el PRD.
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