Sentimos lo que no ha ocurrido todavía
columna: «se descubrió que...»
Una de las preguntas más difíciles de responder en las neurociencias es la que se refiere a cómo el cerebro convierte las sensaciones captadas por los sentidos en experiencias perceptuales. Cómo transforma unas líneas, colores, sonidos y olores en "mi perro pide caricias en la cabeza". Muchos neurocientíficos suponen que las percepciones surgen en las diversas áreas de la corteza sensorial, que son las áreas del cerebro donde primero se procesa la información transmitida por los órganos de los sentidos.
Pero en la simple percepción de un tacto pueden intervenir no únicamente los receptores de la piel y la corteza sensorial, sino la memoria, la atención y la expectativa de recibirlo. Los investigadores Ranulfo Romo y Víctor de la Fuente, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, encontraron que las percepciones de tactos en monos coinciden con actividad en el lóbulo frontal, como era de suponer. No obstante, sus investigaciones para el Howard Hughes Medical Institute demuestran que también pueden contribuir a la percepción otras regiones del cerebro. Aparecerán en el número de diciembre de Nature Neuroscience, aunque ya están en línea.
Un estímulo táctil en la piel dispara un impulso nervioso que viaja a la corteza somatosensorial, en lo alto del cerebro, como era sabido; pero la información luego prosigue hacia otras partes del cerebro en las que puede producir memorias, decisiones y respuestas motrices.
Para explorar estas regiones cerebrales que contribuyen a la percepción sensorial, Romo y de la Fuente analizaron la actividad neural en monos macacos. Tocaron las yemas de sus dedos con un estímulo no doloroso, un objeto que en ocasiones vibraba y en otras no. La intensidad de la vibración variaba, así que a veces los monos podían fácilmente distinguir el estímulo y en otras no era suficiente. Los monos fueron entrenados para avisar si el objeto vibraba o estaba inmóvil. Se les recompensaba cuando daban la respuesta correcta.
Con sorpresa, las científicos de la UNAM descubrieron que las neuronas correspondientes se disparaban según la intensidad del estímulo, ya fuera que los monos respondieran conscientemente al estímulo o no; dicho de otra manera: sintieran o no los monos el estímulo (lo cual se sabía por su respuesta a los investigadores), las neuronas se disparaban. El significado es que, aun lo que no percibimos con la conciencia produce respuestas neurales.
¿Estamos ante las primeras mediciones objetivas de estímulos subliminales? ¿Ante el equipo neural del subconsciente? Los investigadores no lo dicen así, pero no es una inferencia tan fuera de lugar.
Romo y de la Fuente encontraron actividad neuronal no sólo en la corteza específica del tacto, sino en la corteza media premotriz (MPC), una región del lóbulo frontal que se conoce por su participación en la toma de decisiones a partir de la información sensorial. Esta actividad refleja las respuestas subjetivas de los monos al estímulo aplicado. Las neuronas MPC responden con todo-o-nada; se disparan cuando los monos avisan que hay vibración (aun cuando se equivoquen y no la haya), y no se disparan cuando el mono piensa que no hay vibraciones (aun cuando en realidad sí las haya).
Es más, los investigadores encontraron que la estimulación de esa región cerebral (MPC) podía percibirse como vibración en los monos, hubiera o no el estímulo adecuado. Romo y de la Fuente también encontraron que las neuronas de la región MPC comienzan a disparar antes que el estímulo toque los dedos de los monos. Romo supone que esto ocurre porque el mono está esperando el estímulo y las neuronas disparan con anticipación.
"Pienso que no sentimos con nuestra corteza sensorial", dice Romo. Las percepciones más bien surgen en áreas cerebrales de nivel superior a partir de una combinación de sensación, atención y expectación. "La representación sensorial sólo confirma algo que ya habías pensado".
Aterrador si pensamos en las consecuencias para nuestra noción de objetividad: sentimos lo que no ha ocurrido, podemos no sentir lo que sí ocurre y sentir lo que no ocurre... Y con tan pobre equipo, como lo es nuestro cerebro, aunque también sea maravilloso, ¿podremos responder qué es la materia, el espacio, el tiempo, la conciencia? Quizá el universo es a nosotros lo que un CD con grabación digital es a un perro, por muy inteligente que sea el perro.
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