Linchamiento y pena de muerte se correlacionan
columna: «se descubrió que...»
Los estados de la Unión Americana donde más linchamientos ocurren son también aquellos donde más se aplica la pena de muerte. Al parecer la legalidad refleja la ilegalidad y comprueba, una vez más, que los gobernantes llegan al poder con mentalidades similares a las de sus conciudadanos.
Investigadores de la Ohio State University encontraron que el mayor número de sentencias de muerte contra criminales tiende a darse en estados que han tenido mayor número de linchamientos en el pasado. Tanto en criminales blancos como negros, los estados con historial de linchamientos aplicaron con más frecuencia la sentencia de muerte; pero la correlación fue mayor todavía cuando solamente se analizaron las sentencias contra negros.
Los resultados pueden asombrar a mucha gente, pero no a los sociólogos que estudian los aspectos raciales de la pena de muerte, dice David Jacobs, co-autor del estudio.
"Nuestros resultados sugieren que la pena de muerte se ha vuelto una especie de reemplazo legal para los linchamientos del pasado", afirma. "Esto no ha sido hecho abiertamente y es posible que nadie haya tomado conscientemente tal decisión. Pero los resultados muestran una conexión clara."
Los hallazgos de otro estudio refuerzan esta idea. Muestran que el número de sentencias de muerte en estados con el peor historial de linchamiento se incrementan conforme la población negra se vuelve más amplia. Creen los investigadores que esto ocurre porque, conforme su número se incrementa, los negros son vistos por la mayoría blanca como una amenaza creciente.
El estudio, realizado en la Universidad de Nevada en Las Vegas, fue conducido por el mismo Jacobs con Jason Carmichael y Stephanie Kent. Los resultados aparecen en el último número de la American Sociological Review.
Para el estudio, los investigadores examinaron el número de sentencias a muerte ejecutadas en cada uno de los 48 estados continentales durante 1971-72, 1981-82 y 1991-92. Computaron las tasas de linchamiento con los datos de 1889 a 1931 provistos por la National Association for the Advancement of Colored People. Emplearon una técnica estadística que les permitió tomar en cuenta el hecho de que la pena de muerte no es legal en todos los estados y, aun cuando sea legal, no siempre es empleada.
También tomaron en cuenta una amplia variedad de factores que afectan el número de sentencias de muerte dadas en un estado, tales como el crimen promedio y las tasas de homicidio, las tasas de desempleo y la membrecía de iglesias fundamentalistas.
Para confirmar sus hallazgos, los investigadores repitieron los análisis usando un conjunto de datos distintos y quizá más confiables acerca del número de linchamientos ocurridos en diez estados sureños.
En ambos casos, los hallazgos mostraron una clara relación entre el número de linchamientos, la proporción de población negra en los estados, y el número de sentencias de muerte. "Encontramos que los actos violentos en el pasado distante todavía parecen estar relacionados con las actuales decisiones legales acerca de quién vivirá y quién morirá", dice Jacobs
¿Por qué el número de sentencias de muerte se incrementa para los criminales blancos tanto como para los negros en estados con historial de linchamiento? "Si hubiera una clara discriminación contra los negros en las sentencias de muerte, la Suprema Corte podría otra vez legislar que la pena de muerte es inconstitucional", dice Jacobs. "Así pues puede haber un esfuerzo por no discriminar al imponer la pena de muerte. Mientras la conexión entre linchamientos y sentencias a muerte muestra mayor fuerza cuando sólo se consideran las sentencias a negros, la conexión entre linchamientos en el pasado y penas de muerte contemporáneas se observa tanto para negros como para blancos".
Como ya se dijo, las sentencias de muerte se incrementan en estados donde crece la población negra. Pero el número comienza a bajar una vez que la población negra alcanza un umbral de entre 20 y 22 por ciento.
"Probablemente a ese nivel los negros tienen suficientes votos e influencia política dentro de los estados para reducir el número de sentencias de muerte", dice Jacobs.
"Los hechos históricos continúan influyendo la conducta de importantes instituciones sociales. Pero el punto principal es que nuestros descubrimientos no apoyan la afirmación de que la pena de muerte se aplica de manera ciega al color." Contacto: Jeff Grabmeier.
Pekín
La capital de china en español se llama Pekín, en italiano y griego Pekino, en chino como ellos quieran. Cada idioma adapta los nombres extranjeros a su fonética. Los chinos llaman Meg-si-co a México y no nos ofendemos.
(Esta columna no aparecerá las próximas dos semanas)
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