No somos tan parecidos al chimpancé
columna: «se descubrió que...»
La noticia que circula por el mundo entero se ha leído al revés: no es que apenas nos estemos enterando de nuestra cercanía genética con el primo chimpancé, y sea de 96 por ciento, sino que se creía que andaba por más de 98 por ciento de los genes. En comentario de Elizabeth Culotta (sic), ScienceNow cita ampliamente el reporte de Nature aparecido este 1 de septiembre, y dice que los hallazgos ahora mundialmente difundidos provienen de alinear y comparar un borrador aproximado del genoma del chimpancé —anunciado, pero no publicado, en 2003— con el genoma humano.
Uno de los más notorios resultados, cuyo reporte ofrece el Chimpanzee Sequencing and Analysis Consortium en Nature, confirma la con frecuencia citada estadística, según la cual en promedio sólo un 1.23 por ciento de las bases de nucleótidos (las "letras" en que se expresa el genoma) difiere entre chimps y humanos. Esto confirma lo que desde tiempo atrás se sabe, que tenemos en común el 98.77 del genoma. Pero otros tipos de variaciones en el genoma, y no sólo la secuencia de sus "letras", aunque no menos importantes, han cambiado notablemente el panorama de los linajes de humanos y chimpancés desde que comenzaron a ser diferentes hace unos 6 millones de años. Dicho de otra manera: si nos remontamos en nuestro árbol genealógico, abuelos, bisabuelos, etcétera, 6 millones de años, encontraremos un ancestro de todos los humanos... y de todos los chimpancés. Un abuelo común. Lo cual también era ya sabido.
En cambio, son novedad ciertas duplicaciones de segmentos del ADN localizadas en regiones llamadas inserciones, y estas duplicaciones contribuyen con más diferencias genéticas que el análisis de las bases del ADN, señala Evan Eichler, del Howard Hughes Institute en la Universidad de Washington en Seattle, quien condujo el equipo. Los libros de texto señalan una diferencia de 1.2 por ciento entre humano y chimpancé, "Pero nuestros datos acerca de estas duplicaciones muestran un 2.7 de diferencia, base por base, entre chimps y humanos", señala Eichler en nota aparte del Howard Hughes Medical Institute.
Las duplicaciones de extensos segmentos del ADN ocurren durante la producción de espermatozoides o de óvulos a causa de una predisposición de algunos sitios a lo largo de los cromosomas para sufrir rupturas y reacomodos, explica Eichler. Estas duplicaciones son evolutivamente importantes porque dan lugar a copias extra de genes que permiten a la evolución "experimentar" más libremente con mutaciones que den origen a nuevos rasgos, señala el mismo investigador. Sin embargo, también pueden conducir a enfermedades genéticas.
Eichler y sus colegas en Seattle colaboraron con investigadores de la Universidad de Bari, en Italia, del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology y otras instituciones. Así pues, ¿qué cambios nos hacen humanos? Muchas de estas inserciones contienen duplicaciones de genes, las cuales en otros organismos han alentado novedades durante la evolución, pues permiten que una copia de un gen se adapte a una nueva función sin destruir el original. Como quien dice, por si no resulta la novedad, se guardó la versión antigua. Será muy excitante ver cuántos de tales cambios hicieron realmente una diferencia en nuestra propia evolución, señala otro investigador.
En diferente artículo, Nature trata la actual controversia acerca de si el cromosoma Y humano (el que distingue a los hombres de las mujeres), desaparecerá dentro de unos 10 millones de años. Al comparar los cromosomas Y de chimpancés y humanos, el genetista David Page, del Whitehead Institute en Cambridge, Massachusetts, y sus colegas, encontraron que si bien el chimpancé ha perdido un número de genes en su cromosoma Y, el cromosoma Y humano no ha perdido un gen en 6 millones de años. "Parece que se desvanece la hipótesis de que se desvanece el Y", dice el genetista Andrew Clark, de Cornell University en Ithaca, Nueva York.
Esta primera comparación de los genomas de chimpancés y humanos no revela todavía un tipo de gen que definitivamente nos señale como distintos a los monos. Pero los expertos predicen que otras comparaciones de ambos genomas revelarán muchos más secretos en años próximos. "Es maravilloso tener el genoma del chimp", dice el genetista Mark Adams de la Case Western Reserve University en Cleveland, Ohio. "Este es el material crudo... para calcular lo que nos hace únicos."
Contacto en el Howard Hughes Medical Institute, Jim Keeley.
Un vaso de agua
La preposición "de" tiene veintisiete significados en el Diccionario de la Real Academia (DRAE). El principal es pertenencia o posesión: "Vaso DE María" es el que le pertenece a María; el número 4 es: "Sirve para denotar la materia de que está hecha una cosa. El vaso DE plata; el vestido DE seda". El numerado con 5 dice, textualmente: "Señala lo contenido en una cosa. Un vaso DE agua; un plato DE asado." Eso dice la Real Academia, realzando "DE" con mayúsculas. Como botella DE tequila, copa DE vino, jarro DE atole, taza DE café, taza DE harina, taza DE leche, costal DE tierra, bulto DE cemento: son contenidos.
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