El cometa Tempel 1 está brillando con rayos X
columna: «se descubrió que...»
Empleando el satélite Swift de la NASA, especial para observaciones en el rango de los rayos X, los científicos que estudian el impacto de la sonda perforadora Deep Impact contra el cometa Tempel 1, han observado que éste se vuelve más y más brillante cada día en luz de rayos X. Esta radiación provee mediciones directas de cuánto material lanzó el choque. Es así porque los rayos X se crean en el material recién liberado, presente en la tenue atmósfera del cometa (su cola, cabellera o coma), al ser iluminado por viento solar de alta energía. Se llama viento solar a partículas subatómicas producidas por las reacciones nucleares del Sol y emitidas en todas direcciones.
Los datos del Swift en cuanto a evaporación de agua en el cometa Tempel 1 también podrían ilustrar cómo el viento solar arranca agua, lo cual pudo haber ocurrido en Marte, ahora seco, pero con evidencias ya indudables de agua líquida en sistemas hidrológicos aún visibles.
Basándose en las observaciones actuales, se estima que fueron lanzadas a la cola del cometa varias decenas de miles de toneladas de material. "Suficiente para cubrir un gran estadio de futbol con tres metros de polvo", dicen científicos del Swift en la Universidad de Leicester. Como el material arrojado está todavía pasando a la cola del cometa, se espera que la brillantez en rayos X alcance su máximo hoy domingo.
El 4 de julio, como estaba previsto, la misión Deep Impact realizó su propósito principal: producir un cráter en el cometa Tempel 1. Tres cámaras enviaron imágenes a la Tierra, dos en la nave madre, que siguió su curso sobrevolando el cometa, y otra en la sonda perforadora que se desprendió un día antes, el 3, para estrellarse en la superficie del Tempel 1 y penetrar hasta el material "prístino", esto es, intacto desde la formación del sistema solar.
En Pasadena, California, reporta Peter Schultz, uno de los científicos a cargo de la misión: "Nuestro experimento de hacer un cráter resultó muy bien". Todos los pasos se ejecutaron como estaba previsto y el cometa ha dado muchas sorpresas. Una de ellas fue su forma, menos parecida a una papa alargada y más a un bísquet.
Otra es su gran cantidad de cráteres, al parecer producidos por impactos.
La misión no terminó con el impacto de la sonda. Mientras se alejaba del cometa, la nave giró sus cámaras para seguir fotografiando el cometa hasta el pasado 7 de julio, 60 horas después del impacto.
Dos exhaustos miembros del equipo dieron a la prensa sus primeras impresiones acerca de las imágenes y datos. Es notable, en primer término, el mucho relieve topográfico de Tempel 1, en abierto desacuerdo con la idea de los cometas como "una bola de nieve sucia". El choque produjo su propia luz para las fotografías.
Una llamarada similar había sido vista en los experimentos previos, realizados en tierra, con los que se diseñó la secuencia fotográfica. Con esa previsión, se instruyó a las cámaras para que tomaran 20 fotografías por segundo. La llamarada se capta en sólo una de las fotos, lo cual significa que duró su resplandor menos de 50 milésimas de segundo.
Luego se levantó una pluma de material del cometa, las fotos la muestran mientras crece a partir del punto de impacto.
El retraso en varias tomas hace pensar a Schultz que el cometa tiene una estructura de capas: "Supongo que hubo una superficie suave encima, el impactor siguió hacia abajo hasta hacer contacto con hielos".
La vaporización de esos hielos fue lo que posiblemente produjo la pluma. Tomará al menos una semana el procesamiento de las imágenes.
El problema ahora es esa pluma de polvo luminoso: para ver el cráter producido por el impacto es necesario restarlo de la foto.
"Lo podremos encontrar más fácilmente (el cráter bajo el resplandor) empleando el espectrómetro infrarrojo y buscando diferencias de temperatura. Es un procedimiento muy complicado".
Deep Impact (Impacto Profundo) es parte de una serie de misiones de bajo costo con las que la NASA espera aumentar nuestro conocimiento de cómo se formó el sistema solar. Puesto que los cometas, según se piensa, son los residuos del material estelar que por gravitación se concentró hasta formar el Sol y los planetas, estudiarlos es equivalente a la geología.
Así como perforar el suelo nos habla del pasado terrestre, hacer lo mismo en un cometa produce información de otra manera inaccesible. Fueron cinco los objetivos específicos de la misión:
- Golpear el cometa con una sonda de impacto que perfore la superficie.
- Observar cómo se forma el cráter (ese cómo dice mucho sobre los materiales impactados.)
- Medir la profundidad y el diámetro del cráter (lo cual aporta más información sobre la composición del cometa.)
- Medir la composición del interior del cráter y del material arrojado.
- Determinar cómo la salida de gases desde el cometa, que forman la "cabellera" o "coma", cambia después del impacto. El primer objetivo fue cumplido con exactitud el día en que los Estados Unidos celebran su independencia. El último se está observando desde el jueves: aumenta la luz en el rango de los rayos X.
Otros datos: lanzamiento: 12 de enero de este año desde el Centro Espacial Kennedy (Cabo Cañaveral, Florida) en un cohete Delta II. Separación de la sonda de impacto: 6:00 UTC del 3 de julio (11 pm del 2, tiempo central de México). Choque: 5:50 del 4 de julio (11:50 pm del 3, tiempo central de México). Velocidad de aproximación de la sonda: 10.2 kilómetros por segundo. Mayor aproximación de la nave madre: 500 kilómetros. Fin de la misión: 3 de agosto de 2005.
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