La Isla de Pascua fue un paraíso

publicado el 12 de junio de 2005 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

La Isla de Pascua, famosa por sus extrañas estatuas, casi idénticas, de rasgos estilizados y nariz respingona, no tenía cuando su descubrimiento el día de Pascua de 1722, sino plantas pegadas al suelo. Un caso raro porque es parte de la Polinesia, el conjunto de islas del Pacífico que se extiende por un área mayor que Estados Unidos y se caracteriza por su esplendorosa vegetación: palmas, árboles, lianas, cascaditas, arroyos de montaña... el paraíso. Los ejemplos más conocidos son Tahití y las Hawai.

La Isla de Pascua está en el fin del mundo: a 3 mil 600 kilómetros de la costa chilena y a dos mil de la isla más cercana. Los primeros viajeros europeos no encontraron sino unos pocos miles de habitantes que sobrevivían con enorme dificultad, ayudando su dieta con canibalismo.

El "misterio de la Isla de Pascua" fueron varios centenares de estatuas, hasta con 25 metros de alto (como un moderno edificio de cinco pisos) y 270 toneladas de peso, todas ellas talladas en un solo monolito (con excepción de las que, además, tienen en la cabeza una especie de sombrero de piedra rojiza), y todas ellas tiradas en el suelo, algunas con evidencias de haber sido deliberadamente quebradas. De entre todas, 397 se encuentran en torno a un cráter de poca altura y 500 metros de diámetro. "Los restos de un camino de transporte pueden distinguirse saliendo del cráter [...] Dispersadas a lo largo de los caminos, hay otras 97 estatuas más, como si las hubieran abandonado durante su transporte desde la cantera."

Por toda la costa de la isla se levantan unas 300 plataformas, de piedra amontonada y soportada por lajas de piedras mayores, que alguna vez tuvieron otras 393 estatuas "todas las cuales, hasta hace pocas décadas no estuvieron en pie, sino tiradas..." Otras se encuentran todavía en diversos grados de tallado, en la cantera. Resulta evidente que "tallar, transportar y levantar estatuas exigió muchos trabajadores especializados: ¿cómo fueron alimentados si la Isla de Pascua vista por Roggeveen [el holandés que la descubrió] no tenía animales nativos mayores que insectos, y ningún animal doméstico, salvo pollos? Una sociedad compleja debió existir para hacer la distribución de los recursos, con su cantera cerca del extremo este, la mejor piedra para hacer herramientas en el sudoeste, la mejor playa para pescar en el noroeste, y la mejor tierra de cultivo en el sur"? ¿Qué le ocurrió?

La respuesta más popular fue la de Erich von Daniken: los extraterrestres levantaron esas colosales estatuas. Pero las herramientas, de piedra más dura, aún están, abandonadas, en la cantera. Y los basureros con los desperdicios de la población demuestran a los arqueólogos la alimentación de los trabajadores. Han sido encontrados, además, ojos de coral blanco y pupilas de piedra roja que se montaban ocasionalmente en los agujeros para los ojos de las estatuas y "crean una mirada penetrante y ciega que resulta atemorizante de ver".

Miedo y religión

Todo demuestra que no fueron extraterrestres, sino humanos industriosos: en columnas de sedimento extraídas de pantanos, se ha localizado polen de especies hoy inexistentes en la isla; hay también cocos fosilizados que pertenecen a una palma enorme propia de Chile. Por último, de la lava se obtuvieron moldes que probaron, más allá de toda duda, que hubo palmas con troncos de dos metros de diámetro o más.

La historia reconstruida va así: una docena de clanes hizo las estatuas a lo largo de unos 500 años. Las transportaban sobre vías hechas de troncos, montadas en trineos también de troncos, atadas y tiradas por cuerdas hechas de corteza de árboles que fueron desapareciendo. Cada vez más zonas boscosas fueron abiertas al cultivo. La falta de árboles trajo falta de agua. El clima, más bien frío porque la isla está fuera de la zona tropical, hace lento el crecimiento de árboles, lenta su recuperación. El error que otras sociedades cometen, pero la naturaleza alivia con mejores condiciones climáticas y mejores suelos, fue fatal en un medio muy frágil. "Ninguna otra isla del Pacífico terminó sin un solo pájaro nativo". La destrucción del medio está entre las más extremas del mundo: todo el bosque desapareció, todas las especies de árboles fueron extinguidas.

El hambre trajo, como siempre, problemas políticos y revueltas populares. Ya no sólo se levantaban estatuas propias cada vez mayores, sino se derribaban las de los clanes contrarios. "El derribamiento de sus esculturas ancestrales por los isleños de Pascua, me recuerda a los rusos y rumanos derribando las estatuas de Stalin y Ceausescu [y de Lenin] cuando el colapso de sus gobiernos comunistas".

Líderes militares se levantaron contra los jefes y luego se sucedieron, de una revuelta en otra [¿suena conocido?] y desarrollaron una nueva religión. Pero ya era demasiado tarde: la catástrofe que en otra isla con mejor clima y menor fragilidad ecológica hubiera podido evitarse por la acción común de la naturaleza y de los humanos -que limitaran su destrucción- hizo un desierto de la Isla de Pascua. Rodeados por el Pacífico en miles de kilómetros a la redonda, ya sin árboles para hacer canoas porque habían talado hasta el último, los isleños de Pascua murieron de hambre y luego se comieron unos a otros.

Los isleños de Pascua no eran peores que nosotros, ni más destructivos, ni más absurdamente competitivos, "pero tuvieron la desgracia de vivir en uno de los mas frágiles medios." Como nos ocurre a nosotros, pensaron que tanto árbol y abundancia de animales no se acabaría nunca. No vieron el límite de no recuperación, como no lo vemos nosotros. [Tomado de Diamond, Jared: Collapse: How societies choose to fail or succeed].

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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