Ya perdieron toda vergüenza
columna: «la calle»
En las elecciones internas del PRD cada uno de quienes deseen ser nominados a la candidatura presidencial podrá gastarse un máximo de 30 millones de pesos. Ni un peso más, eso sí. ¿Treinta millones cada uno en propaganda dentro del propio partido? ¿Treinta millones cada uno en cartulinas y viajes y reuniones internas? ¿En un país con la mitad de su población en la pobreza extrema, con niños descalzos vendiendo chicles en las calles? ¿Con ancianos que reciben 700 pesos al mes, tomados del presupuesto de salud del DF, de hospitales que no tienen ni mertiolate para una herida, y eso nos lo ofrecen como corona de amor desaforado al pueblo? Pero, ¿no les da vergüenza? Ese gasto no lo pagará el IFE porque no existe presupuesto para campañas internas. Lo hay, y gigantesco, como si fuéramos país rico nadando en abundancia, para la campaña presidencial, que todos pagamos. Pero ni un centavo puede desviarse a un desayuno con partidarios en las elecciones internas.
Los precandidatos que conocemos tampoco tienen 30 millones disponibles en sus cuentas bancarias. Ninguno. Salvo que Slim nos dé la sorpresa (que no estaría mal). Mucho menos los tiene López Obrador, a quien un sastrecillo de la colonia Roma le hace dos trajes al año, dice. Sastrecillo que de seguro le maquila a Hugo Boss y a Hermenegildo Zegna porque los trajes del primer año sí eran de dar lástima, pero desde que su asesora en imagen los elige, le sientan de maravilla.
Pero la diferencia, la enorme y radical diferencia, es que López Obrador tiene todo el presupuesto de la Ciudad de México a su disposición: lo demuestra todos los días con su publicidad en los horarios caros de la TV y las planas en la prensa disciplinada. ¿Se lo puede gastar? No. Pero nadie lo controla: tiene en la "Contraloría" a una Berta Luján que no se entera ni de que construye sin licitación obras por miles de millones; tiene en la Asamblea Legislativa a quienes, como en el viejo PRI, pueden llegar a la ignominia de votar una cosa, recibir un jalón de orejas y rechazarla al día siguiente; a "legisladores" que se oponen a toda medida que transparente los gastos del Gobierno del DF. ¿Quién le va a impedir gastarse 30, 60, 500 millones en su precampaña? Nadie. Los tiene a su disposición y a nadie rinde cuentas. ¿Cuauhtémoc podría? ¡Si fue echado a insultos por las turbas lopiztas en la manifestación que tuvo esa magnitud porque fue organizada verticalmente, por el gobierno y con todos los recursos de un gobierno sin Contraloría!
Pero, con independencia de que empleara ilícitamente los recursos de la ciudad, como en la era del PRI; que cargara su campaña a la triplicada deuda del DF (que pagaremos todos cuando se vaya), como en la era del PRI; sin considerar el uso delictivo del dinero público, como en la era del PRI; aunque tuvieran 30 millones propios... ¿no es criminal que cada postulante en un partido que se llama "de izquierda" derroche 30 millones en seis semanas cuando plantea medidas tan demagógicamente infantiles como "reducir el salario del Presidente?" El salario del Presidente de la República, quien sea, no alcanza los tres millones de pesos... al año. El PRD da permiso a cada uno de sus miembros para gastarse 30 millones, diez veces más... en sólo mes y medio.
Dan náusea: nominan candidato a gobernador a un tipo que, mientras militó en el PRI, fue acusado de asesino de perredistas; recogen toda la basura del salinismo resentido mientras discursean contra Salinas; acaban con una mujer como Rosario Robles, que viene de la izquierda y les dio el triunfo en el DF, mientras dejan actuar a la lideresa de los ambulantes que fueron fuerza de choque del PRI y hoy lo son del PRD, Dolores Padierna, acusada con su marido René Bejarano de traficar con casas y terrenos de interés social. Hacen presidente del partido en el DF al que vendía a los pobres leche con excremento (analizada por la Secretaría de Salud), Martí Batres. Hacen presidente nacional del PRD a un priista que apenas ayer abandonó el PRI, y lo dejó, como López Obrador, cuando no le dio. Un hombre que no conoce el partido del que ha sido nombrado presidente: la Reforma luterana en manos del Papa.
¿Qué les falta? ¿Qué bochorno, cuál ignominia, cuál infamia no han cometido todavía? ¿Mandar chusma a molestar a una anciana, porque es la madre del Presidente? Ya lo hicieron. ¿Burlarse de los manifestantes que se organizaron solos, meses atrás, con toda la oposición del gobierno, y salieron por cientos de miles a denunciar el clima de violencia en que está hundida la capital del país? Ya lo hicieron. ¿Callar ante el autoatentado del priista Murat y el policía muerto, aliarse con lo peor y más viejo del PRI: con Bartlett y compañía, nada menos; justificar su incapacidad para evitar que dos policías fueran quemados vivos, a la vista de la nación, porque hasta la TV pudo llegar? Ya ni hablan de eso. ¿Usar a fondo el insondable atraso político del pueblo mexicano? Ya lo hacen: los jóvenes lopiztas responden "no es cierto" cuando se les dice que AMLO se formó en el PRI y lo dejó porque no le dio la candidatura de Tabasco: "No es cierto". Y ya.
¿Qué más les falta? ¿El uso faccioso de la ley contra sus enemigos? Pregunten a Carlos Ahumada, quien los cubrió de dólares, deslizados ilegalmente a campañas perredistas, y cuando quiso cobrar sus contratos acabó en la cárcel. Pregunten a quien haya ganado amparos contra el GDF, como los españoles de la compañía Eumex: detenidos por realizar una obra ganada en concurso (de los raros concursos en el DF). ¿Amenazar, asediar, hostigar a la consejera que exige transparencia en los gastos del DF? Pregunten a Ma. Elena Pérez-Jaén. ¿Dar pitazo a sus ultracorruptos para que escapen? Vean cómo avisaron a Gustavo Ponce, el jugador secretario de Finanzas del DF, luego detenido por la PGR de Macedo. No, no son ni remotamente similares a Lula en Brasil. Son lo peor del viejo PRI y lo peor de la dictadura del proletariado, de la mano porque los une la misma desconfianza a la "caduca democracia representativa", como la adjetivó el tirano Castro, con toda la autoridad moral de sus 46 años en el poder absoluto: más que Stalin, Mussolini, Batista, Pinochet o Francisco Franco.
Nota: es probable que esta columna no aparezca el lunes 23 porque su autor es poco hábil en los asuntos de internet y andará fuera, librándose de un infarto que las cloacas del PRID le pueden producir a este ritmo, y terminando una nueva novela y un libro sobre asuntos de género. Espero hallarle pronto a eso del café internet.
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