Leí por primera vez la expresión "patio trasero de Estados Unidos", referida a México, al final de mi infancia, en una revista llamada Siempre! cuyos colaboradores cantaban a la Revolución Cubana. Desempolvar la frase, ahora desde el gobierno, mientras el peso vuelve a tambalearse, los mexicanos sin trabajo huyen a Estados Unidos, los capitales se van a China y el más viejo PRI busca su retorno al poder, es digno de profesor en viaje pagado a La Habana.

Pero dar un plazo de mes y medio para abandonar sus funciones a quien repitió esa trillada frase desde el gobierno, el embajador Aguilar Zinser, resulta inconcebible. ¿A nombre de quién o de qué, ya despedido, iba a continuar asistiendo a sesiones el embajador? ¿Iba a hablar y a votar en la ONU a nombre de un país que ya no representaba? ¿Se puede alguien imaginar un error más sublime en la Cancillería y en la Presidencia? Y peor aún: el embajador aceptó el despido con plazo y "tragó camote". No fue sino un ulterior comentario presidencial lo que produjo su renuncia.

¿Insultó Aguilar Zinser a Estados Unidos al sostener que nos tratan como su patio trasero? No. Simplemente empleó una vieja expresión de la izquierda que nos pone mal a nosotros, no a los gringos. El grave riesgo de esas palabras es que abonan anhelos patrioteros, como los de quienes exigen la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLC, que dio a México una balanza comercial positiva por primera vez en su historia. Nuestro viejo resentimiento ante la riqueza de los vecinos, el enojo que nos produce no haber sabido extraer nuestro gas, refinar nuestro petróleo, prosperar con nuestra plata, puede llevarnos a un estallido social que el más viejo PRI y su hijo el PRD están azuzando con todos sus sopladores.

A lo largo de la historia mundial los pueblos han lanzado culpas sobre el vecino y a veces ni tan vecino: muerta la amenaza comunista que daba materia a los discursos patrióticos, fue sustituida por un "terrorismo" que parece no tener límites, fronteras ni finalidad, excepto la maldad. El mal por el mal mismo. Matar por matar. Es la sustancia del nuevo lenguaje. El terrorista no es sino la cara extrema del serial killer. No busca nada, no plantea nada, no tiene demandas ni finalidades: sólo desea matar a los buenos. Eso nos dicen.

Y en ese panorama mundial indefendible, el vacío de gobierno en México alfombra de rojo el retorno de los eternos defensores de la Patria. No se detendrán ante nada: la alianza de Cárdenas y Bartlett lo demuestra. Ya se metieron a caballo al Congreso y le pusieron fuego a alguna puerta porque son los herederos de Villa y Zapata, que eso habrían hecho. Son dueños de masas y, a diferencia del Presidente, las saben conducir. La escuela primaria nos inculcó a todos los valores que mantuvieron al PRI en el poder: el mito de la Revolución, el sindicalismo gobiernista, las prestaciones en pago al apoyo del candidato correcto.

"Quieren derrocar a la pareja presidencial", dijo con ingenuidad el presidente Fox hace poco. No, chiquitín, no: nunca has gobernado, y todavía no te das cuenta. No necesitan derrocarte. Ni les conviene. Van solos. Y van por todo.

La única fuerza del Presidente, su carisma, su popularidad, está guardada en el arcón de un programa radiofónico tedioso. ¿Cuántas veces ha aparecido en televisión para explicar cómo regresará a los pobres el IVA "copeteado" que paguen por medicinas y alimentos?, ¿por qué es urgente la inversión privada en electricidad? ¿Cuántos manifestantes ha sacado a favor de una reforma fiscal profunda? Puros tropezones: vender los Churubusco, que no cuestan nada y deberían ser rentables; cerrar una escuela de cine. Bicocas, naderías con el sólo fin de tener una buena tormenta en los medios. Y desdecirse, una vez más, otra vez, y otra.

Los hechos están a la vista de cualquiera: Por primera vez en 50 años nuestra política exterior ha logrado distanciarse de Cuba y de Estados Unidos, simultáneamente. Esos son resultados, hechos, no palabrería.

Ahora que recuperen la Presidencia, ¿cancelarán el TLC? No, porque no están locos. Harán una profunda reforma fiscal y con algún eufemismo abrirán la producción de electricidad. Pero lo harán ellos. Lo harán desde el poder con López Obrador a la cabeza. Y entonces, ¿por qué oponerse ahora? Para llegar al poder. ¿Y para qué, si harán lo mismo? Porque el poder es el más perfecto afrodisiaco.

Dos de Bernardo Bátiz

Ya era admirable la solidez con la que el procurador Bernardo Bátiz enfrentó el tumulto que quiere hacer de Digna Ochoa la mártir que no es. Revisó el caso de nuevo: las amenazas nunca comprobadas, los telefonemas nunca recibidos en su celular, las muchas mentiras de la defensora de los derechos humanos, su falso secuestro, el misterioso asesino que olvidó llevar arma y debió emplear la pistola de Digna, la depresión cíclica de la mujer, el abandono de sus colegas que la encontraron insufrible, todo. Y repitió su anterior dictamen: suicidio. Y en eso se ha sostenido a pesar de que su propio jefe, AMLO, siempre alerta a la dirección del viento, lo llamara "asesinato".

Pero que además Bernardo Bátiz, un hombre salido de las filas del PAN, se atreva a mencionar la despenalización de algunas drogas, tema tabú en el mundo entero porque el gigantesco negocio exige la actual prohibición para seguirlo siendo, merece el más cálido aplauso. La prohibición de la droga atenta contra el derecho de los adultos a hacer de su cuerpo lo que gusten. Es obligación de las autoridades dar noticia de los riesgos, ofrecer tratamientos a quien desee abandonar el cigarrillo, el alcohol, las drogas. Pero quemar plantíos, sean de tabaco o de mariguana, afecta la libertad del campesino y la del consumidor. Muchos más accidentes son producidos por conductores ebrios que por quienes consumen otras drogas. Todos sabemos que el narcotráfico es el primer interesado en mantener la prohibición porque sin ella las utilidades se vendrán abajo. Bravo por el procurador Bátiz.

la talacha fue realizada por: eltemibledani