En 1968, un golpe de Estado regresó al poder al partido Ba’ath, del que Sadam Husein es importante líder desde su juventud. Este vuelco político lo convirtió en el hombre más poderoso de Irak, aunque el presidente fuera Ahmad Hassan al-Bakr. En 1972 Husein encabezó la nacionalización de la industria petrolera iraquí. El presidente Al-Bakr renunció en 1979 y desde entonces Husein asumió la Presidencia de manera oficial, aunque ya gobernaba hacía una década. Al año, en 1980, invadió los campos petrolíferos de Irán y desencadenó una guerra de ocho años, durante la cual tuvo amplio apoyo estadunidense, tanto del gobierno como de compañías que le vendieron todo tipo de armamentos y materias primas para fabricar sus propias armas: el maloso de entonces era el gobierno de Irán con el ayatolá Jomeini al frente y Husein formaba parte de las fuerzas del bien.

En agosto de 1990, apenas firmado el cese el fuego con Irán, Husein invadió los campos petroleros de Kuwait en un ataque sorpresivo, al parecer con la finalidad de resarcir las pérdidas sufridas en la guerra. Pero la invasión fue respondida con la primera guerra del Golfo, a mediados de enero de 1991, y en apenas seis semanas el ejército iraquí había sido arrojado de Kuwait. Aprovechando la derrota de Husein, se le rebelaron chiitas y kurdos; los primeros, una minoría religiosa; los segundos, étnica. Se acusa a Husein de haber empleado armas químicas contra estos iraquíes disidentes. Las rebeliones fueron aplastadas.

Un científico disidente

Los inspectores enviados por las Naciones Unidas a Irak para prevenir una segunda guerra del Golfo ya anunciada, quisieran encontrar más científicos con la actitud del químico nuclear Hussain al-Shahristani, a quien Science llama "el modelo mismo de un disidente iraquí moderno" en la nota firmada por Adrew Watson. A continuación, una sinopsis.

Muy poco después que Sadam Husein ascendiera a la Presidencia en 1979, ordenó a la Comisión de Energía Atómica Irakí desviar su línea de investigación pacífica hacia "aplicaciones estratégicas", un eufemismo con el que pedía el diseño de una bomba atómica. Por entonces, el gobierno iraquí, inquieto por la revolución en el vecino Irán, donde se había depuesto al sha o rey e instalado un gobierno que exigía el cumplimiento riguroso del Corán, el libro sagrado, comenzó a detener a miles de personas. Hubo "ejecuciones en masa y serias violaciones a los derechos humanos", sostiene Shahristani, quien por entonces, otoño de 1979, "tomó la decisión que le arrebataría su libertad y pondría en peligro su vida, transformándolo en uno de los científicos disidentes de más alto perfil mundial".

Hussain al-Shahristani inició su carrera como muchos jóvenes científicos iraquíes: con una beca para estudiar en Moscú y luego en el Imperial College de Londres. Hizo su posgrado en Canadá, trabajando en el reactor de la Universidad de Toronto. En 1970 volvió a Irak, donde trabajó con un nuevo reactor francés que empleaba uranio altamente enriquecido, con lo que resultaba ideal para un programa de armas nucleares, si bien, afirma, en esa época el programa nuclear era estrictamente pacífico.

Shahristani ganó enorme prestigio entre su pueblo al controlar la epidemia de envenenamientos ocurridos con grano de importación tratado con un pesticida a base de mercurio. Aplicó una sofisticada técnica, conocida como análisis por activación de neutrones, y así pudo detectar el grano con mercurio. "El país estaba desesperado por encontrar cuál era seguro para comer", dice. Y él pudo hacer esa evaluación. Se convirtió en un científico muy popular y al que se le tenía gratitud en un país que no puede permitirse tirar todo su grano sospechoso.

Auditorio equivocado

En 1978, Shahristani fue nombrado principal asesor científico de la Comisión de Energía Atómica Iraquí, el más alto puesto científico en el país. Otro asesor era Jaafar Jaafar (sic), físico nuclear.

En 1979, la renuncia de Al-Bakr le dio la Presidencia de Irak a Sadam Husein. Shahristani y Jaafar se confiaron sus temores mutuamente, pero sólo Shahristani habló públicamente contra el viraje en el programa nuclear y en defensa de los derechos humanos. Y lo hizo estando reunida la Comisión con miembros del partido Ba’ath. "Pronto fue arrestado y torturado, luego estuvo en la cárcel por más de una década". Se convirtió en un héroe nacional. Jaafar pasó poco tiempo en la cárcel y de allí salió para convertirse en el cerebro principal del programa atómico ordenado por Husein.

A Shahristani, su negativa a reconsiderar su decisión "le costó 10 años en confinamiento solitario, en un cuarto sin ventanas, sin material para leer o escribir, y una sola visita de su esposa, vigilada, de 15 minutos al mes". En 1991, durante la Guerra del Golfo, y aprovechando un bombardeo nocturno, robó el auto y el uniforme del jefe de seguridad de la prisión y cruzó frente a los guardias. "Él y su familia, con un millón de iraquíes, ese mes de marzo pasaron la frontera hacia Irán".

En 1995, Shahristani fundó el Iraqi Refugee Aid Council, que ha ayudado a decenas de miles de iraquíes refugiados en los campos de Irán. En cuanto a las armas de Sadam Husein, sostiene que aún carece de atómicas, pero es perfectamente posible que haya trabajado en secreto con botulismo, ántrax, gas gangrena y aflatoxina. Y ya lanzó gas venenoso contra los kurdos iraquíes a fines de los 1980. Hace dos años Shahristani vive en Londres, centro de la oposición política contra Husein.

la talacha fue realizada por: eltemibledani