Que habrá atencos en Irak, dicen
columna: «la calle»
Una guerra contra Irak podría tener desastrosas consecuencias sociales y de salud pública a corto, mediano y largo plazo no sólo para Irak, sino internacionalmente", señalan 500 firmantes de la London School of Hygiene and Tropical Medicine en carta abierta a Tony Blair, primer ministro del Reino Unido. La carta fue publicada la semana pasada simultáneamente por el último número del British Medical Journal y por The Lancet, indica la versión en línea del tema.
Destacan estos cinco centenares de expertos tres reportes publicados en el último mes. Uno, el de Medact, donde se estima que si ocurre la muy pregonada guerra contra el régimen de Sadam Husein, el número de muertes entre todas las partes del conflicto iría, en los primeros tres meses, de 48 mil a 260 mil. Otro reporte, éste el más reciente de las Naciones Unidas hace énfasis en que, sin subestimar los amplios impactos en aspectos humanitarios que traería la guerra, no serían lo más grave, sino el consiguiente rol de la guerra como escalador de la violencia colectiva, esto es, como aceptación del uso instrumental de la violencia con el fin de obtener objetivos, políticos, económicos o sociales.
Por su parte, la World Health Organisation anuncia el descubrimiento del hilo negro: que tal empleo colectivo de la fuerza tiene impactos negativos a largo plazo en la estabilidad y el bienestar social. Si no lo sabremos en México, donde la veneración por la violencia es una de las herencias perversas de la cantada Revolución Mexicana, en la que todos se mataron entre sí y ahora son modelos para cualquier grupo inconforme. Si el héroe Emiliano Zapata se levantó en armas contra el recién elegido presidente Madero, a los 20 días de una votación nacional impecable y ganada de forma avasalladora, ¿por qué no vamos a tener Marcos, barzones, ambulantes, atencos, guardias blancas de televisoras y otros enmachetados que se toman el camino de la fuerza? El método lo aprendieron en la escuela primaria, durante las ceremonias cívicas y los honores a la bandera, luego llegó un gobierno que no se atreve a decir su nombre, que no quiere ser considerado gobierno, sino "amigocho", atemorizado por los reales excesos autoritarios del pasado, avergonzado de ya no estar en la oposición, que no decide sino "consensa" porque el viejo régimen nos deformó a todos los mexicanos en la idea de que aplicación de la ley significa masacre... y los resultados están a la vista: una parálisis timorata cuando, con razón o sin ella, una televisora toma con sus propias fuerzas lo concesionado a otro particular; cancelación pusilánime de un aeropuerto imprescindible, melindres aquí y allá en el gobierno en cuanto un grupo les habla tronado. Dan lástima. Pero también, ganas de sacudirlos.
La violencia colectiva
El empleo de la violencia colectiva, temido por el reporte de las Naciones Unidas, ya es realidad en nuestro país, se ha extendido en México sin necesidad de que una guerra nos muestre las bondades de la fuerza: ha bastado la desaparición de facto de la autoridad para que los ciudadanos deriven las consecuencias evidentes y actúen sin temor por encima de la ley. Ni la Secretaría de Gobernación, ni la Procuraduría General de la República, ni órgano alguno de gobierno o de policía se hace cargo de quienes queman patrullas y desnudan policías; tampoco de quienes cierran carreteras, ya no digamos los que bloquean simples calles y avenidas, intentan prender fuego a una puerta de la Cámara de Diputados, asaltan de madrugada una televisora.
Y cuando la fuerza del gobierno se aplica es para expropiar a campesinos que sí recurren al amparo de la ley y no a los machetes, como ocurrió a los ejidatarios del Cerro del Chiquihuite, que deberán entregar sus tierras a precio de regalo al multimillonario dueño de TV Azteca "por así requerirlo los altos intereses de la Nación", dicen los decretos expropiatorios. La frase ya era hueca en tiempos del PRI y ahora lo es más en el despojo a favor de un solo individuo. Pero es el que pudo firmar Fox; el otro, el que daba al país un aeropuerto internacional de calidad y participación en el proyecto a los dueños de las tierras, de pronto ante 100 machetes, cincuenta fósiles del CGH y algunos grupos en busca de acción, dejó de estar entre los "altos intereses de la Nación".
En fin, los 500 firmantes se muestran hondamente preocupados porque en el Oriente Medio la guerra podría inducir violencia en la población civil... o sea que podría ocurrir lo que en México. "Nuestra experiencia y las evidencias corroboran los puntos de vista de la World Health Organisation, las Naciones Unidas y Medact. Nos oponemos a una intervención militar en Irak. Esperamos que esta carta contribuya a la discusión informada entre miembros del gobierno y la población. También deseamos que esta declaración apoye a todos los que se oponen a la acción militar sobre bases éticas y humanitarias, no originadas de algún punto de vista político o religioso".
¿Ecología?
Grupos ecologistas de países ricos destruyen granjas donde se experimenta con ingeniería genética para producir mejores cosechas, son hijos de padres ricos preocupados por la biodiversidad, no por el hambre. Pero la prédica cunde y el gobierno de Zambia, país africano con hambruna endémica, rechazó a fines del año pasado miles de toneladas de maíz donado por Estados Unidos... porque podría contener algunos granos genéticamente modificados. Ese rechazo, según la FAO, pone en riesgo de morir de hambre a 2.9 millones de personas (Science 8.11.02).
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