Hay ADNmt dañino sólo en varones

publicado el 07 de agosto de 2016 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Hoy es domingo 7. Nunca he sabido por qué cuando una joven se embaraza sin matrimonio ni deseo se dice que: "Salió con su domingo siete". Una hipótesis plantea algo escalofriante fundada en el mayor número de abortos espontáneos son varones, mayor mortalidad de recién nacidos varones; de bebés, niños y adolescentes varones. Los investigadores llaman al hecho "the mother’s curse": la maldición de la madre.

Machos o hembras, el ADN del embrión es percibido por los inspectores de nuestro sistema inmune como cuerpo extraño. Más ajeno si es macho. Nuestras células blancas están programadas para transmitirse alertas con los datos del invasor y, al final de la cadena, producir los anticuerpos adaptados para la destrucción del peligro, ya sea célula cancerosa, bacteria o virus.

El ADN del embrión es un combinado de padre y madre, por lo mismo es cuerpo extraño para los inspectores. De ahí que sea tan endeble la defensa de quienes, con todo derecho, no desean un hijo y dicen que se lo arrancan como si se cortaran un dedo: una prueba de ADN les dice que no es parte de su cuerpo. Pero lo mismo dice el sistema inmune y apenas fertilizado el óvulo por el espermatozoide que ganó la carrera ya es un cuerpo extraño y está en peligro.

Una solución la alcanzaron los peces: los huevos, con ADN materno, salen al agua sin reprobar la inspección y allí los fertilizan los machos en un orgasmo frenético y multitudinario... algunos hombres conservamos esa norma ancestral de la Naturaleza; las aves y reptiles incuban en el exterior el huevo fertilizado, a veces basta el calor del sol, como en las ranas (y por eso hasta Aristóteles se creyó que las ranas eran generación espontánea del lodo caliente), o el calor de los padres.

Los animales vivíparos nos desarrollamos en el interior de la hembra, expuestos al ataque de las defensas de mami. La solución fue la placenta: una membrana que envuelve al feto como el cascarón al pollo y separa los dos sistemas sanguíneos: la sangre de la madre, con todos su sistema defensivo vigilante, no toca la del feto. Por eso los hijos podemos tener tipo sanguíneo diverso al de nuestra madre.

¿En dónde falla esa barrera protectora y por qué falla más si el feto es varón? La Universidad Vanderbilt publicó el 2 de agosto en eLife, journal en línea, un acucioso análisis: "Mami puede transmitir genes que dañan a sus hijos pero no a sus hijas".

Eso es posible "porque hay dos partes del genoma independientes y eso conduce a una carrera armamentista molecular". El genoma que la pareja de leones comparte a su prole "está localizado en el núcleo de la célula. Pero también hay una porción secundaria mucho menor localizada en las mitocondrias".

En su origen, las mitocondrias fueron bacterias que desarrollaron la habilidad de aprovechar el altamente tóxico oxígeno (producido por la fotosíntesis y mortal para las primeras células con núcleo). Las células que atraparon estas bacterias y no las digirieron encontraron un aliado simbiótico. "A diferencia del genoma nuclear, combinación de padre y madre, el genoma de las mitocondrias, ADNmt, lo transmite nada más la madre". Así la prole masculina llega a un callejón sin salida evolutivo: su ADNmt es siempre idéntico en cada generación. "Mientras la selección natural suprime de forma activa las mutaciones en el ADNmt que debilitan a las hembras, no hay mecanismo para eliminar las mutaciones que debilitan a los machos: situación que conduce a la "maldición de la madre". Y restablece el balance a favor de las hembras porque no son sustituibles: si un hombre muere sin descendencia, ¿para qué son los amigos?

Biólogos de la Universidad Vanderbilt y del Fred Hutchinson Cancer Research Centre con Maulik Patel al frente afirman: "Nuestro estudio es el primero en buscar de manera exhaustiva los posibles efectos de ADNmt en hembras dañinos para el macho y tuvimos la suerte de encontrar un mutante con impacto negativo en la prole masculina sin tener efectos adversos en la descendencia femenina".

La "maldición materna" es una las más extrañas consecuencias de la selección natural a causa de la competencia entre el ADN nuclear y el ADN mitocondrial.

Medalla BELISARIO DOMÍNGUEZ 2016 para Gonzalo Rivas Cámara, que salvó cientos de vidas a costa de la suya: #BelisarioParaGonzaloRivas.

 

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