La madre de las pruebas: que no las haya
columna: «la calle»
Los abogados decían que la reina de las pruebas (o la madre) era la confesión del inculpado. Eso alentaba la tortura porque bastaba con apretar un poco y se tenía la prueba indiscutible. Entre las novedades del pensamiento tenemos que cuando se trata de inculpar a un contrario se diga, ante la falta de pruebas: Si lo estoy acusando de corrupto, no de estúpido.
En el caso de los normalistas de Ayotzinapa por ahí va el razonamiento. Nota de MILENIO señala que el análisis de ADN realizado en la Universidad de Innsbruck, Austria, confirma que un fragmento de hueso encontrado donde los sicarios detenidos por la PGR confesaron haber asesinado a los normalistas, coincide con Alexander Mora, uno de los desaparecidos. El procurador Murillo Karam ratificó el hallazgo: “Los restos encontrados en una de las escenas coincide con la evidencia de la investigación y con la declaración ministerial de los detenidos, en el sentido de que en dicho lugar y forma se privó al grupo de personas en los términos y señalamientos que se dan en la averiguación”.
El padre de Alexander, Ezequiel Mora, el 1 de noviembre dijo a MILENIO: “Nunca pensé que esto iba a pasar. Mi hijo quería estudiar, salir adelante, terminar de maestro. Pinche gobierno maldito”. Debe uno suponer que el dolido señor Mora se refiere al gobierno de Iguala y al de Guerrero, porque el federal es el único que ha dado resultados, entre ellos la detención de José Luis Abarca, alcalde de Iguala, y de su mujer, huidos al DF luego de entregar los normalistas al cártel Guerreros Unidos del que forman parte hermanos y padres de la señora; del capo de narcos Sidronio Casarrubias, quien confesó que ordenó el asesinato; a los autores materiales del asesinato, a policías de Iguala y Cocula. Hay 80 detenidos. No ha habido la impunidad usual.
¿Está cerrado el caso? No. “No le lloramos a Alexander, su caída va a florecer en la revolución, que sepa donde quiera que esté que vamos a hacer justicia”, dijo en su discurso Felipe de la Cruz, otro de los padres en busca de los rastros de sus hijos. (Reforma, 6/12). Pide la aprehensión del gobernador con licencia, Ángel Aguirre Rivero, y la renuncia del procurador Murillo Karam... el que ha dado todos los resultados a la fecha.
Los padres de los asesinados no saben por qué sus hijos estaban a 250 kilómetros de su escuela, donde los suponían estudiando para maestros rurales. ¿Qué hacían? Lo narran tres sobrevivientes a El Universal: “Éramos todos de primer año, íbamos como 70 alumnos” en cinco autobuses. “Yo iba corriendo por la calle, abriéndole paso a los autobuses, cuando vi que en la calle Juan N. Álvarez se atravesaba una patrulla. Nos bajamos, tratamos de moverla, empezaron a disparar y allí le dieron al primer compañero...”.
Luego entra en detalles: Escondido envió mensajes de texto a la normal para avisar que los estaban atacando. Los dirigentes estudiantiles les pidieron aguantar porque “ya iban en camino para ayudarlos”. Cuando los que parecían haber sido policías municipales se retiraron, los escondidos salieron y tomaron fotografías con sus celulares.
Otro sobreviviente ofrece una novedad: “Alguien dijo que no eran policías los que nos estaban atacando, sino la mafia y por eso sentimos más miedo. Dieron las cinco de la mañana. Unos compañeros nos encontraron, estaba ahí el secretario de la normal. Me llevaron a la Procuraduría de Iguala. Allí supe de nuestros compañeros desaparecidos... Dicen que nosotros fuimos a interrumpir a la esposa del presidente municipal de Iguala, no es así. A Iguala nunca vamos. No sé por qué dijeron que íbamos
para allá”.
Entonces ¿no fueron detenidos en Iguala? Los padres siguen sin saber por qué sus hijos iban en autobuses secuestrados, a qué, y no estaban en su escuela estudiando. La respuesta la tiene el comité estudiantil que los envió y al que llamaron por sus celulares los sobrevivientes.
Y el asesinato de Gonzalo Rivas, quemado vivo por los normalistas que incendiaron a propósito la gasolinera donde trabajaba?
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