El islam no ha tenido su "ilustración"

publicado el 03 de agosto de 2014 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

La pregunta es siempre: Nature or nurture? ¿Tenemos libertad para decidir si somos liberales o conservadores? ¿Nos lo enseñan en casa? ¿Hay una predisposición? Científicos de las universidades de Nebraska, John Hibbing y Kevin Smith, y Rice, John Alford, sostienen que no hay ni decisión consciente ni educación que explique por completo el motivo de que algunas personas se inclinen por la izquierda o por la derecha.

“Un creciente cuerpo de evidencias muestra que en el centro de las diferencias políticas hay respuestas fisiológicas y psicología arraigada de forma profunda”. Lo publican en el último número de Behavioral and Brain Sciences. “La política puede no estar en nuestras almas, pero probablemente está en nuestro ADN”. Hay tendencias a percibir el mundo físico de diversa manera y eso podría explicar diferencias ideológicas.

El equipo usó rastreo de ojos y conductancia de la piel para medir la intensidad de reacciones a estímulos negativos, como fotos de gente comiendo gusanos, de casas en llamas o de heridas infestadas de larvas. Los conservadores en política tuvieron reacciones más intensas. Con “diversos métodos de investigación, muestras de personas y países, los conservadores se enfocan con mayor rapidez en lo negativo, duran más mirando lo negativo y los distrae más lo negativo”. Los conservadores acusan a los liberales de no observar, éstos de exagerar. “La evidencia sugiere que ambas partes tienen razón”.

Asociamos izquierda con tolerancia (error frecuente) y derecha con cerrazón tozuda (acierto frecuente). Tomemos el ejemplo de cristianismo e islam.

El cristianismo no nació tolerante: costó “sangre, sudor y lágrimas” (Churchill) a nuestros abuelos liberales. San Pablo, inventor del cristianismo luego del golpazo que se puso contra una roca al caer del caballo por el camino a Damasco, es el modelo del más furibundo ayatolá seis siglos antes de éstos.

Al convertirse en religión de Estado, bajo el emperador Constantino, el cristianismo adquirió el rostro del Imperio Romano: el obispo de Roma tomó el título de Sumo Pontífice (gran constructor de puentes) propio del emperador romano como primer sacerdote. Pero, a diferencia de la tolerancia griega y romana para con otros dioses (cada pueblo tenía los suyos y ya) tomó lo peor del judaísmo: su convencimiento de que su dios era el único real y ficticios todos los demás.

Fuerza política y convicción de única religión verdadera dieron por resultado el rechazo al deporte (prohibición de los Juegos Olímpicos porque el cuerpo busca el pecado), al arte y la ciencia. El asesinato en Alejandría de la astrónoma y filósofa Hipatia, por órdenes del obispo Kyriakos (hoy San Cirilo), dispersó científicos y artistas. Cayó un velo que duraría mil años durante los cuales los cristianos se desgarraron entre sí, una vez exterminado el paganismo.

Hubo varios intentos de contener el poder de la iglesia romana. Todos acabaron en la hoguera de los herejes, como los cátaros. Los franciscanos se salvaron por un pelo.

Pero el siglo XVI, con la Reforma postulada por Lutero, invención de la imprenta de tipos móviles, traducción de la Biblia del latín al alemán y la obligación de leerla, trajo un siglo de guerras de religión.

Los intolerantes nunca fueron convencidos: murieron. Las nuevas generaciones, por cansancio de cien años de guerras, aceptaron que Dios haría justicia después de la muerte y convivieron, a dientes apretados, los mutuamente acusados de herejes.

Los bisnietos debieron ser vacunados contra reinfección por medio de la escuela pública y laica, o sería el cuento de nunca acabar. Rodaron cabezas de la guillotina al cesto con la Revolución Francesa. La Reforma de los liberales mexicanos, encabezados por Juárez, costó a México tres años de guerra civil, la de Reforma, para tener escuela pública laica y gratuita, matrimonio civil, registro sin religión.

Nada así ha ocurrido en el islam, donde el poder religioso sigue teniendo el poder temporal y las faltas contra la religión las castiga la policía. En eso radica el mutuo rechazo.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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