A algunos primogénitos de mi familia nos ha ocurrido: tenemos una infancia de elogios que acaba por pesarnos. Ahora, finalmente, una investigación nos apoya: los elogios excesivos dañan a los niños porque reducen la autoestima. ¿Los elogios la reducen? Sí, eso dicen investigadores de la Ohio State University en artículo de Psychological Science, cuyo autor principal es Eddie Brummelman, profesor visitante en Ohio y estudiante de doctorado en la Universidad de Utrecht, Holanda.

“Los elogios inflados pueden revirar contra los niños que más parecen necesitarlos, que son los de baja autoestima”, dice Brummelman en “When Being Called ‘Incredible Good’ is Bad for Children”.

Es ésta la primera investigación que analiza de forma empírica cómo afecta el excesivo elogio a los niños.

Pero, ¿qué es exactamente un elogio inflado? “Para esta investigación, fueron pequeños cambios en el elogio, con frecuencia simplemente se añadió una palabra. Uno fue incluir un adverbio (como ‘increíblemente’) o un adjetivo (como ‘perfecto’) para señalar una evaluación muy positiva. Por ejemplo, ‘eres bueno para esto’ fue un elogio simple, mientras que ‘eres increíblemente bueno para esto’ se consideró un elogio inflado”.

En uno de tres estudios, los adultos ofrecieron tanto como el doble de elogios inflados a niños que identificaban como de baja autoestima. Esta medida se tomó varios días antes del experimento con una escala de autoestima en la que también participaron los padres de los niños. Se les dieron a los niños ejercicios para realizar en casa, sin la presencia de los investigadores. Los padres luego debían calificar a sus hijos. Con las sesiones videograbadas, el equipo encontró que un 25 por ciento de los elogios fueron inflados, del tipo: “Respondiste muy rápido” o “Súper bien” o “¡Fantástico!”

Aun más importante, “los padres ofrecieron más de estos elogios inflados a niños con baja autoestima (...) Los padres al parecer pensaron que los niños con baja autoestima necesitaban obtener elogios extra para hacerlos sentir mejor”, dice Brad Bushman, co-autor del estudio. Fue al contrario.

En otro experimento, se pidió a 240 niños a que copiaran el famoso cuadro de van Gogh Rosas silvestres. Unos recibieron elogios comunes, otros, inflados. Luego se les dieron a escoger otras pinturas para copiarlas. Se les dijo que podían elegir las más fáciles, pero con eso no aprenderían mucho. Con las difíciles cometerían más errores, pero en definitiva aprenderían más.

Los resultados mostraron que los niños con baja autoestima que habían recibido elogios inflados tendieron a elegir las pinturas más fáciles. No así los de alta autoestima, que eligieron las más difíciles si habían recibido elogios inflados.

“Estos hallazgos sugieren que el elogio inflado puede ejercer demasiada presión sobre quienes tienen baja autoestima”, dice Brummelman.

Lección: “Si le dices a un niño con baja autoestima que estuvo increíblemente bien, podrá suponer que siempre necesita estar increíblemente bien”. Evitará los retos para no quedar mal. Por eso es contraproducente elogiar en exceso a niños con baja autoestima, aunque la motivación de los adultos sea la mejor y parezca tener lógica. Es al contrario cuando el niño ya se siente mal acerca de sí mismo.

Y, pensemos, la baja autoestima puede tener muy diversos orígenes. Por ejemplo: “Soy el más feo de mis hermanos…”, digo…

SS: Eufemismo de eufemismo de eufe...

La devoción mexicana por los eufemismos es notable. Pero alcanza el ridículo cuando llega a la Secretaría de Salud. Excusado es eufemismo de retrete (lugar a donde uno se retira para no ser visto) que es eufemismo de evacuatorio o cagadero. Es el nombre del que estoy excusado de pronunciar. Ha ido sustituyéndose por baño porque suelen estar juntos el lugar para el baño y la taza de evacuar.

Ahora la Secretaría de Salud anuncia que debe uno lavarse las manos “después de ir al baño”. ¿Debo lavarme las manos después de bañarme?

la talacha fue realizada por: eltemibledani