Es asombroso: hace más de 12 mil millones de años explotó una estrella que lanzó sus pedazos en dos jets de sentidos opuestos, a casi la velocidad de luz. El casi es porque la materia no alcanza nunca la velocidad de la luz. La explosión de la estrella moribunda iluminó su galaxia con tal brillo, expone nota del Centro para Astrofísica de Harvard y el Instituto Smithsoniano, que el brillo de la galaxia completa aumentó un millón de veces. Imagine un foco de 100 watts encendido en un campo oscuro. Ahora vea resplandecer un cuadro con mil focos por lado, de unos 50x50 metros.

"Este brillante relámpago viajó a través del espacio por 12 mil 700 millones de años y alcanzó un planeta que no existía aún al momento de la explosión: nuestra Tierra".

El principal autor de la nota, Ryan Chornock, explica: "La estrella vivió en un tiempo muy interesante, en la que llamamos edad oscura, sólo mil millones de años después del Big Bang".

No existía el Sol ni su cortejo de planetas. Sus átomos pesados se cocinaban en los núcleos de estrellas de primera generación que, en su momento, agotarían su hidrógeno transformado en helio, se colapsarían y el gran aplastón haría del helio átomos de oxígeno, nitrógeno, hierro, carbono y otros materiales que forman nuestras rocas, plantas, animales y humanos, pero que por entonces sólo existían como átomos de hidrógeno en proceso de fusión dentro de estrellas sin planetas ni vida posible.

Si esas estrellas de primera generación hubieran tenido la vida promedio de nuestro Sol, que se encuentra, diría el Dante: Nell’ mezzo dell’camín’ de la sua vita, con 5 mil millones transcurridos y otros tantos por transcurrir, aún habrían estado los electrones y quarks de nuestros cuerpos en sus hornos de fusión cuando estallara la estrella cuya luz detectó el telescopio espacial Swift de la NASA apenas el pasado 6 de junio y sus datos preliminares publicados este mes de agosto.

"En cierto sentido, somos científicos forenses que investigamos la muerte de una estrella y la vida de una galaxia en las más tempranas fases del tiempo cósmico", comenta Chornock. La muerte de la estrella fue captada como una erupción de rayos gama, gamma-ray burst o GRB, clasificada como GRB130606A que, puede verse, no es sino la fecha de su observación. Los GRB son los fenómenos celestes más poderosos, ocurren cuando los jets que surgen en sentidos opuestos al morir una estrella "golpean el gas alrededor, amontonan ese material como una barredora de nieve, lo calientan y lo hacen brillar. Cuando la luz del resplandor viaja de la estrella muerta por su galaxia, cruza nubes de gas interestelar. Los elementos químicos en esas nubes absorben luz a diversas longitudes de onda y así dejan huellas digitales. Al partir esa luz en un arco iris, los astrónomos pueden estudiar esas huellas y conocer qué gases contuvo la distante galaxia"... Aun las desaparecidas hace miles de millones de años.

Todos los elementos químicos "más pesados que el hidrógeno, helio y litio", recuerda la nota, "deben crearse en las estrellas". Algunos, los más pesados, no consiguen formarse en el núcleo estelar sino al momento de la implosión de sus capas superiores que fusionan helio en oxígeno y carbono, bases de la vida terrestre macroscópica, lanzados al espacio por la posterior explosión estelar y reunidos de nuevo en nubes cuya gravitación las condensa y acaba por encender una nueva estrella, ahora rodeada de material pesado que, también por gravitación, se aglomera en planetas sólidos.

Cuando murió la estrella que produjo ese GRB de junio, "el universo todavía se estaba preparando para la vida. Aún no tenía vida, pero estaba construyendo los elementos requeridos", dice Chornock.

Los resultados del equipo, ahora parcialmente en línea (no encuentro la constelación o área donde fue observada la erupción gama) se publicarán este 1 de septiembre en The Astrophysical Journal.

la talacha fue realizada por: eltemibledani