Coqueteo con la violencia

publicado el 17 de junio de 2013 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

La violencia es de respuesta sí o no. No hay sí, pero poquita; o nomás los chavos que, hartos de manifestarse en forma pacífica, consideren pelear a palos como mejor forma de lucha... ¿De lucha por cuál demanda, contra qué, contra quién? Hasta ahora ha sido el puro gusto de apalear al policía, más pobre que ellos, al que lanzan piedras, varillas, avientan rejas metálicas a sus cabezas, lanzan bombas molotov de gasolina encendida, dirigen lanza-llamas de espray a sus caras... Es "la lucha"... ¿contra qué?

Aprovechan la vejatoria orden superior que exige a los policías ir desarmados y aguantar a pie firme lo que les hagan. De otra forma, se la pensarían. No hay cómo entender que no se aprehenda, en plena flagrancia, a quien arranca losas del Zócalo y las estampa en la cabeza de policías inmóviles. No vemos el reflejo, la respuesta inmediata que debería darse en torno al agresor y su detención en movimientos entrenados: rodear, aislar, inmovilizar, esposar, trasladar.

Lo que sí vemos es el eterno coqueteo de la izquierda legal y pacífica con la violencia: justificó la guerrilla hasta que le secuestró a Martínez Verdugo; la volvió a justificar cuando se levantó en armas el EZLN; normalistas que exigen plaza automática, maestros que incendian Oaxaca, electricistas que llevaron a la quiebra su empresa y quieren seguir mamando, manifestantes sin demandas: "Pasen todos a tomar atole". Invita la izquierda legal.

Es el sentimiento de culpa de quienes ganan 300 mil pesos al mes, creyeron en la Revolución proletaria y no han asimilado el derrumbe de la Unión Soviética.

Pero, además, es una falacia que se trate de jóvenes indignados ante el negro horizonte en su futuro: hay cuarentones y cincuentones que van de arrasar varias cuadras del centro en el DF el 1D a quemar la dirección del CCH Naucalpan a tomar la rectoría de la UNAM a golpear granaderos el 1 de mayo a lo mismo el 10 de junio: a eso se dedican. Vienen surtidos: por ideología obradorista, pocos; por 300 pesos la carne de cañón, por tontería el neófito de "la lucha".

Ya se mueven, y enturbian, las aguas para la elección presidencial del 2018. El PAN no tiene a nadie ni lo formará en cinco años. El PRI tiene a Manlio Fabio Beltrones como mal candidato y buen negociador. Pero por Morena va, con 18 años de campaña adelantada, López Obrador, sin duda. Un buen candidato del PRD será Miguel Ángel Mancera... si lo dejan. Ya lo vieron desde Morena, ya afinaron la puntería y ya van sobre de él.

Lo mejor es hacerlo ver como timorato ante conflictos callejeros creados ex profeso, como los ataques de pocos pero frenéticos a policías desarmados e inmóviles y a negociadores del GDF. O gritarle represor si la policía detiene a quienes enviaron al hospital negociadores y policías.

Y dice, con calculado cinismo Martí Batres, el títere de Morena que no tiene más jefe, patrón, dueño, amo y señor que el señor López, que el gobierno federal ha emprendido una campaña contra Mancera... como si, de ser así, Batres no se felicitara por el inesperado enemigo del enemigo. Que la realidad nos muestre a Peña Nieto y a Mancera inaugurando obras y en acuerdos continuos, es que la terca realidad es parte del compló y de la mafia del poder. Pregunten a Batres.

Reforma política

Urge la reelección de legisladores y alcaldes para dar poder al ciudadano que los elige en las urnas y reducir el de los partidos que los hacen candidatos. La segunda vuelta en elecciones presidenciales cuando ningún candidato obtiene mayoría absoluta (o la mayoría que se asignara con la reforma) es discutible porque fuerza una decisión que el electorado no tomó en primera instancia. Se parece a la cláusula de gobernabilidad que da mayoría legislativa a quien no la ganó.

Pero ratificación del gabinete presidencial y de un futuro jefe de gabinete por el Poder Legislativo, no, nunca, porque paralizaría al Ejecutivo el tiempo que la oposición deseara. Sólo imaginemos que, como ya ocurre al elegir delegados del IFE, el Congreso debatiera un año, dos, la aprobación del gabinete. No tendríamos secretario de Gobernación ni de Hacienda y los malos perdedores gozarían de un arma formidable para derrocar un gobierno que no pudieron ganar en las urnas.

¿Y el asesinato de Gonzalo Rivas, quemado vivo por los normalistas que incendiaron a propósito la gasolinera donde trabajaba?

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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