Tenemos foto del universo-bebé

publicado el 24 de marzo de 2013 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Este 21 de marzo, el observatorio Planck de la Agencia Europea del Espacio, en órbita terrestre, envió las más precisas fotografías del universo en su primera infancia: "Estamos muy entusiasmados, finalmente estamos viendo resultados concretos de tantos años de trabajo rudo", dicen miembros del equipo. "La misión del satélite es observar el pasado de nuestro Universo, yendo hacia atrás en el tiempo para alcanzar el mero primer instante después del Big Bang". La imagen enviada por el Planck nos ofrece un universo con sólo 380 mil años y con una temperatura ya tan baja como la superficie del Sol. Su edad es de 13 mil 800 millones de años: 100 más de los calculados (UdeC en Davis). ¿Cómo llegamos a eso?

En 1914-15, el joven Albert Einstein miraba perplejo el altero de papeles sobre su escritorio. Había encontrado la solución a una duda, herencia de Newton. Éste había dado respuesta a otra duda, tan milenaria como la humanidad: Si lanzo una piedra, cae; la luna da vueltas, el mar sube y luego baja en mareas precisas...

Oteando sobre los hombros de gigantes, como él dijo en segura referencia a Galileo y Kepler, explicó esos datos dispersos con una sola fuerza, la gravitación, y la midió: es proporcional a la masa y disminuye con el cuadrado de la distancia. Pero, ¿qué es? La respuesta descubierta por Einstein era sencilla y elegante: no es una fuerza, es una curvatura que los cuerpos producen en el espacio, como, en dos dimensiones, una pelota sobre un cielo raso

Pero tan precisas ecuaciones predecían una falsedad: que ese universo debía estar en expansión. Nuestro conjunto de estrellas, la Vía Láctea, nombre de nuestra galaxia porque parece un chorro blanquecino de leche, ya había resultado no ser la única. En el desbancamiento de nuestro lugar en el centro del universo, hubo otras galaxias que son ahora miles de millones. Y se alejaban entre sí.

El joven se permitió una trampa, fea en ciencia: buscó el valor de una fuerza que, de existir, detuviera esa huida de las galaxias: un valor ad hoc. Lo calculó con gran precisión y le puso un bonito nombre: constante cosmológica. Luego publicó su trabajo en 1916, su teoría general de la relatividad.

En 1912, Vesto Slipher, de EU, había observado que la luz de las galaxias lejanas, al analizar su espectro, resultaba corrida hacia el rojo. En 1929, Edwin Hubble, también en EU, propuso que era un efecto Doppler en la luz; como el sonido de una ambulancia: agudo cuando se aproxima y más grave conforme se aleja, así un espectro de luz se corre al rojo cuando el objeto luminoso se aleja y al azul cuando se acerca.

Si todo se está alejando, alguna vez estuvo más cerca, postuló un sacerdote astrónomo belga, George Lemaître. Los astrónomos enemigos de esa idea estrafalaria, entre ellos Fred Hoyle, hicieron escarnio: Sí, claro: la Nada hizo pum y aquí estamos... La onomatopeya en inglés, bang, dio nombre a la idea del Big Bang.

Hoyle et alii propusieron el estado estable: una especie de fuente en la que las galaxias se alejan y nueva materia surge en eterna estabilidad. Los restos de una explosión, cualquiera, se van enfriando conforme se alejan. El Big Bang fue tan caliente que no permitía la formación de átomos.

"Durante los primeros 370 mil años tras el Big Bang la luz estuvo atrapada en un plasma caliente, incapaz de viajar sin rebotar contra electrones. Cuando el plasma se enfrió lo suficiente para que las partículas de luz (fotones) escaparan, crearon los patrones del fondo cósmico". La temperatura de ese fondo cósmico, imagen de la primera luz liberada, debería estar a unos 3 grados Kelvin sobre el cero absoluto. El cero absoluto es la ausencia total de calor. No había rastro de ella.

La telefónica Bell tenía problemas con una nueva antena: no dejaba de enviar ruido de estática. Quizá algunas palomas habían anidado allí o dejado caer sus excrementos. Envió a dos físicos: Arno Penzias y Robert Wilson. Limpiada y afinada seguía el zumbido de estática. Y lo más raro: no variaba ni orientando la antena hacia el suelo: venía de todo el universo. Calcularon la longitud de onda que producía esa estática: 1.9 mm. Su fuente debía estar a 3 K. Habían descubierto la radiación de fondo, la prueba del Big Bang buscada por los cosmólogos.

Una duda subsiste: los nuevos mapas señalan rasgos, variaciones de temperatura. "Para comprender los datos del Planck, todavía debemos enfocarnos a la parte más misteriosa de la señal, en la que vemos oscilaciones del espacio-tiempo de dimensión cosmológica", señala Carlo Baccigalupi, uno de los cosmólogos. ¿Por qué no es una foto de perfecta regularidad? Se hizo grumos. De no ser así, no se hubieran formado átomos ni luego estrellas y galaxias y cuerpos con vida. La respuesta puede no estar en la relatividad, sino en la cuántica. Pero es otro tema.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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