Comer carne nos hizo humanos
columna: «se descubrió que...»
En la Universidad de Lund, Suecia, se encontró la conexión entre el consumo de carne y el más rápido destete de las crías en 70 especies de mamíferos. "El consumo de carne está tras del éxito evolutivo de la humanidad. Cuando los primeros humanos comenzaron a comer carne y en algún momento a darle cacería, su nueva dieta con más alta calidad significó que las mujeres podían destetar antes a sus hijos". La lactancia es el mejor anticonceptivo: la naturaleza evita un nuevo embarazo al interrumpir el ciclo hormonal productor de la ovulación mientras la hembra (humana o no) amamante. Así que "las mujeres que, por comer proteína de carne, dejaban de amamantar antes a sus crías, podían dar a luz más hijos durante su vida reproductiva, lo cual es una posible contribución a que la población humana se dispersara por todo el mundo".
En los resultados del Genographic Project, de IBM y National Geographic, quienes nos hemos hecho la prueba genética, recibimos un reporte de nuestra Ancestral Journey. Y allí el número de humanos por época: comenzamos siendo apenas unos 10 mil. El cromosoma Y es de más fácil rastreo porque lo heredamos, sin cambio alguno, de padre a hijo varón. Los demás se forman por unión de genes maternos y paternos. No así el Y. Los espermatozoides pueden llevar cromosoma X o Y. Cuando uno alcanza el óvulo, siempre X, tenemos un huevo o cigoto: una célula completa, que comienza de inmediato a subdividirse: 2, 4, 8, 16… Hay un embrión en proceso y será varón si es XY.
Pero en la producción de espermatozoides puede haber una error de copiado del ADN por diversos motivos, incluida una partícula gama del Cosmos: una bala salida de una estrella. Tenemos entonces una mutación y ésta, si no es fatal, se hereda a todos los hijos varones. Cuando los humanos comenzamos a expandirnos desde África, lo hicimos por dos vías: unos cruzaron el Mar Rojo (muy seco porque el agua estaba acumulada en los glaciares que llegaban del Polo hasta la actual Londres) y otros subieron por el curso del Nilo. Eran cazadores-recolectores: consumían carne. También los que permanecieron en África.
Todos los hombres no africanos ahora vivos tenemos un ancestro común, el "Adán" euroasiático, nacido hace de 31 mil a 79 mil años. "Sus descendientes se volvieron el único linaje que sobrevivió fuera de África", dice el Proyecto IBM-NatGeo. Todos compartimos en el cromosoma Y una mutación, la M168 que tenemos los hombres chinos, suecos, indios (de India y de América) y de donde sea, fuera de África. No éramos más de 10 mil: el peligro de extinción era grave.
Pero hace 30 mil años, algo nos dio a los escasos Homo sapiens un gran éxito reproductivo y ya éramos decenas de miles cuando otro hombre tuvo una mutación en su cromosoma Y, la M96. El peligro de extinción había pasado. El éxito reproductivo continuó y un solo hombre tuvo otra mutación en su Y, la M35, en el Oriente Medio hace unos 20 mil años. Estos primos míos inventaron la agricultura y así, hace 8 mil años, sus hijos poblaron todo el Mediterráneo.
Circulan abundantes videos que muestran a chimpancés, nuestros más cercanos parientes, en estado natural romper una rama elegida por delgada y larga, despojarla de las ramas secundarias y así transformada meterla en un nido de termitas, esperar a que se suban a la vara y luego sacarla, llena de proteína viviente y chupar la vara como una brocheta. También localizan piedras adecuadas para romper nueces.
La parte más terrible de tan lindos animales es su canibalismo: en guerras por territorios entre grupos con las primeras definiciones sociales: los míos y los otros, mis parientes y los extraños, no es raro que maten y coman sobre todo crías jóvenes del bando enemigo. Comer carne es otro rasgo que tenemos en común. Pero comen poca. El grupo sueco ofrece algo muy sorpresivo:
"Nadie antes había demostrado la fuerte conexión entre comer carne y la duración de la lactancia, pieza crucial del rompecabezas en este contexto", dice Elia Psouni, de la Universidad Lund (y nombre griego). En equipo con Martin Garwicz y Axel Janke publicó estos hallazgos en PloS ONE.
Psouni y sus colegas crearon un modelo matemático con datos de 70 especies de mamíferos. El modelo demostró que las especies carnívoras (así definidas cuando al menos 20 por ciento de su energía era producto de la carne), podían destetar a su prole antes que los herbívoros y omnívoros. "Todos los carnívoros, sean pequeños o tan grandes como panteras, humanos y algunas ballenas, muestran un período corto de lactancia".
La carne dio pues dos resultados directos: lactancia de mejor calidad permitió destete más rápido, eso produjo más ovulaciones en el ciclo fértil de las mujeres y mayor descendencia, además de proteína de alta calidad para construir el cerebro. Y algo mencionado en otras fuentes: lazos sociales y lenguaje para cazar animales mayores.
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