De la vida privada y la pública

publicado el 30 de enero de 2012 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

La publicación Ambiente G, en línea, hizo en junio de 2010 un listado de políticos prominentes que han dejado saber su homosexualidad. De esa manera (y creo que es la única) torcieron el cañón de la pistola que les apuntaba con amenaza de escándalo en la campaña electoral o chantaje para sacarlos de la competencia. Ni escándalo ni chantaje, dijeron, aquí estoy. Por eso me parece una medida inteligente que Peña Nieto se adelantara al escándalo y al chantaje poniendo él mismo, y en su medida, los temas que tanto habrían gustado en La Jornada, Proceso, El sendero del Peje, et alii. No lo podrán acusar de mentir ni de hacerse pasar por modelo.

La parte abominable, vomitiva, es la escandalera de pajarracos chillando y croando por dos hijos fuera de matrimonio. Me recuerda que los periodistas se transformaron en súbitas monjitas pías no acostumbradas a pronunciar ni a escuchar "palabrotas", cuando Carlos Castillo Peraza tuvo el valor de responder a una reportera, que preguntaba una chingadera: "Señorita, esas son chingaderas". Todavía no aparecía el que adelanta que lo dice "con todo respeto". Pudo ser mejor la respuesta de Castillo: "Primero dígame, señorita: ¿es verdad que su madre tiene una cadena de burdeles?... Digo, es una simple pregunta... ¿o no?".

O la campaña contra el abad Schulenburg que en La Jornada tomó el cariz hipocritón de la lucha de clases, de evidenciar la riqueza del abad (y no la del Papa), riqueza nunca ocultada, y su afición por los objetos de marfil y por el golf. Como no podían escandalizarse porque el abad negara la existencia de Juan Diego, les dio por denunciar el marfil y el golf, ante la pobreza de los guadalupanos pobres que llenan con sus limosnas las enormes alcancías de la Basílica (y que se lo tienen bien merecido por pendejos). Y ocurrió en todos los medios. Recuerdo a una reportera de tv que salió de entre unos matorrales del campo de golf, camarógrafo tras de ella, grabándola al momento de espetar sus preguntas acerca de los pobres y los lujos de los clérigos. Repito: no se lo hicieron al Papa en ninguna de sus visitas aunque tiene una corona triple que le parecería excesiva a La Tigresa misma y ninguna Miss Primavera Gay se pondría.

Va el listado de Ambiente G:

Johanna Sigurdardottir, primera ministra de Islandia, primera mujer públicamente lesbiana al frente del gobierno de su país. Jerónimo Saavedra, alcalde de Las Palmas, Gran Canaria, España. Guido Westerwelle, ministro de Relaciones Exteriores de Alemania. Klaus Wowereit, alcalde de Berlín. Por supuesto Bertrand Delanöe, alcalde de París. Ole von Beust, alcalde de Hamburgo, salió del clóset cuando la ultraderecha alemana lo chantajeó con hacer pública su relación con Roger Kusch, al cual había nombrado ministro de Justicia... salió y dijo: "Sí... ¿y?".

Sigue: Corine Mauch, alcaldesa de Zúrich, Suiza. Annise Parker, alcaldesa de Houston, Texas. Gábor Szetey, secretario de Recursos Humanos de Hungría. André Boisclair, primer gay al frente de una partido en Norte América. John Pérez, presidente de la Asamblea en Los Ángeles. Roger Karoutchi, secretario de Relaciones Parlamentarias de Francia. John Berry, jefe de la Oficina de Gestión de Personal en el gobierno de Obama. Alan Duncan, ministro de Desarrollo Internacional del Reino Unido.

Y más: Miqel Iceta, viceprimer secretario del Partido de los Socialistas de Cataluña. Peter Mandelson, ministro de Trabajo e Industria en el gobierno británico de Tony Blair y comisario europeo de Comercio, además diputado. Chris Carter, ministro de Educación de Nueva Zelanda, actual diputado, creador del Rainbow Labour, corriente laborista que apoya la diversidad sexual de forma tan obvia que toma la bandera arco iris como suya.

¿Y los mexicanos y mexicanas en la misma situación? Piensan que calladites se ven más bonites, aunque el silencio sea atronador y el clóset de cristal: ¡Una, dos, tres por X, que está detrás de ese vidrio!

Fue lo mejor que pudo haber hecho Peña Nieto. Y, de paso, mostró la ruindad, fariseísmo y bajeza a la que puede llegar la "sociedad civil" cuando tiene una cuenta en alguna de las redes sociales.

Magnífico el análisis de Fernando Gómez Mont

Los partidos siguen "el modelo de la política como entretenimiento (...) superficial y muchas veces cursi". La crítica debe presionar a los candidatos para romper "el secuestro de lo superficial...". Reforma, 24.I.

De cómo una bellísima jovencita hace todo por destruir su vida, y casi lo consigue: Olga (Planeta, 2010).

 



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