¿Partidos o lámparas de Aladino?

publicado el 22 de junio de 2009 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Haga un esfuerzo por no vomitar o acérquese un balde y no apague el radio cuando comience el bloque de sandeces eructadas por todos los partidos: todos ofrecen lo mismo: empleo, escuelas, precios bajos, servicios de salud, y las perlas de la Virgen. Pero también son iguales en que ninguno dice cómo. El PT se dirige a retrasados mentales a los que promete bajar el precio de las gasolinas. Todos sabemos que buena parte de las gasolinas se importan, hasta de la India, al otro lado del mundo, porque PT y demás partidos se opusieron a que esas mismas compañías que nos venden gasolina se instalen aquí y den empleo a mexicanos, además de abaratar el transporte.

¿Cómo hará el PT para vendernos baratas gasolinas que compra caras? Sencillo: subvencionando el precio... con nuestros impuestos. ¿Y cómo hará para no subir impuestos? Misterio. Nadie está contra más y mejores escuelas, nadie. Pero ¿quién se enfrentará al poderoso sindicato que hace huelgas y cierra escuelas, vende y hereda plazas, se opone a la evaluación de maestros y a todo lo que elevaría la calidad educativa? ¿Quién? Misterio.

Los partidos se agasajaron con 23 millones y medio de spots gratuitos para tallar la lámpara de Aladino: buenos salarios con precios bajos, vivienda, hospitales, carreteras... Y todo sin impuestos. ¿Somos imbéciles? ¿Tenemos caras de estúpidos? Prohibieron nuestro derecho a informarnos sobre los aspectos negativos de los candidatos, a tener candidatos fuera del monopolio de los partidos, se sirvieron del presupuesto 13 mil millones blindados contra todo escrutinio ciudadano, se reparten 200 diputaciones entre las oligocracias partidarias, cancelaron la autonomía del IFE, y nos piden votar.

Las campañas electorales constan de dos-aspectos-dos: 1) Por qué debes votar por mí, y b) por qué no debes votar por otro. Positivo y negativo, proyectos propios y ataques a proyectos ajenos. Pero, como en Cuba y Corea comunista, en México los partidos son intocables desde la contrarreforma del 2007. Por eso debemos rechazarlos a todos anulando las boletas: porque nunca les volvemos a ver sus carotas sonrientes. Para nada nos necesitan, salvo para votar.

Los partidos, emberrinchados por lo que se dijeron unos a otros durante la campaña del 2006, decidieron cancelar el derecho a la información. Sólo para que ahora todos se estén desatando el corsé... contra la ley. ¿De qué se cuidan tanto? La ofensa es en todas partes inaceptable y usualmente la cobra el electorado (remember el "¡cállate, chachalaca!), la calumnia es delito y se persigue por denuncia.

Señala José Woldenberg (Reforma, 18 de junio): "Un criterio clave es... distinguir la crítica severa de la calumnia y la denigración... La libertad de expresión se agota allí donde la propaganda acusa al adversario de conductas tipificadas penalmente...".

¿Aunque tales conductas estén comprobadas? Porque entre los candidatos actuales hay varios casos: ¿estuvo Víctor Hugo Lobo, candidato a delegado en Gustavo A. Madero, preso en 1999 por fraude? Según Ovaciones es gente de Joel Ortega, del PRD, quien lo difama: PRD-vs-PRD. Hay otro caso en Jalisco. ¿Y si algún candidato participó como "halcón" el 10 de junio? Si el teniente Sergio Alejandro Aguilar Lucero, herido en Tlatelolco como parte del Batallón Olimpia, fuera candidato, ¿no se podría mencionar su declaración inculpatoria ante el MP?

Veamos el Diccionario de la Real Academia: "Denigrar: Poner negro. Manchar. Deslustrar, ofender la opinión o fama de alguien". Sin duda denigra quien acusa de fraude, pues ofende la fama. ¿Y no deberían saber los electores si es verdad? Ya respondió Lobo que no llegó al bote: un avance a partir de la denigración. ¿No debemos saber cómo fue que no llegó?

Otro caso: AMLO llama a votar por el PT, el partido señalado como engendro del presidente Salinas para golpear al PRD; el presidente de este partido, Jesús Ortega, lo llama traidor. El coordinador de la bancada del PRD en el senado, Carlos Navarrete, considera a López "obnubilado y delirante" por sus llamados a votar contra el PRD.

Como López no es candidato, la ley no se aplica a sus denigradores. Pero, en estricta lógica, un "traidor, obnubilado y delirante" en la Presidencia de la República habría sido algo mucho peor que "un peligro para México"... la frase que tanto les dolió y buscaron evitar con ese complejo detallismo que tuvieron la ocurrencia de subir a la Constitución para blindarlo contra todo amparo.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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