Los corales cambian de sexo
columna: «se descubrió que...»
Pocas cosas más irritantes que la ignorancia supina de quienes dictaminan qué es natural o contranatura sin tener la más mínima información al respecto. Con esa bandera van por el mundo dictando anatemas, maldiciones y condenas: ¡Arderéis en el fuego eterno...! Y pocos temas atraen tanta pasión como la sexualidad.
El Departamento de Zoología de la Universidad de Tel Aviv reporta que ha descubierto que los corales japoneses cambian de sexo en el fondo del mar (su clóset, pillines). En épocas de estrés la hembra se puede volver macho. "La ventaja de hacerlo es que los corales macho pueden reaccionar más rápidamente al estrés cuando los recursos son limitados. Al parecer, si los tiempos se vuelven rudos, la naturaleza expone a los muchachos", dice el experto mundial en corales, Yossi Loya. "Creemos que, como en algunas orquídeas y árboles, el cambio de sexo en los corales incrementa su ajuste promedio al reforzar el importante rol de la plasticidad para el éxito evolutivo." Su reporte acaba de aparecer en los Proceedings of the Royal Society B.
Ser hembra exige más energía, añade. Volviéndose machos pueden resistir los malos tiempos. "Tener la habilidad para cambiar de sexo periódicamente, capacita a una especie para maximizar sus esfuerzos reproductivos."
Hay casos en sentido opuesto: cuando el alimento escasea, Madre Natura prefiere en ocasiones a las hembras y elimina machos. Recurre a la partenogénesis (del griego parthenos: virgen, que nos da la palabra Partenón o templo de Atenea la Virgen): hembras vírgenes se reproducen sin combinación de genes. Las elige por una razón sencilla: la hembra no es sustituible, el macho sí. Para 50 gallinas nadie necesita 50 gallos, bastan unos pocos, y los sobrantes consumen comida que es mejor ahorrar.
También algunos peces cambian de sexo por urgencia del medio. Otros nomás se divierten: entre el pez espino puede darse en los machos subordinados una conducta homosexual femenina, y homosexual masculina en el macho dominante. El pez espino subordinado muestra conducta de hembra en el nido de algas y hierbas, agita la cola y hace lo necesario. En mamíferos marinos, los simpáticos delfines son claramente paidófilos.
Y en las montañas no sólo algún par de vaqueros se descubren enamorados, hay también carneros, reporta la Oregon Health and Science University, que cortejan únicamente a otros machos y su proporción suena igualmente familiar: de un 6 a un 8 por ciento.
Conforme el calentamiento global se vuelve un problema vital para cada vez más especies, resultan más afectados los corales, que si bien pertenecen al reino animal, comparten con los vegetales su incapacidad para moverse. Y los arrecifes coralinos son hábitat para miles de especies marinas que, a su vez, sustentan aves y mamíferos, entre estos a humanos.
Ahora sabemos que los corales macho pueden "cabalgar la tormenta" con más facilidad. "Los machos son menos caros —en sentido evolutivo— de mantener", dice Loya. Son más baratos en términos de la energía consumida para mantener sus cuerpos, explica.
Conocer el cambio de sexo que ocurre en el fondo marino es esencial para contribuir a la conservación de los corales y los millares de especies asociadas. Algunos corales se pueden cultivar, y "una vez que sabemos su modo de reproducción nos es posible cultivarlos por centenares de miles", dice Loya, que trabaja en la rehabilitación de corales en el mar Rojo. Yossi Loya es ganador de la Medalla Darwin.
Sexo y religión
Durante los primeros siglos de cristianismo, un concilio se preguntó si las mujeres tenían alma o no. Bien, ahora todos sabemos que no la tienen, como tampoco la tenemos los hombres: el dualismo alma-cuerpo es una tontería, una ocurrencia necesaria para las religiones organizadas, que de eso viven: de ostentarse como llave de la eternidad.
Pero el judeo-cristianismo también nos ha dado, debe reconocerse, ejemplos de belleza extrema: los Salmos del rey David y su canto luctuoso a la muerte del adolescente Jonatán: "Tu amor me fue más dulce que el amor de las mujeres"; el Cantar de los Cantares, la Piazza Navona, en Roma; el "Rex" del Réquiem de Mozart, el aria para mezzosoprano "Erbarme dich, mein Gott" (Apiádate, Dios mío) de La Pasión según san Mateo, de Bach; los frescos de un homosexual en la capilla Sixtina y su escultura de Cristo muerto en las piernas de la Virgen; el aria para bajo y el coro siguiente, basados en Isaías, del oratorio El Mesías, de otro homosexual, Haendel (hay la anécdota, quizá falsa, de que, al terminar la primera representación, Haendel, con el rostro en lágrimas, dijo: "Yo no pude haber escrito eso..."; la Capilla del Rosario, en Puebla; la catedral de Colonia, la de Reims, la de Florencia, Santa Sofía en Constantinopla, la Santa Ana con la Virgen y el Niño, de otro homosexual, Leonardo.
Quizá valió la pena algunos chamuscados en la hoguera, unos muertos en la tortura, para tener esas maravillas. Digo...
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