Tarde de honores
El homenaje a Luis González de Alba se convirtió en una charla donde habló de su vida, de su obra literaria y, por supuesto, de política.
Édgar Velasco Barajas — Alfonso Gutierrez.
Luis González de Alba se describe a sí mismo como un tipo tímido y, sin embargo, la tarde de ayer se vio como pez en el agua durante el homenaje que le brindó la Feria Municipal del Libro y la Cultura. Y es que, lejos de todo protocolo, la tarde discurrió en una charla que bien podría haber tenido lugar en la sala de su casa. Habló de su vida, de su obra literaria y, por supuesto, de política. Y los asistentes le escucharon atentos, rieron con él y, al final, le dedicaron una carretada de aplausos.
El escritor y ex líder estudiantil en 1968 llegó con un poco de retraso a la Presidencia Municipal. La causa: una misa en la Plaza Liberación se encargó de desquiciar el tránsito vehicular. A su llegada saludó a los asistentes y ocupó su lugar en la mesa, donde estuvo acompañado por el director de Cultura del ayuntamiento de Guadalajara, Santiago Baeza; la subdirectora de Cultura y Suplementos del diario Público-Milenio, Rosa Esther Juárez; el Doctor Alfonso Islas y la escritora Cristina Martín. Entonces comenzó el homenaje.
Alfonso Islas dividió su intervención en tres capítulos, titulados con los nombres de algunos libros de Luis González de Alba. En ellos repasó la labor del escritor como divulgador científico, haciendo un recordatorio de la columna "La ciencia en la calle", que publicaba en el diario capitalino La Jornada, y lo calificó como una "influencia paradigmática como divulgador de la ciencia para una generación completa".
Por su parte, Rosa Esther Juárez optó por un formato de entrevista. Cuestionó al escritor sobre su vocación literaria, los cambios que han tenido lugar en México a partir del movimiento de 1968 y la izquierda actual, entre otros temas. Luis González de Alba respondió a todas las preguntas llenándolas de anécdotas que iban de la infancia a su paso por el penal de Lecumberri o su manera de vivir en la Guadalajara actual.
Con la noche llegó un fuerte viento, que no inmutó a los asistentes. Todos escuchaban atentos las palabras del escritor y, cuando les llegó su turno, participaron haciendo sus propias preguntas. También a ellas contestó González de Alba de buena manera. Al final, luego de casi dos horas, Santiago Baeza entregó el reconocimiento que motivó el encuentro y, después, Luis González de Alba firmó algunos de los libros que los asistentes le acercaron.
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