UdeG: buen diagnóstico, mala operación
columna: «la calle»
Es una desgracia para la Universidad de Guadalajara (UdeG) que su rector haya errado el tiro. Lo planteó en pocas y justas palabras Diego Petersen en estas páginas: "Briseño equivocó la estrategia, lo cual no significa que lo que planteó no sea válido y cierto". El rector de la Universidad de Guadalajara, depuesto por el Consejo Universitario de mayoría afín a Raúl Padilla, ex rector y presidente de todas las empresas parauniversitarias, tiene razón: la misión primordial de toda universidad es la educación y la investigación, después la promoción de la cultura.
Pero la administración de hoteles, agencias de viajes y espectáculos de la farándula no caben. Ese champurrado que sirve el Teatro Diana, con Héctor Suárez un día, y otro la Ópera de Moscú (con micrófonos necesarios, porque el teatro es sordo como el cine que fue) o un musical de hace 30 años, sólo sirve al dueño, que no es la UdeG.
Admiro la Feria Internacional de Libro, que inició y preside Raúl Padilla, y no sé si gana o pierde. Si pierde creo que está bien perdido. Pero su éxito no se ha reflejado en las miserables bibliotecas de la UdeG. La Semana de Cine tiene sentido, como lo tiene el Centro Cultural Universitario aunque el auditorio ya sea Telmex. Otras empresas parauniversitarias son útiles sólo a Padilla. Pero el proyecto de "campus" Los Ángeles es un misterio. Abra el sitio www.fundacion.udeg.mx, y lea que para 2009 "La cuarta etapa del proyecto comprende ofertar (sic) estudios de bachillerato, carreras técnicas y educación a distancia en la región. La etapa final, prevista para 2010, consiste en el acondicionamiento de una sede académica de la UdeG en Los Ángeles, en donde se ofrezcan programas de nivel superior en modalidades presenciales y a distancia".
El diplomado es sobre nueva literatura latinoamericana, de a 500 dólares, y no creo que les interesen las novelas de Bellatin a los piscadores de tomate y a los jardineros ilegales… ni cursos de jardinería si los hubiera, para acabar pronto. ¿Qué "programas de nivel superior" puede ofrecer la UdeG en las tierras de la Universidad de California, el Caltech y Stanford? Pronto dará clases de canto en la Scala de Milán.
Tampoco logro entender a Briseño: su cercanía a lo peor del PRI y del PAN me resulta incomprensible; su declaración de que también él dio limosna, aunque de su bolsillo, para el Santuario Cristero fue aberrante y sólo pudo leerse como apoyo al peor acto del gobernador Emilio González. No entiendo la novatez de no hacer cuentas antes de subirse al ring, ¿no sabe sumar? "Un consejero, dos consejeros…". Nadie derriba un cacicazgo sin haber construido una mayoría.
La gratuita cercanía de Briseño a gentuza calibre Mario Marín le enajenó simpatías entre estudiantes que aprobaban sus planteamientos iniciales y entre quienquiera pensante. Demostró que la UdeG sigue siendo tierra intelectualmente baldía y que es la segunda universidad del país, pero la distancia con la primera es enorme.
No por eso deja de tener razón Briseño en que la UdeG tiene por función la academia y no la farándula, tiene obligaciones no cumplidas con los mexicanos de Guadalajara más que con los de California (¿y por qué no los de Chicago, Nueva York, Houston, Atlanta?... ¿Son los proyectos futuros de Raúl?). Pero tener razón no ha sido nunca suficiente: hay que tener además los medios para llevar a buen término un proyecto razonable. Y ni siquiera el proyecto llegó a verse.
El eterno golpista
Recuerda Ricardo Alemán en El Universal, 4 de septiembre: "El 2 de junio de 1996, en Misantla, Veracruz, AMLO denunció: ‘Está en marcha un proyecto para deponer al presidente Zedillo… por encima de todo condenamos cualquier rumor o intento por debilitar las instituciones nacionales… no queremos alianzas con el Presidente. Deseamos acuerdos donde él se comprometa con el pueblo y con la nación, y nosotros a construir una verdadera transición democrática. Queremos acceder al poder, pero no sobre el cadáver de la República’". Soyindestructible y su mismo juego.
En cuanto a Muñoz Ledo, el otro golpista, es quien cantó loas al presidente Díaz Ordaz en 68 como diputado, se equivocó de candidato priista y abandonó el PRI junto con Cuauhtémoc, dejó a éste para irse al PARM como candidato presidencial, olfateó el triunfo de Fox y traicionó al PARM para sumarse al panista y traicionó a Fox para irse al obradorismo. Se pinta solo el trapecista.
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