Ya hay nanomotores térmicos
columna: «se descubrió que...»
Ahora que el PRD acaba de hacer su mayor aportación a la ciencia con el descubrimiento de nanocerebros en los cráneos de Padierna, Monreal, Ybarra de Piedra et al, investigadores españoles han creado el primer nanomotor térmico en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)... una ciudad del tamaño de Guadalajara, pero con Metro y servicios de primer mundo. ¿Cómo lo hicieron si hace 30 años eran más pobres que México? Sencillo: no se pusieron moños para permitir la entrada de capitales a cualquier área de la economía, ni para ingresar a la Unión Europea abatiendo fronteras.
Hace apenas 30 años, la Plaza Real, al costado de la Rambla de las Flores, era un agujero oscuro, con algún hostal barato al que se debía llegar en la oscuridad y entre olores de orina. De día podía admirarse un cuadrado interior de portales antiguos con un enorme patio central y una fuente seca llena de basura. De noche daba miedo. Hoy es un jolgorio de luces, restoranes, bares y gente que se divierte; es difícil encontrar mesa en las decenas de establecimientos atractivos y muchos jóvenes se limitan a comer helados o beber en torno de la fuente que lanza agua hacia las luces que hacen de la noche un día más alegre.
La riqueza viene del conocimiento e investigadores españoles están creando tecnología de punta. Entre lo más asombroso se encuentra un nanomotor que funciona por diferencias de temperatura.
¿Qué significa el prefijo "nano-"? (en griego "enano"): un milímetro es la milésima parte de un metro, un micrómetro es la milésima parte de un milímetro y sirve para medir células: un glóbulo rojo, las células que dan su color a la sangre, mide unos ocho micrómetros. Al dividir un micrómetro entre mil tenemos un nanómetro. O bien, para seguir con células: al dividir un glóbulo rojo en mil partes tenemos nanómetros. Mili-, micro-, nano- dividen cada vez entre mil.
A continuación la nota publicada, este 15 de abril, en Science Express, donde la revista Science adelanta en línea futuros artículos de su edición impresa semanal.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Instituto Catalán de Nanotecnología han construido el primer nanomotor que se mueve por diferencias de temperatura. Se trata de un nanotubo de carbono capaz de desplazar cargas y de girar como un motor convencional, pero un millón de veces más pequeño que el ojo de una aguja. La investigación abre las puertas a la creación de minúsculos dispositivos capaces de llevar a cabo tareas mecánicas con futuras aplicaciones en ámbitos como la biomedicina o los nuevos materiales.
El "nanotransportador" creado por el equipo catalán consiste en un nanotubo de carbono –una molécula formada por átomos de carbono dispuestos en forma de tubo-, y otro nanotubo alrededor, concéntrico y más corto, que se puede desplazar o bien girar sobre sí mismo haciendo el papel de rotor. Al nanotubo corto se le puede añadir una carga metálica, de modo que el dispositivo permite transportar esta carga de un extremo al otro del nanotubo largo, y también hacerla girar en torno al eje del tubo.
Se trata de la primera vez que se logra crear un motor a escala nanométrica que, dicho otra vez, es una escala mil veces más pequeña que una célula. El nanomotor utiliza diferencias de temperatura para generar y controlar el movimiento. Los investigadores han conseguido controlar los movimientos aplicando una diferencia de temperatura en los extremos del nanotubo largo. El nanotubo móvil se desplaza en la dirección de la zona más caliente a la más fría, de modo similar a como sucede con el aire alrededor de una estufa. El logro es impresionante por la escala a que se da: si aumentáramos ese nanomotor hasta que pudiéramos verlo, digamos que se midiera en milímetros, una célula aumentada en igual proporción se mediría en metros.
Pero eso no es todo: los desplazamientos a lo largo del tubo pueden ser menores al diámetro de un átomo. Una precisión casi inconcebible. La inmediata consecuencia de esto es que el nanomotor deja el reino de la física clásica, la de Newton, Galileo y el sentido común, para entrar de lleno al de la física cuántica, donde impera el principio de incertidumbre y la lógica no es la nuestra.
Esta capacidad de controlar el movimiento de objetos a escala del nanómetro, concluye el equipo catalán, puede ser de gran utilidad en el diseño de sistemas nanoelectromecánicos con gran potencial tecnológico en ámbitos como la biomedicina o los nuevos materiales.
El equipo está encabezado por Adrián Bachtold, del Institut Català de Nanotecnologia, y por Eduardo Hernández, del Instituto de Ciencia de Materiales. Contacto: Octavi López-Coronado. Universitad Autónoma de Barcelona.
0 animados a opinar:
Publicar un comentario