Nuestro señor de las moscas
columna: «la ciencia en la calle»
Dispepsia
La percepción del mundo es más un asunto social que de los sentidos, sostiene la psicología social francesa. Los ejemplos abundan y vuelven inverosímiles hasta las opiniones de testigos presenciales, que nunca se ponen de acuerdo sobre si el choque lo causó un auto rojo o un camión verde. Nuestra prensa es pródiga en ejemplos que esta columna tomará de aspectos políticos.
La remoción de un delegado, acusado de corrupción, y no por "motivos de salud", según era usual, "desde ningún punto de vista representa un combate a fondo y generalizado contra la corrupción", afirma Cuauhtémoc Cárdenas. Peor aún, en el hecho mismo "debe de haber algún trasfondo (...) porque ser delegado y corrupto no es novedad", sostuvo Mario Saucedo, secretario general del PRD. Tienen razón: y podemos añadir una larga lista: inaugurar una presa no da agua a todos los campesinos, abrir una carretera en Coahuila no resuelve la incomunicación en Quintana Roo, admitir un triunfo de la oposición en un pueblo o en un estado, imposible hasta hace poco, no niega los fraudes en otros lados. En la flamante autopista privada Monterrey-Laredo no asean los excusados, dice Enrique Calderón, "las mejorías no se ven por ningún lado". Y un largo etcétera de lo que no funciona arranca aplausos del auditorio que eso desea oír.
Afrancesamiento
Otros, quizá porque tenemos corazón gobiernista, nos sorprendemos de saber que una carretera tiene excusados, hecho inimaginable y sorpresa real para los que siempre hemos buscado un arbolito; admiramos los bellos puentes, la seguridad de los teléfonos solares (que no todos funcionan, dirá, quizá, un lector en futura carta), los carriles marcados con señales reflejantes a lo largo de cientos de kilómetros, los acotamientos bien hechos; que el 05 responda en tres segundos y volvamos a tener línea en 15 minutos; el buen servicio en Aeroméxico que, hace 12 años ofrecía en sus viajes interoceánicos.."¿coca o fanta?", pues era todo lo que tenían; o las ocasiones en que, en plena quincena, no alcanzamos a llenar la ficha de depósito bancario antes de que nos llamen a la ventanilla (aquí, carta de lector que hizo cola media hora y no lo atendieron)... y un largo etcétera de lo que sí funciona. O funciona a veces. Es absolutamente comprensible el reclamo de los indígenas y de los miserables. Pero el tono de nuestras clases ilustradas comienza a sonar a taxista francés que, entre sorbo de vino y mordida a baguette con paté de campaña, mira con tedio y gesto dispépsico la docena de autos que "embotellan" el bulevar Raspail. Oh, la la, que es dura la vida!
Dos mundos distintos
Esta impudicia fue recientemente destacada por José Joaquín Blanco: "Una izquierda reducida a la protesta moral contra todo, sin otro sustento ideológico que señalar la maldad en todos los ajenos a ella, sin proyectos afirmativos, sin proposiciones concretas..." (Carta inmediata de lector: el PRD sí tiene un proyecto: democracia ya, patria para todos. Qué sea eso es lo que aún no sabemos).
Quienes supimos que marchar por la calle era exponerse no únicamente a los gases y golpes de la policía, sino a la cárcel y hasta a la muerte, vemos con sorpresa que el gobierno declara el cese el fuego unilateral en Chiapas e inicia negociaciones con quienes declararon la guerra al ejército, al "supremo gobierno" y se propusieron la toma de la capital; en Tepoztlán se desconoce a las autoridades municipales y no pasa nada grave, salvo que algún comentarista diga que están en su derecho porque éste es distinto al derecho de la Nación; en Tabasco los inconformes toman pozos petroleros, instalaciones estratégicas en todo el mundo, aquí y en China, y no los ametrallan; otros pintan los muros exteriores de la Suprema Corte y no los acusan ni siquiera de daños a la nación. Si esto no es tolerancia habrá que redefinir la palabra en los diccionarios, pero dice Luis Javier Garrido que en los conflictos internos el régimen mexicano "muestra una intransigencia cada vez mayor". No conozco al autor de la afirmación, pero imagino que tiene menos de 20 años o, conforme a la psicología social, vivimos en galaxias separadas por años luz.
Recórtese y enmárquese
Nuestra manera de hacer justicia tiene, "como patéticos y estériles moldes, entre muchos otros, a Pancho Villa, o al Remington, o al Tigre de Santa Julia; o, últimamente, a Marcos; robinjudes aborígenes dispuestos a no ver pisoteada su dignidad por el poderoso mediante un actuar donde la sagacidad, las mentadas de madre, el ingenio, la venganza y las armas de varón legadas por Dios, forjan héroes legendarios: caudillos, caciques y leyendas" (...) "¿Dónde y cómo puede romperse el absurdo círculo de yo no respeto la ley porque tú tampoco lo haces? ¿Dónde puede empezar la pedagogía de la legalidad y la civilización? (...) No pueden justificarse presuntos delitos de militantes perredistas porque el gobernador llegó a serlo presuntamente mediante la comisión de delitos electorales. Muchas cuentas legales pendientes tiene el gobierno que no ha puesto en claro, pero nuestra transición será directa a la selva si nuestras respuestas políticas a las faltas y fallas gubernamentales consisten en la comisión de delitos contra bienes de la nación o de cualquier otra índole". José Blanco.
La noche y las hogueras
Todos hemos contribuido a viciar la atmósfera irrespirable que vivimos. A los jóvenes les enseñamos un lenguaje para encubrir fechorías y una noción, la del pobrismo, que todo lo justifica, hasta los asaltos, como los realizados por gente del Colegio de Bachilleres en la última marcha del 2 de octubre, marcha que avanzaba entre cordones tras los que corrían a refugiarse los asaltantes que, a pocos metros de mí, robaron una taquería en donde arrebataron a uno de los empleados su reloj. Poca gente más pobre que un taquero, pero los ladrones siguieron su camino al son de "burgueses, huevones, por eso están panzones", frase que derrocha inteligencia hace 27 años. La prensa fue, cuando menos, indulgente. No parecemos ver el abismo, la ideología ultraderechista que se oculta tras de ese antiautoritarismo que todo lo mete en un mismo saco, no lo mostramos a los jóvenes, no les enseñamos a pensar, a dudar con método. Les hemos enseñado religión y nuevos dogmas. El resultado estuvo a la vista, en el Zócalo, esa noche del 2 de octubre, en la liturgia enfebrecida y tribal del fuego: los camiones convertidos en hogueras y chocados contra el concreto para derribar el asta, las danzas entre las llamas y las columnas de humo, el aspecto adolescente, casi infantil, de los frenéticos muchachos de caras tiznadas, la noche y los aullidos de El Señor de las Moscas, todo lleva a pensar que, otra vez, la literatura fue más rica que la siempre trivial sociología y que sin distingo de colores ideológicos nos asomamos cada vez más peligrosamente a la oscuridad del corazón del hombre.
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