La grotesca y lela historia del honrado Conrado y Rosario "la Corsario"
columna: «la calle»
Pongamos un ejemplo incoloro para evitar la neblina política: el Tesorero de una empresa X, un gris personaje con sueldo regular, hace 19 viajes a jugar dinero a Las Vegas, donde se hospeda en el más lujoso hotel. En ocasiones no pasan ni dos semanas entre un viaje y otro, ¿cree usted seriamente que el patrón no se ha enterado de lo que hace su empleado? ¿Nunca lo busca? Si no lo sabe, es profundamente estúpido; y si lo sabe, sólo hay de una: está de acuerdo porque el empleado realiza un trabajo en esos viajes de aparente placer y juego.
Como quiera que sea, el patrón es sospechoso, cuando menos de tontería, quizá de complicidad en algo extraño. ¿Debe entonces la policía informar al patrón acerca de los sospechosos movimientos de un subalterno, o informar es incurrir en una ingenuidad porque hay motivos para suponer que el patrón podría poner sobre aviso al subalterno?
En el caso del gobernador de Morelos, el panista Estrada Cajigal, la PGR optó por investigar al jefe policiaco sospechoso de alianzas con el narcotráfico y, cuando tuvo los elementos para solicitar de un juez la correspondiente orden de aprehensión, el primer sorprendido fue el señor gobernador. En este caso, por tratarse de un panista, el PRD cree que la Procuraduría actuó mal, no por investigar con sigilo y no dar aviso previo al gobernador panista, sino por no detenerlo también bajo la misma acusación de narcotráfico.
En cambio, el PRD exige "juicio político" contra quienes no pusieron sobre aviso a un militante perredista, Andrés Manuel López Obrador, acerca de la investigación que se realizaba en relación a su jefe de Finanzas, el tal Gustavo Ponce, a quien todos vimos por televisión fumando puro y jugando en un casino. Viajar a Las Vegas no es delito; jugar en sus casinos, tampoco. Pero es muy sospechoso que lo haga, y dos veces por mes, quien maneja las Finanzas en el gobierno perredista del Distrito Federal. Clama el PRD que la información tardó en llegarle. Sólo recordemos que el mismo jefe de Gobierno, cuando vio las imágenes de su empleado jugándose cantidades inexplicables, pidió no prejuzgarlo y darle oportunidad de justificarse. Con eso, el jefe de Gobierno logró dar aviso a la blanca paloma y permitirle volar con rumbo hasta hoy desconocido. No sin que antes la paloma afirmara, en última llamada, que todo lo hizo por órdenes del jefe de Gobierno. Y se esfumó.
Y en cuanto al uso partidista de la información, se da por descontado en el mundo entero y nadie da mejor ejemplo que el PRD, siempre que puede. Nadie puede creerles que se guardarían un video en donde Marta Sahagún realizara acciones claramente ilegales, el de un panista mochilón tratando de seducir a su secretaria, ¿lo destruirían para no hacerles daño? Es de Benito Juárez, héroe mayor de México, la frase que expresa con cinismo maquiavélico el trato diferente que se debe dispensar al amigo y al enemigo desde el gobierno. Lo sabemos todos. Ese no es el colmo, sino que la ingenua PGR le pase el expediente de un funcionario más que sospechoso a quienes son los jefes del sospechoso y sin cuya orden no pudo haber realizado los movimientos financieros investigados. Eso.
Falta que nos digan que a Ponce también lo enviaba Rosario Robles por dinero a Las Vegas, pues ahora resulta que todos eran mandaderos de Rosario la Corsario y un hombre de la edad, colmillo y veinte años de pública mala fama, como René Bejarano, obediente se prestaba a recoger la ropa sucia que le enviaba a recoger su enemiga interna. La tradición es tan antigua como Adán: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí", repite René Bejarano algunos milenios después. Veamos los antecedentes de esta fábula, ofensiva porque implica que todos somos profundamente estúpidos:
A quien López Obrador nombró jefe de su campaña, luego hizo secretario particular y posteriormente envió a la Asamblea Legislativa a sacarle las tareas difíciles, como la de cancelar todo intento de transparencia en las cuentas del DF, ya tenía denuncias penales, cuyas copias presentaron ante los medios, desde el milenio pasado, la entonces diputada perredista Raquel Sevilla y Margarita Ceniceros, integrante de la Unión Popular Nueva Tenochtitlán (UPNT), organización que comandan Bejarano y su esposa, Dolores Padierna. Ceniceros hizo un breve recuento de "las trampas realizadas por el matrimonio" Bejarano-Padierna. Ella y decenas de familias se dijeron defraudadas, cada una con 15 mil pesos entregados para obtener una vivienda. El diputado Arne aus den Ruthen calculó en 27 millones de pesos el monto del fraude. El entonces jefe de Gobierno, Bejarano, amenazó con demandarlo por difamación y allí quedó todo. Las denunciantes afirman que el DIF enviaba a la UPNT despensas para su reparto entre gente necesitada, mismas que el matrimonio vendía, no sin antes cambiarles la envoltura y restarle 200 gramos a cada kilo. Lo mismo hacían con los siete mil 500 desayunos infantiles, gratuitos, que vendían en paquetes de diez. Bejarano, Padierna, Martí Batres y otros perredistas vendían a los pobres aquella leche Betty, famosa porque, en otro seguro complot contra los piadosos benefactores, Salubridad declaró que contenía excremento. La planta fue clausurada; pero los responsables tienen cada día más poder. Un conjunto de 100 familias, habitantes de la unidad Fortunato Zua Zua, en Azcapotzalco, acusaron por los delitos de fraude y abuso de confianza a Padierna y a la UPNT de Bejarano: las familias entregaron 14 mil 500 pesos para obtener un crédito para vivienda. No lo obtuvieron y el dinero no les fue devuelto. El asesor legal de las familias, Palacios Valdés, denunció que la Procuraduría capitalina no encauzó la denuncia.
Pero éstos son negocios pequeños. El grande es el cártel del ambulantaje. Como delegada en Cuauhtémoc, Padierna logró deshacerse de sus competidoras.
Hipótesis estrafalaria: ¿Por qué no se ve en las finanzas del DF el agujero de casi dos millones de dólares transferidos por Ponce? Por gracia de la contralora o porque Ponce es buenísimo jugando e iba a Las Vegas para conseguirle fondos a las obras que López Obrador levantaba sin presupuesto ni licitación ni autorización legislativa. ¿Cómo las financiaba? En Las Vegas, diría una novela policiaca. La hipótesis se cae ante los gastos de Ponce: 235 mil dólares por tres días de hotel. Pero hay fondo, por eso AMLO torpedeó todo intento de instalar un órgano de vigilancia autónoma en el DF y dejó huir al jugador contumaz.
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