En los buenos tiempos de los Polivoces, La Carabina de Ambrosio y de Alejandro Suárez, hubo un personaje, creado por este último, llamado El Simpatías. Era un hombre que iba por la vida haciendo de gracioso profesional y de tiempo completo, convencido de que la humanidad era su fan y de que su encanto era irresistible: "Te traigo finto, te traigo finto, te traigo finto... fuuiiiit, fuuiiiit", silbaba. Duraba unos pocos minutos el sketch y eran suficientes para mostrar cuán odioso puede ser quien vive para ser simpático.

Es el caso del presidente Fox. Resulta triste decirlo, pero así es. Convencido de que un ranchero bonachón es el mejor antídoto contra el autoritarismo priista, va por el país y por el mundo como uno de los tres chiflados. Luego se ofende porque nadie recuerde la parte sustantiva de sus discursos. Pero es él y nadie más que él quien los envuelve en tan colorido y folclórico anecdotario que no deja alternativa y la atención, sin remedio, se dirige al pastelazo que propinó o le propinaron. Así estaban construidas las viejas comedias: la trama era asunto menor, lo bueno era ver a Chaplin, al Flaco, a Mutt (el de Jeff) derramando inadvertidamente cubos de hielo en el escote de una gorda.

El mecanismo es idéntico. Qué haya dicho el Presidente en la Academia Mexicana de la Lengua ya no le importa a nadie: nos basta con saber que dijo "1942" por "1492" y que se despidió con chiflidos de arriero de los mirones asomados a los balcones vecinos.

Se ganó a pulso su ingreso al grupo de presidentes que recordamos por su nutrido anecdotario y no por sus obras: Echeverría, López Portillo y el final de Salinas, señaladamente. Nadie que lo haya visto podrá olvidar a Echeverría ante el Congreso de la Unión, dando su Informe y comentando, por fuera del texto escrito, acerca de una reciente caída del dólar frente a las monedas europeas: la caída del dólar ni nos beneficia ni nos perjudica, sino tooodo lo contrario. ¿Qué otra cosa recordamos? Nada, con eso bastó y sobró.

También Echeverría, como ahora Fox, quiso pasar por desenfadado y luego de que el presidente López Mateos implantara los banquetes de gran gala en el Palacio de Mineria, con exigencia de "frac y condecoraciones" para los hombres y vestido largo para las mujeres, Echeverría impuso la guayabera y el agua de jamaica en las recepciones oficiales en las que, por si algo faltara, su mujer bailaba Las Adelitas dándole vuelo al taconazo.

Y qué decir de las paredes tumbadas en hoteles de gran lujo para que entrara el piano de doña Carmen de López Portillo, y del conflicto protocolar porque la primera dama de México tratara de meter de contrabando, (creo que a Suecia) en una cesta, a su adorado perrito french poodle; y la hermana entre incendios y tabla ouija para llamar a Sor Juana y los hijos declarados "joyas de la corona de mi nepotismo". ¿Qué otra cosa recordamos de López Portillo? Nada. Eso y lo del perro. De la gran obra de Salinas: el TLC, la apertura a los mercados mundiales, la afluencia decapitales extranjeros, el impulso a las comunicaciones, el golpe al charrismo sindical de Pemex, no queda sino el recuerdo de aquella "huelga de hambre" berrinchuda y el robo en despoblado que su hermano instaló desde el poder.

De Fox sabremos que le ganó al PRI, pero nada más porque nada más tenemos, salvo derrapones en patín por escaleras de caracol, caídas, pastelazos y vuelta al país folclórico que muchos ya no queremos ser.

El sombrero ajeno

Es irritante, porque siente uno que el Presidente nos cree estúpidos, la insistencia de Fox, en todo viaje al exterior y no pocas veces aquí mismo en el país, de convertirse en el Adán de la democracia. Pero él no hizo más que cosechar frutos sembrados desde la reforma política de 1977 y quizá desde 1962, con la legislación que permitió representación en la Cámara para la suma de los votos derrotados. ¿Nos ve la cara de tontos (y de tontas)?

El IFE, que es la puesta en manos ciudadanas de las elecciones y su conversión en ejercicio democrático por primera vez en más de 100 años, es creación de dos presidentes priistas, Salinas y Zedillo. La apertura comercial dio inicio con Miguel de la Madrid, la censura oficial en los medios declinó con este mismo Presidente y desapareció con Zedillo. La falta de crisis política con el triunfo de Fox es mérito del PRI, que no puso "mínimos indispensables" para creer en su derrota, como sí los puso Fox. La falta de crisis económica es obra de Zedillo y su blindaje de fin de sexenio. Fox tiene el mérito, cuando mucho, de no haber tirado la charola de copas sobre ese blindaje, el mérito de quien respeta líneas económicas correctas. Es algo, porque quizá otro candidato triunfante habría querido empezar tirando el edificio. Pero tampoco es mucho y ya van dos años de dispararse al pie: crea una Fiscalía Especial para determinar los crímenes que en el pasado hayan cometido funcionarios y luego dice que ninguno de los indiciados pisará la cárcel "porque son delitos que ya prescribieron". Entonces, tiempo, dinero y esfuerzo invertidos en esa fiscalía con oficinas e investigadores propios, ¿es una forma de hacerse tontos?

Un gusanillo: si esas pifias comete el Presidente en público y leyendo, ¿qué no dirá en las conversaciones frente a frente (o lado a lado en los banquetes)? ¿Qué estela de anécdotas no dejará a su paso sin que lleguen a grabadoras ni a libretas de notas? De sólo imaginarlas causan sonrojo.

Estados soberanos

La Unión Europea se ha podido integrar porque invierte en los nuevos miembros pobres para igualarlos. En México podríamos comenzar por entregar a los estados pobres una cuota niveladora. Para eso, el reparto debería hacerse al revés: ahora la Federación cobra todo y reparte como quiere para enojo de todos. Cada estado debería cobrar sus impuestos totales y de ellos destinar un porcentaje para el sostenimiento de la Federación. ¿No son estados "libres y soberanos"?

la talacha fue realizada por: eltemibledani