Drogas, ¿por qué son ilegales?

publicado el 19 de marzo de 2012 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Dijo Alejandro Poiré hace unos meses, cuando dirigía el Cisen, que "sería peligroso legalizar drogas" (Reforma, 8.VIII.11). No veo por qué: desde hace 200 mil años, cuando dimos el salto a Homo sapiens, los humanos hemos consumido drogas: hierbas en estado natural, hongos, giros para emborrachar, retos para descargar adrenalina. La "Coca-Cola" tenía algo de coca. También tenía coca un jarabito energizante que hacia finales del siglo XIX tomaba el papa León XIII y supongo que muchas otras personas decentísimas cuando la edad así lo exigía. No buscaban un narcomenudista: enviaban un mozo a la botica para comprar un tonificante legal y anunciado.

Ya da flojera repetir obviedades: Los revolucionarios mexicanos fumaban abundante marihuana, según dice la canción, popular durante la Revolución de 1910: La Cucaracha. ¿Se prohibirá su transmisión por radio y su venta en discos porque dice: La Cucaracha, la Cucaracha, ya no puede caminar, porque le falta, porque no tiene marihuana que fumar. La Revolución impulsando la mota, ¿o fue al revés?

De lo que no hay ya ni sombra de duda es que resultó más que peligroso ilegalizarlas: nos dio violencia y muerte. De los 200 mil años que tenemos como especie, sólo en los últimos 40 años se ha perseguido el cultivo y consumo de algunas sustancias. Unas sí, pero otras no. ¿Motivos? Ninguno. ¿Se redujo el consumo? No. El hecho es que estamos llegando a extremos ridículos, como tratar de prohibir los corridos que suenan a todo volumen desde camionetas que parecen ir anunciando un circo. Podríamos limitarnos a solicitar, con todo respeto, que le bajen el volumen a Camelia la Texana.

La droga es, ya, ahora mismo, parte de la cultura. Cultura: Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. (DRAE). No sólo Mozart, pues. La cultura huichola tiene entre sus ritos ancestrales el consumo de peyote, ¿y? ¿Veremos batidas militares por el semidesierto de Zacatecas y San Luis para localizar y quemar peyote? O es respetable porque es uso indio. El anfitrión boliviano ofrece té de coca. Aquí en toda fiesta circulan mota y pastillas. Consume el que quiere y el que no pues no (diría el mítico alcalde de Lagos).

La hipocresía en todo su esplendor nos muestra en el cine de Estados Unidos a personajes metiéndose por la nariz un polvo blanco mientras conversan acerca de negocios. Y tan frescos. Un buen revire es el que le puso China: Estados Unidos debe curarse de su adicción… a la deuda. Es el país que hace tambalear la economía mundial porque Bush junior creó la deuda más grande que haya existido en país alguno desde que existen países.

Y ¿qué haremos con ese belicoso corrido, el primero en exaltar la violencia, mucho antes que Camelia la Texana o Rosita Alvírez, el Himno Nacional?: "Mexicanos, al grito de guerra, el acero empuñad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón, tárara, tárara, tárara aaaaa…." No es todavía un narco-corrido, pero la idea es la misma: la vida no vale nada… el traje de charro lleva pistola al cinto, las anforitas para alcoholes son redondeadas para ponerlas en el bolsillo trasero del pantalón y que sigan la forma de la nalga. ¿Y?

Bélgica y Holanda ya venden kits de suicidio indoloro y deberíamos seguir ese ejemplo civilizado: ya somos muchos y estamos acabando con el planeta: los elefantes topan con bardas electrificadas para defensa de los africanos que cultivan lechugas. En Guadalajara, al ya ralo bosque La Primavera, alguna vez lugar para hacer día de campo, se le construyó la villa panamericana y hoy la disputa es derrumbarla o venderla. En otras regiones, territorios de cacería del puma, ya tenemos casas de campo y habrá pumas muertos cuando un padre de familia se tope con uno que, hambriento, ronde por los contenedores de basura.

Ya somos muchos. Y quien desee matarse con pasón de lo que sea: tequila, heroína o novedades sintéticas, está en su derecho y ayuda al planeta. Cuidemos que no se lleve en el viaje a nadie más. Y a quien desee abandonar un vicio, debe Salud proveer de clínicas para rehabilitación. Y ya.

La exigencia al gobierno es una: déjanos en paz si no hacemos daño a terceros. El peyote para el huichol y para quien lo busque o cultive. Marihuana de alta calidad, a veces hidropónica, como ya produce California legalmente. O coca, todo.

De cómo una bellísima mujer hace todo por destruir su vida, y casi lo consigue: Olga (Planeta, 2010).

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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