El aborto no es homicidio en 89 días

publicado el 03 de enero de 2010 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Hace algunos años escribí que no uno de los Padres de la Iglesia, sino el Padre, Santo Tomás de Aquino, admitía en su monumental Summa Theologica el aborto hasta los 90 días porque es entonces cuando Dios insufla el alma humana en un cuerpo animal. Recibí una cordial advertencia de un amigo antiabortista-en-el-caso-que-sea: Carlos Castillo Peraza. Decía en resumen: Le haces trampa al santo porque él no supo de embriología lo que ahora tú y yo sabemos.

En efecto, el pilar del catolicismo no supo de células ni menos aún de óvulos y espermatozoides. Cierto, pero ¿no habló inspirado por el Espíritu Santo? Aquino, siguiendo a Aristóteles, toma del Filósofo la idea de un progreso hacia la humanización del feto: es vida vegetal, luego animal y por último, con el enalmamiento del feto es vida humana. "Aquino sigue a Aristóteles cuando dice que el alma racional es infundida a los 40 días en varones y a los 90 días en mujeres", J. Haldane y P. Lee: "Aquinas and Human Ensoulment".

Contra la postura católica actual, compartida por la derecha, que sostiene la fertilización como el instante en que hay un humano y el aborto es, por tanto, homicidio, la embriología presenta el problema de los gemelos, trillizos, cuatrillizos, etc., cuyos embriones tardan dieciséis días en distinguirse. ¿Cómo resuelven, jerarquía católica y derecha, el asunto del alma? Si al instante de la concepción el óvulo recibió un alma, pero es aún totipotencial (puede producir gemelos idénticos o no), ¿cómo se reparten el alma sextillizos monozigóticos? Así: Dios infunde seis almas a los 16 días, antes no hay alma y, no habiéndola, no hay un humano.

Es un argumento sólido para creyentes. ¿Y los que no lo somos? Quedamos peor. Todo plazo de tipo médico, moral y legal pueden ser refutado. Pero, como en otras ocasiones, ruego a quienes apoyamos el derecho a la libre elección, no emplear el falaz argumento: "Es mi cuerpo y si quiero me corto el feto como me corto un dedo."

Mi ruego va en el sentido de defender la libre elección de la maternidad que, con semejante simpleza, cae por tierra de una sola patada: no es tu cuerpo. Y no lo dice la religión ni la ley, lo dice la genética, un análisis de laboratorio: todas y cada una de las células de nuestro cuerpo tienen firma, el genoma, nuestros genes se encuentran repetidos en todas y cada una de nuestra células con pavorosa redundancia: con células de piel, riñón y hasta de útero es posible identificar si vienen de la misma persona.

No así con una célula del feto en el útero: es otro genoma, lo irriga otro sistema circulatorio (la sangre de la madre no se mezcla, aprendimos algunos en secundaria), tiene otro sistema nervioso. Es otra persona porque lleva, en cada una de sus células, otra firma genética. Lo dice un laboratorio.

La ciencia ha buscado un límite en la neurología: si la muerte se declara por el cese completo de la actividad cerebral, podemos definir la vida como el inicio de la actividad cerebral. Antes de eso no hay vida humana, ni siquiera animal, es vegetativa. A eso respondió con humor Paco Calderón, opuesto al aborto en cualquier momento: una semilla no es un árbol, pero regada y en tierra fértil, lo será. Luego, como dirían los Beatles: Let it be. Hay, como se ve, una petición de principio: agua, tierra fértil y, añado, ausencia de una chiva que se coma el retoño.

Volver al Padre de la Iglesia permite, a quienes no somos creyentes ni nos preguntamos sobre la llegada del alma al cuerpo, puesto que las almas no existen, poner en evidencia la involución del pensamiento católico al respecto.

La "hominización retrasada", propuesta por Aquino, afirma que el feto recibe un alma vegetativa, luego una sensible o animal y por último la racional, que destruye las anteriores. En 1312, el Concilio de Viena (asistido por el Espíritu Santo, como todo concilio) hizo suya la propuesta de Aquino.

Así pues, la Iglesia católica ha modificado su opinión a la luz de la embriología moderna. Lo cual es semejante a enviar bulas de excomunión por correo electrónico: tomar de la ciencia, que siempre ha atacado, lo que le conviene.

Por eso, siguiendo el método aquiniano en la Summa (objeciones y respuestas en primera persona), lo planteo así:

Artículo: el más grande Padre de la Iglesia propone que el feto no tiene alma hasta los 40 ó 90 días, y siendo el humano la suma de alma y cuerpo, no es humano sino animal el día 89. De ahí concluye que el aborto es pecado, pero no homicidio.

Objeción: Tomás de Aquino, denominado el Doctor Angélico, ignoraba lo que sabemos ahora sobre embriología.

Respondo que: los Padres de la Iglesia no basaron sus eternas enseñanzas en la ciencia, sino en la Revelación. Por eso lo que enseñan es válido para siempre. Y dice Aquino: "Es luego herético decir que el alma humana se transmite con el semen" (Summa Theologica, Parte Primera, Cuestión 118, Artículo 2, Respuesta).

 



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