Altruismo y egoísmo son aliados

publicado el 04 de mayo de 2008 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

En el último número de los Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un equipo de teóricos evolutivos de la Universidad de Binghamton, Nueva York, sugiere que el egoísmo podría no ser el villano que pensamos, pues se alía con el altruismo en un mecanismo evolutivo complejo. Omar Tonsi Eldakar y David Sloan Wilson proponen una novedosa solución para explicar el altruismo, puesto que parece contravenir los principios mismos de la sobrevivencia. El estudio de la conducta animal, o etología, se topa siempre con el misterio del altruismo animal: parece contradecir las bases mismas de la selección natural, bien comprobada desde que Darwin la postuló como origen de las especies. Se conoce como altruismo la conducta que beneficia a los miembros del grupo aun a costa de sí mismo. Un ejemplo son las hormigas que cruzan arroyos formando puentes con sus cuerpos para que pasen las que se dirigen a cortar hojas y luego mueren ahogadas; las abejas que atacan a costa de sus propias vidas y muchos más. Parroquialismo es la hostilidad hacia individuos que no son de nuestro grupo, ya sea étnico, social, económico, religioso, etcétera.

Jung-Kyoo Choi y Samuel Bowles llaman "altruismo parroquial" a la intersección de una y otra categoría, y proponen que hay una coevolución, una evolución paralela, de ese altruismo y la guerra. Desde un punto de vista evolutivo, es un rompecabezas puesto que la conducta altruista o la parroquial reducen nuestras ventajas. Pero ambas pudieron haber evolucionado si al combinarse ofrecen una ventaja al grupo. Un análisis matemático basado en la teoría de juegos les permitió ejecutar simulaciones que muestran cómo, bajo las condiciones probablemente vividas por los humanos a finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno (hace poco más de diez mil años) pudieron evolucionar conjuntamente altruismo y parroquialismo. "The Coevolution of Parochial Altruism and War", Science, 26 de octubre de 2007.

El estudio publicado esta semana en los PNAS da otro paso y encuentra que altruismo y egoísmo de ninguna manera son los extremos opuestos que suponemos, sino aliados para la sobrevivencia.

El pensamiento occidental, mucho más que el oriental, está influido por la división en bien y mal, ángeles y diablos, establecida por el monoteísmo judeo-cristiano. La eterna batalla entre el bien y el mal, más que la unión de contrarios propuesta por oriente con su yin y yang, pasó de las religiones a la biología evolutiva. Sus teóricos también "tratan con la eterna batalla entre conductas altruistas y egoístas en la lucha dar-winiana por la existencia", señala el informe.

La novedad en el enfoque de Eldakar y Wilson consiste en señalar que las personas egoístas pueden tener sus propios incentivos para librarse de otras iguales dentro de su mismo grupo. Los investigadores consideran una estrategia de conducta llamada el "verdugo egoísta", que se caracteriza por beneficiar a los altruistas y castigar a otros egoístas, incluso a otros verdugos egoístas. "La estrategia puede parecer hipócrita en términos morales, pero es altamente exitosa en términos darwinistas", según el modelo de los investigadores publicado en los PNAS y la simulación computarizada publicada en el Journal of Theoretical Biology. Los verdugos egoístas pueden invadir una población cuando son escasos, pero luego se limitan uno a otro y así evitan que los altruistas sean por completo eliminados.

Las personas de comportamiento altruista son vulnerables al abuso por parte de personas más egoístas dentro de su propio grupo, pero los grupos de altruistas pueden superar a grupos egoístas. Así es como el altruismo puede evolucionar por selección natural "en tanto su ventaja colectiva supere su desventaja individual".

Al parecer, la ventaja individual del egoísmo puede ser eliminada por castigo, "pero el castigo es en sí mismo una forma de altruismo: por ejemplo, si usted paga por poner un criminal en la cárcel, todos los ciudadanos respetuosos de la ley se benefician, aunque usted pague el costo".

Como es bien sabido, premios y castigos refuerzan la buena conducta y "son ellos mismos formas de buena conducta que puede ser desquiciada por dentro". Las personas con mayor tendencia a hacer trampa fueron también las que mostraron mayor tendencia a castigar a otros tramposos. En términos morales es hipocresía. Para Eldakar y Wilson también es una división del trabajo: los altruistas "pagan" a los verdugos egoístas permitiéndoles que los exploten, éstos regresan el favor con altruismo de segundo orden al controlar a otros egoístas. "De esta manera, los mejores grupos podrían ser los que incluyen unos pocos diablos junto con ángeles", dice Eldakar.

El artículo "Researchers explore altruism’s unexpected ally – selfishness" puede consultarse en línea abriendo la edición de los Proceedings.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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