Hombres heterosexuales lo olvidan por internet
columna: «se descubrió que...»
La internet ha creado un espacio donde mucha gente puede experimentar con su sexualidad. Muchos hombres heterosexuales (que buscan al sexo opuesto, mujeres... perdón por aclararlo, pero más vale), que previamente sólo han fantaseado con tener relaciones sexuales con otro hombre, se tiran el clavado y tienen cibersexo con otros hombres. Estos son algunos de los hallazgos en "Escribir, hacer y ser: Un estudio acerca de hombres que tienen sexo con hombres y acerca de sexualidad por internet", una nueva disertación realizada en el Malmö University College en Suecia.
Michael W. Ross debió haber defendido la tesis este pasado 10 de marzo.
La disertación ofrece estudios empíricos llevados a cabo en Estados Unidos y en Suecia. Estos hallazgos "muestran que llegamos a gente, por la internet, a la que difícilmente o jamás habríamos llegado por caminos tradicionales", dice Michael W. Ross. "Esto hace de las intervenciones por internet una herramienta importante en la educación para la salud. También podemos sostener que la gente emplea internet para propósitos sexuales." (Como en tantas ocasiones, las investigaciones serias y bien formalizadas descubren lo que todos sabíamos hace mucho tiempo: uno de mis sobrinos habla de "la cibernovia de mi papá", para referirse a una mujer tan alejada como todo un continente. Las páginas de encuentros gays están perfectamente armadas, gratis o pagadas con tarjeta de crédito, llenas de links y de servicios cómo búsquedas automatizadas por características: "De 20 a 45 años, más de 1.70 de estatura, atlético –o gordito o delgado-, velludo, profesionista, católico, activo y con más de 20 centímetros...", o bisexual, o pasivo, o versátil, o sólo para conversar, etc.) Un 0.1 de segundo y: "Hay 27 en su ciudad", e inscritos en esa página. Puede mandarles un correo, un guiño, ponerlos en una "lista caliente", etc. Cibersexo.
El investigador descubre que, pues nada, resulta que entre hombres que tienen sexo con otros hombres, los alcanzados por cuestionarios vía internet, si se los compara con otros contactados por medios más tradicionales, resultan más jóvenes, menos bien educados, con mayor frecuencia residentes de pueblos pequeños o áreas rurales, y más bisexualmente orientados.
En su sección teórica, Ross examina las teorías sociales y la sexualidad en relación con la internet, incluida la posibilidad de ir a mitad de camino entre la fantasía y la acción (por ejemplo, la masturbación entre dos con cámara en la computadora, o cam: "Bájate los calzones... oye, qué bárbaro", "Pues tú tampoco estás mal..." "Pues qué esperamos... vamos a darle..."). También examina la Internet en cuanto mercado y arena para experiencias sexuales y para experimentación sexual, así como el impacto que está teniendo en cuanto a la creación de culturas sexuales.
"Cuando examiné los datos referentes a internet y sexualidad en Suecia, comprendí que era de hecho un nuevo espacio para la interacción sexual, un ‘oasis erótico’, que no se parece a otros espacios para encuentros sexuales. Yo estaba fascinado por lo que estaba ocurriendo por medio de internet, así que cambié el foco de la tesis hacia este fenómeno", aunque su disertación iba a ser sobre sexualidad más general.
En su parte empírica, la disertación compara entre estudios por Internet y exámenes convencionales de hombres que tienen sexo con otros hombres, entre un estudio sobre sexualidad por internet y un estudio nacional de la salud sexual de Suecia realizado en 1996, y entre quienes completan y no completan sus respuestas a preguntas hechas en un examen acerca de sexualidad en internet.
"El estudio sueco muestra que los hombres dejan de responder antes que las mujeres y que la orientación sexual y la velocidad en la conexión a internet también juegan un papel", dice Ross. Su tesis también toma en cuenta el fenómeno de la "falsa representación", que es el hecho de mostrar en internet una imagen diferente a la real. Es posible identificar gente que hace por internet cosas sexuales que nunca haría en la vida real, dice. "Datos del estudio sueco muestran que 10 por ciento de los entrevistados fueron hombres heterosexuales que habían tenido cibersexo con otro hombre", afirma Ross. Esto es algo nuevo. Antes las fantasías se quedaban en la imaginación. Ahora se realizan con la protección del anonimato. Los límites entre "quién eres", "falso" y "verdadero" están variando. Más información, Michael Ross. Tesis: Carina Grujic.
0 animados a opinar:
Publicar un comentario