Entonces, estimado fiscal ¿Díaz Ordaz tuvo razón?

publicado el 10 de octubre de 2005 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Ahora resulta que sí hubo un "grupo nacional" que comenzó su acción en 1968, la prosiguió en 1971 y continuó a balazos, asaltos bancarios y secuestros durante la siguiente década. Es el "grupo nacional" contra quien el gobierno mexicano cometió genocidio. Eso dicen. O sea, estimado fiscal, amigos del Comité 68 y analistas que opinan igual, que el presidente Díaz Ordaz estuvo en lo cierto: comenzamos con marchas pacíficas, pero nuestro objetivo, como él sostuvo siempre, era tomar el poder para instalar un gobierno socialista. Algunos dirigentes lo deseábamos, pero no habríamos llevado ni 500 gatos a un mitin si lo decimos. El 68 fue lo que fue porque no tuvo los objetivos de la guerrilla.

Y aunque hubiera sido así, tampoco habría materia de genocidio, pues no se comete ese delito contra quien está alzado en armas, sino cuando se mata por pertenecer a cierto grupo exterminable y no a otro. Por ser judío, por ser joto, por ser tutsi de Ruanda, por ser armenio; por lo que se es, no por lo que se hace. No es el caso de una guerrilla, ni remotamente, salvo para fines de propaganda. Al judío lo mataban por serlo, no por encontrarse alzado en armas (que podía estarlo, una vez enterado de su sentencia previa). La Resistencia francesa contra la ocupación nazi fue heroica, pero hasta donde sé sus muertos no cuentan como caídos por genocidio, sino en combate. No los mataban por ser franceses.

Para que la definición de genocidio se adapte a los hechos que van de 1968 a 1978 debe uno encorsetarlos en la definición de "grupo nacional"... y olvidar las declaraciones de guerra contra el Estado burgués de la Liga Comunista 23 de Septiembre y otras organizaciones guerrilleras. Porque si la parte exterminada cayó en combate, durante una guerra declarada por los mismos exterminados, ya no hay genocidio, hay el legítimo derecho de un Estado a defender su existencia. Y si en esa defensa incurre el gobierno en delitos, como la desaparición forzada y la tortura, son delitos que deben perseguirse, pero no son genocidio. Por suerte, Díaz Ordaz no tuvo razón, ni entonces ni ahora y no existió jamás tal "grupo nacional", salvo en la paranoide imaginación del Presidente y ahora en la de quienes piensan como él. Ese grupo nacional es un sofisma, una mentira con apariencia de verdad a la distancia.

En 68 las movilizaciones no se plantearon jamás lo que luego buscó la guerrilla. Ni son las mismas personas: Pablo Gómez no tiene parentesco político alguno con la Liga Comunista 23 de Septiembre, ni son las mismas demandas, ni son los mismos métodos. Es más, los guerrilleros nos amenazaban de muerte, y cumplieron, como en el caso del profesor Peralta, a quienes andábamos fundando grupos y partidos políticos. ¿Un "grupo nacional" que se mata entre sí? En las universidades repartían los volantes con las sentencias de muerte a ex dirigentes del 68. ¿Sentenciados y sentenciadores son un "grupo nacional"? Al 68, el 71 y la Liga, los unen solamente las ganas de salir del atolladero jurídico en que la necedad metió a la fiscalía. Y el oportunismo de quienes ven una fácil manera de reafirmar su corrección política.

Que no hubo intención genocida contra el 68, a pesar de Tlatelolco, lo prueba un hecho simple e innegable: aquí estamos. Los genocidas nos tuvieron a todos en su poder, a to-dos, secuestrados en el Campo Militar No. 1, sin que la prensa ni nuestras familias ni "el pueblo" tuvieran conocimiento de nuestro paradero. Y salimos todos del Campo Militar a Lecumberri. Llegamos vivos todos. Y cuando nos llevaron al vapor general de la cárcel el primer día, luego de un mes sin baño, de los tubos salió vapor de agua, no gases venenosos. Nos pusieron en libertad luego de casi tres años. Y punto final a ese "grupo nacional".

Los grupos que promovieron la manifestación de 1971 fueron otros, y el ambiente era otro. Ya había gente armándose. La manifestación, citada en apoyo a las demandas de la Universidad de Nuevo León, perdió todo sentido cuando fueron resueltas días antes. Pero, declaraban los acelerados, la manifestación ya estaba citada y había muchas otras cosas que exigir: casas para los pobres, becas estudiantiles, el fin del imperialismo, respeto a la ecología...

Los dirigentes del 68, con experiencia y sensatez, estuvieron en contra. ¿Dónde está la continuidad si se opusieron? Fueron de escuela en escuela tratando de parar la manifestación tutti-frutti. No lo consiguieron, en buena medida porque la promovían algunos que sentían que "se habían perdido" el 68. Hoy los ronda la culpa. Eso existe. ¿Cuál continuidad?

Y luego vino la guerrilla con la correspondiente respuesta del gobierno, las guerras limpia y sucia, legal e ilegal, con la que el gobierno la acabó. Para empezar, hubo una declaración de guerra, de diversos grupos, contra el Estado burgués que debía ser exterminado. Ejército y policías cometieron desaparición forzada cuando no entregaron los detenidos a las autoridades. Cometieron tortura, sadismo, vileza. Todo lo que se quiera. Pero, ¿desde cuándo es genocidio responder al fuego enemigo? Los guerrilleros no eran más cariñosos con los policías y soldados en su poder. Y cometieron crímenes contra gente que ni siquiera pertenecía a las fuerzas armadas, como los industriales, ganaderos y demás "burgueses" que la guerrilla secuestró, torturó y asesinó.

¿Eso... qué similitud tiene con la manifestación silenciosa del 68, con los mítines pacíficos en el zócalo? ¿Cuál es la continuidad entre un discurso de Heberto Castillo frente al Palacio Nacional y el asesinato con tortura de un industrial por la guerrilla? ¿Alguien puede imaginar a Heberto asaltando un banco y echando bala desde la azotea de una "casa de seguridad"? Sí, Díaz Ordaz, y parece que también la fiscalía especial que los une en un mismo "grupo nacional".

Ya no solamente la fiscalía especial, sino algunos columnistas, han hecho suya la idea de que hay continuidad entre esos movimientos políticos tan claramente enemigos, así que, si los sofismas les gustan, a’i les va uno: los guerrilleros se propusieron el exterminio de un grupo nacional: el Ejército Na-cio-nal y el gobierno na-cio-nal. Por lo tanto cometieron genocidio. ¿Verdad que es ridículo?

¿Indios nazis en el IMSS?

"Si Hitler viviera, Levy no existiera", gritaban los trabajadores del IMSS que defienden sus privilegiadas pensiones aun a costa de dejar a 50 millones de mexicanos sin medicina. Olvidan que, con Hitler, tampoco ellos existirían, porque las imágenes no los muestran arios, sino prietos, chaparros, panzones y aindiados. Levy podría cambiarse el apellido. Ellos no pueden cambiarse la cara. O sea, carne para los crematorios de Hitler. ¿Y la ley? ¿Tampoco se les aplicará la ley por apología de un genocidio?

 



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