Errores y tropezones

publicado el 14 de mayo de 2001 en «La Crónica de hoy»
columna: «la ciencia y la calle»

 

Casi seis meses lleva el gobierno panista de Vicente Fox y sus traspiés empeoran. No es uno menor el de Guadalajara, donde la Policía Federal Preventiva realizó una operación por sorpresa en la zona donde se almacena y expende el contrabando. Que tales acciones se planeen dentro del mayor sigilo es —por supuesto— indispensable para garantizar su efectividad.

Pero que el presidente Fox, quien levantó como candidato la bandera del respeto al federalismo, no tome siquiera el parecer del gobernador de Jalisco y del alcalde de Guadalajara, ambos, además, de su mismo partido y por lo mismo insospechables de que pudieran buscar el fracaso de la operación con fines partidistas, resulta digno de los peores momentos del viejo priismo, cuando no existía más autoridad que la del presidente de la república.

Hasta Carlos Salinas incluido, no hubo gobernadores ni diputados de verdad. Todos eran secretarios del presidente. Ya no es así y no desde la derrota del PRI, sino desde el sexenio de Ernesto Zedillo. Así pues vivimos la paradoja (peor aún, la paradoja) de que con el primer presidente de la era democrática volvimos atrás.

Al gobernador de Jalisco lo avala una elección tan vigilada como la que llevó a Fox a la Presidencia. La soberanía de los estados ha dejado de ser una expresión hueca porque se respeta el voto. Bajo esta luz, las autoridades federales pudieron evitar hasta el aviso a las policías locales, si eran sospechosas de complicidad con los delincuentes buscados; pero resulta ultrajante que no pidan conformidad al gobernador de un estado soberano para llevar a cabo una acción de tal magnitud; como si el presidente se apellidara Díaz Ordaz.

En otras latitudes los ministros ofrecen su cabeza para salvar la del presidente. Aquí, Fox ofrece cabeza y botas para salvar a sus subordinados, a los que trata como a presidentes; pero trata a los gobernadores como a subordinados.

¿Y el jaque mate?

Ni en el peor "escenario", como ahora se dice, de una Presidencia encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, nos hubiéramos imaginado que el presidente de la República hiciera por Marcos lo que ha hecho Fox, el derechista: financiarle una marcha al DF que había prometido tomar por las armas, protegerlo a costa de la vida de un policía atropellado por la caravana y de quien nadie se ha vuelto a acordar ni nadie pagó por ese homicidio; ensalzar en todos los medios y en todos los foros, nacionales e internacionales al guía guerrillero. Se podía ver una riesgosa jugada política en esa resurrección del muerto, y era la siguiente: hemos visto, año con año, a Marcos seguir la misma táctica para romper negociaciones que parecen exitosas. Pone una o varias condiciones, las que se le ocurren, y cuando no se las cumplen a su entera satisfacción da el manotazo al tablero y se levanta diciendo que ya no juega. La táctica sería concederle todo, hasta llegar a la ignominia.

Pero cuando Marcos se levantara arrojando las fichas al suelo quedaría, por ese mismo hecho, fuera del amparo de la ley que Salinas le regaló al guerrillero, ley que le evita ser detenido, pero sólo en tanto continúe en diálogo. Entonces Fox actuaría en consecuencia, pensamos algunos.

"El inventario de las rupturas (Reforma, martes 2 de mayo), confirma la presencia de la misma película" sostiene Juan José Hinojosa en Proceso, 6 de mayo de 2001. Y enlista: 12 junio de 1994, rechaza las propuestas oficiales en el diálogo de San Cristóbal; el mismo año, 10 de octubre, invoca el cerco impuesto por el Ejército para romper pláticas; poco después vuelve a romperlas porque no le parece la elección del gobernador; en 1995, 2 de septiembre, suspende su participación en San Andrés y plantea cinco condiciones para regresar; en 2001 se le ocurren sólo tres condiciones y otra vez rompe pláticas cuando una, la “ley indígena”, no le parece bien cumplimentada.

"En las seis ocasiones de este manoseado calendario, Marcos suspende el diálogo; en las cinco primeras ofrece regresar, mediante condiciones que confirman la obsesión del todo o nada y en las cinco termina en la ruptura. Aquí, ahora, la película se repite igual, íntegra, exacta, sin variables, y frente a la terquedad obsesiva la pregunta: ¿Hasta cuándo?" Proceso, ídem.

La nueva ruptura del incipiente diálogo anula, por sexta ocasión, el paraguas salinista que protege por ley al guerrillero sólo y sólo si dialoga. Si la intención de Fox era dejarlo ir a donde todos sabemos que iría, no se ve por ningún lado la declaración de jaque mate.

Apoyo a empresas

1) El gobierno de Fox, acusado de derechista y proempresarial, logró, en sólo cinco meses, que los industriales jaliscienses del vestido decidieran hacer sus maquilas en Hong Kong. 2) Aliento al changarro: un ciudadano invirtió su escaso capital en un pequeño negocio. Pidió su registro en el Padrón de Importadores y Exportadores durante el viejo, corrupto, ineficiente y antiempresarial régimen priista. El registro tardó mes y medio. Al ciudadano le pareció un exceso, pero lo justificó en términos de que no se podía esperar otra cosa de un sistema caduco y más aún considerando que no había ofrecido obsequio alguno para acelerar los trámites (y, en honor a la verdad, los corruptos tampoco se lo pidieron).

Luego se enteró de que debía repetir los trámites, idénticos, para indicar el sector específico en el que pedía registro (que pudo ser un renglón en el primer trámite). Por suerte metió sus papeles, el mismo altero, cuando ya la derecha empresarial estaba en el poder, en los primeros días de diciembre pasado. Han transcurrido desde entonces cinco meses y medio, pero el inversionista en pequeño todavía no tiene su registro. Y eso que no está pidiendo préstamo para un changarro. Sólo que lo registren.

Y por cierto...

Bueno ¿y los seis mil millones de pesos que le faltaron a Rosario Robles? ¿En dónde están las caricaturas con doña Sonrisas de antifaz y su bolsota de dinero al lado? El dato lo dio la propia Contraloría del Distrito Federal. Tras la nota de Reforma, en la prensa sólo tenemos silencio. Claro, se trata de un gobierno del PRD. Ah, pero no hubiera sido uno del PAN o vade retro, Satanás! del PRI, porque sería la delicia de cierta prensa.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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