Murió "el francotirador de Tlatelolco"

publicado el 11 de octubre de 2015 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Estado Mayor. Blog de información militar y seguridad nacional. De ahí tomo la siguiente información que se añade a la que recuerdo. El blog titula su nota El francotirador de Tlatelolco. Firma Juan Veledíaz. Dice el resumen: "Hizo su carrera en el Estado Mayor Presidencial (EMP) del que llegó a ser jefe en el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988), un cargo que le dieron como premio al silencio que guardó sobre lo ocurrido el 2 de octubre de 1968. Carlos Humberto Bermúdez Dávila, el oficial que iba al mando de los militares que comenzaron los disparos desde los edificios que rodean la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, y que desató la masacre que marcó la vida contemporánea del país, murió 'solo y abandonado' en los primeros días de agosto pasado. Su papel como jefe de los francotiradores, y uno de los que disparó contra la muchedumbre aquella tarde, quedó revelado por el jefe de inteligencia militar del EMP que lo sustituyó".

Texto completo en: http://www.estadomayor.mx/57644

Las actas ante el MP de los heridos del Batallón Olimpia no concuerdan en cuanto al mando. Dicen los militares que iban al mando del capitán Ernesto Gómez Tagle. Las actas las publicamos todavía en la cárcel cuando nuestros abogados las encontraron en los juzgados. Es posible que el Olimpia haya ido con un mando y los del Estado Mayor con otro. Sigue el blog del Estado Mayor. No pondré comillas para no recargar el texto, pero mis comentarios irán entre paréntesis cuadrados.

México, 5 de octubre.- Días después de 1 de diciembre de 1970 [toma de posesión de Luis Echeverría], cuando el entonces mayor de infantería Jorge Carrillo Olea había sido nombrado por [el presidente] Luis Echeverría jefe de inteligencia del Estado Mayor Presidencial (EMP), su antecesor en el cargo lo encaró en el primer encuentro que tuvieron.

—A usted me lo voy a traer al pedo— le dijo el teniente coronel Carlos Enrique Bermúdez Dávila, quien durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz había sido jefe de la sección segunda, y uno los oficiales más cercanos al titular del EMP, el general Luis Gutiérrez Oropeza.

Bermúdez creía que aun podría conservar injerencia sobre esta área, estaba acostumbrado al poder sin límites que había acumulado en el gobierno que terminaba. Carrillo Olea recuerda que se plantó y con aplomo le respondió que él tenía sus propios deberes, el único superior al que respondería sería al nuevo jefe del Estado Mayor Presidencial, el general Jesús Castañeda Gutiérrez.

El teniente coronel Bermúdez era una figura de las más cercanas a Gutiérrez Oropeza, quien como jefe del Estado Mayor Presidencial quedó marcado por ser quien desplegó 10 oficiales armados bajo su mando en algunos departamentos en los edificios aledaños a la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. A todos ellos les dio órdenes de disparar contra la multitud y al ejército la tarde del 2 de octubre de 1968. Su legado en el EMP más allá de los hilos maquiavélicos que tejió junto con el secretario de Gobernación Luis Echeverría, era un equipo de militares de una hechura particular: autoritarios, arbitrarios y corruptos.

Pese a que vivió muchos años en la opulencia, hace algún tiempo se separó de su mujer, y quedó al cuidado de sus hijos. El pasado 6 de agosto del 2015 Carlos Humberto Bermúdez Dávila, jefe de los francotiradores del Estado Mayor Presidencial que dispararon contra la muchedumbre el 2 de octubre en Tlatelolco, murió en su domicilio particular.

La pregunta de Carlos Puig

Entre los gritos y sombrerazos, la pregunta formulada en estas páginas por Carlos Puig es una luz: En Iguala, gobernada por el PRD, ¿de veras hubiéramos querido tener, además, un enfrentamiento entre militares y policías? Hago un Gedankenexperiment: Soy capitán con tropa a mi cargo. Oigo balazos, carreras y gritos. Sin órdenes superiores, decido salir. ¿Qué veo? A policías municipales uniformados deteniendo jóvenes que llevan cuatro (o cinco) autobuses fuera de ruta, claramente robados. ¿De qué lado me pongo? No adivino lo que vendrá. Sabemos que hubo soldados al menos en el hospital enterándose de los heridos. Los policías habrían respondido el fuego de los militares. ¿Eso deseamos cuando acusamos al Ejército de, al menos, omisión en sus deberes? Como concluye Puig: yo no.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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