Ni quien lo dude: todos los niños del mundo tienen derecho a tener un padre y una madre... amorosos, guapos y ricos. La inmensa mayoría los tiene, pero sin estas virtudes. Y peor: hay padres y madres que no desean al niño y lo abandonan: se han encontrado bebés aún vivos en basureros, parques y, cuando éramos más civilizados, en una cesta a la puerta de una iglesia, como Marcelino Pan y Vino, o flotando en las aguas del Nilo, donde Moisés tuvo la suerte de ser encontrado por una princesa (o eso dijo la pillina) y no por una esclava. El derecho lo tienen. El hecho no siempre.

Sobre ese asunto no hay siquiera tema para discutir: hombres y mujeres calientes: hagan el favor de no abandonar a los hijos de sus pecados, no llenar los hospicios de niños sin padre ni madre. Háganse cargo, casados o no, del hijo al que dieron vida, con intención o sin ella.

Resuelto el asunto por la vía trivial. ¿Qué hacemos con los padres y madres que por la madrugada abandonan el paquete en un contenedor para que el problema pase a los hombres recogedores de basura? Si la justicia los localiza deben ir a la cárcel. Eso deja, otra vez, un bebé indeseado y huérfano por tener a sus padres en el bote.

Digamos otra trivialidad: no hemos logrado los Homo sapiens concebir un hijo de dos varones ni de dos hembras, aunque todo el Mediterráneo estuvo lleno de dioses nacidos de mujeres vírgenes... Lo cual no es indicio de multiplicación del milagro antes, durante y después de María, virgen y madre, sino de muchachas listas. Lo que la ciencia médica ha podido hacer es inseminar, in vitro, un óvulo con un espermatozoide, y colocar ese huevo fecundado en un vientre materno, propio o alquilado, para llevar la gestación a término y terminar en un parto.

Yo tuve enormes deseos de tener un hijo cuando era joven. Pero no quería una esposa. En lo que descubríamos otro sistema para que fuera concebido por Ernesto y yo, busqué a una ex novia y le propuse el trato: ella concebiría con mi ayuda y yo me haría cargo de todos los gastos en el parto, antes del parto y después del parto, hasta el término de la carrera universitaria.

¿Quería tener de nuevo relaciones sexuales con ella? No. Pero eran necesarias si no deseábamos recurrir a la inseminación artificial. Pedí permiso a Ernesto, porque, de ser varón, el trato decía que estaría a mi cargo y su madre lo visitaría cuando deseara. Lo quería cambiar de pañales, bañar, comprarle sus primeros zapatos, llevarlo a la guardería. Si era niña lo haríamos a la inversa: estaría a cargo de mi ex y yo la visitaría.

Mi ex se arrepintió. Yo no. Y no tengo ni sombra de duda: habría sido un gran padre, mucho mejor que muchos casados por todas las leyes.

Cuando pasaron veinte años de aquellos hechos, me puse, sin saberlo muy bien, a buscarlo en algunos veinteañeros... y me fue del carajo.

Para que las parejas homosexuales no tengan opción alguna a la adopción hay un recurso infalible: No hagan mítines: ¡Hagan el favor de no llenar de niños abandonados los hospicios! Y punto final: no habrá niños sin padre y madre.

En cuanto al matrimonio homosexual: no veo la materia de conflicto para que hombres y mujeres puedan seguirse casando como siempre. Dar el voto a la mujer no nos quitó el voto a los hombres. Si yo me hubiera casado con el hombre de mis sueños no habría evitado que mis sobrinos y sobrinas se casaran... y se divorcien en algunos casos. Conozco parejas casadas, hombre y mujer, que llevan una vida que no desearía para mí.

Creo que es un asunto de igualdad en los derechos. No de buenos o malos resultados. Ahora es tema ineludible porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo obligatoria, en todos los estados de la Federación, esa igualdad.

¿Importa para algo más? Sí: asistencia médica, herencia de bienes comunes, derecho a decidir el tratamiento del cónyuge y presencia indiscutible cuando uno de los dos caiga en etapa terminal y la muerte concluya una relación de vida.

No es poco. Sé lo que digo porque a mí ese derecho me lo arrebataron.

la talacha fue realizada por: eltemibledani