El paternalismo: enfermedad senil del socialismo
columna: «la calle»
De veras, señito, ¿en esta fonda PRD no hay de otra sopa que la crema de frijol Jiquilpan de antes de antier?
En las categorías de la variopinta izquierda falta incluir un post-populismo: el paternalismo. Y en el PRD lo encarna Cuauhtémoc Cárdenas. Que no, que no entrará a la contienda por la presidencia del PRD. Resulta evidente que seguimos sin saber leer el lenguaje críptico del PRI, donde se formó Cuauhtémoc. No desecha la presidencia, lo que rechaza es toda campaña, votación con otros. Es que, saben ustedes, en el PRD todos son iguales, pero unos son más iguales que otros.
Ya, ya: frase trilladísima, pero yo sí he leído la Rebelión en la granja. Hagamos un breve recuento de la llegada de Cárdenas a la izquierda. Había una vez, hace muchos, muchos años, un solo partido que las ganaba todas: el PRI. Cuando el PRI se decidió (léase: el dedo presidencial) por Cárdenas para candidato a gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc no exigió asamblea democrática del PRI. Aceptó “la opinión unánime del partido” y ganó.
Mi pandilla había logrado integrar un grupo más amplio: el Movimiento de Acción Popular, MAP, en alianza con muchos otros grupos. El hoy más merecidamente reconocido es José Woldenberg.
El Partido Comunista Mexicano (PCM) pasó de la persecución a la legalidad y obtuvo registro. Nos aliamos para hacer el Partido Socialista Unificado de México (PSUM). Pero faltaba una figura clave: Heberto Castillo, con su PMT (Partido Mexicano de los Trabajadores), donde estaban Eduardo Valle (El Búho), Cabeza de Vaca y otros dirigentes del 68 casi 20 años atrás. Se unieron a los unificados y creamos el PMS (Partido Mexicano Socialista). Para las elecciones federales de 1988 lanzamos a Heberto Castillo, un candidato que sin duda no iba a ganar, pero nos daría una derrota al menos honorable y algunos diputados.
Cárdenas había terminado su gobierno en Michoacán y, sabiéndose no designado, exigía al PRI votación universal para elegir candidato a la Presidencia en 1988. Para eso integró la Corriente Democrática del PRI que incluía a personajes como Porfirio Muñoz Ledo.
Un buen día vieron la batalla perdida y abandonaron el PRI. Yo metí la pata, como tantas veces: escribía en LaJornada, diario del que era cofundador y copropietario, y sin más publiqué sin consulta que Heberto debería declinar su candidatura ante quien sí podía ganar unas presidenciales: Cuauhtémoc.
Fui severamente reconvenido por Rolando Cordera: “Luis, te recuerdo que militas en un partido y que ese partido no ha tomado la decisión que publicas…”, etcétera. Pero el PMS tomó esa decisión y Heberto declinó a favor de Cárdenas. Para no entrar al PMS, Cárdenas et alii decidieron que sería mejor un frente común. Se llamó Frente Democrático Nacional.
Fui de nuevo severamente reconvenido por un michoacano: “Luis, no tienes idea del sexenio de Cárdenas… Para empezar, todos los fines de semana tuvimos ‘ley seca’, cierre de todos los bares y cantinas para promover la virtud y evitar la embriaguez del proletariado y la malversación de sus quincenas… Luego las putas las aventó a Guanajuato…” No, no lo sabía, admití. No me consta lo último.
Lo siguiente es conocido: no existía el IFE, las elecciones estaban en manos del secretario de Gobernación, entonces Manuel Bartlett, el mismo que hoy va del brazo con El Peje como parte de la “izquierda”. El PRI ponía las autoridades de casilla y contaba los votos. Cuando iba ganando Cárdenas, zas, se cayó el sistema, y al arreglarlo había ganado Salinas de Gortari.
Aquel frente electoral dio origen al PRD por iniciativa de Cárdenas. Perdidas las esperanzas en el PRI de Tabasco, llegó López Obrador.
Luego Cárdenas ganó el DF y La Crónica descubrió que uno de sus jefes de policía había sido miembro del Batallón Olimpia: el mismo que comenzó los disparos el 2 de octubre. Cárdenas, más sensato que El Peje, lo destituyó de inmediato.
Hace 26 años… ¿Y todavía no hay nadie más?
Oaxaca
Sencillo: la Federación retiene el presupuesto al cogobierno Cué-CNTE. Y ya.
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