Las armas
columna: «la calle»
Por lo menos desde la Revolución Francesa, no ha habido levantamiento armado contra injusticias evidentes que no termine en otra feroz dictadura: el mejor ejemplo fue El Terror que llevó a la guillotina primero a los nobles abusivos, luego a los no tanto, y acabó hasta con los revolucionarios extremos como Robespierre. La Rusa acabó en el Gulag: acrónimo en ruso para Dirección General de Campos de Trabajo, donde moría todo opositor; la Mexicana, en el PRI; la China, en la hambruna que llevó millones de chinos a la muerte cuando los físicos y violinistas debieron acercarse al pueblo cultivando arroz en vez de andar tocando conciertos de Paganini; la Cubana, en los hermanos Castro aferrados al poder desde antes que naciera Peña Nieto; la Nicaragüense, en la piñata denunciada por Edén Pastora, el mítico Comandante Cero: rebatiña de los bienes somocistas, y el error, señalado por Fidel Castro que de eso sabe mucho, de aceptar elecciones libres porque, como el viejo dictador auguraba, las perdieron.
En Michoacán lo vemos ahora: sin duda hay campesinos hartos de pagar al crimen una cuota que llegó hasta entregar sus mujeres como esclavas sexuales, pero hay un río revuelto que no terminará bien. El enemigo eran Los Zetas y los atajó la justicia popular encarnada en La Familia, ésta dio origen a Los Caballeros Templarios, nacidos como autodefensas y pronto reconvertidos en nuevos zetas con todo y derecho de pernada y cuotas de “protección”.
Corrompidos también Los templarios, el pueblo se arma y va con todo contra quienes lo extorsionan y asesinan: son lo último en la autodefensa del pueblo contra el crimen. Es la visión idílica, coincidente con la ultraderecha en EU que se opone a toda regulación de armas, así sean metralletas o bazukas, a la venta en el estanquillo de la esquina, “porque esta nación se hizo con armas”, sí: para matar indios e infiltrar territorios mexicanos sin vigilancia. No es raro que sea en México la opinión de alguna izquierda. ¿Y qué sigue?
Reporta en MILENIO 15 de febrero Francisco García Davish: “Elementos de la Secretaría de Marina escoltaron hasta la salida del poblado de La Placita de Morelos, en el municipio de Aquila, a autodefensas que fueron denunciados por pobladores por supuestos abusos y robos”.
La crónica de Reforma, 12 de febrero, enviada por Benito Jiménez, va en el mismo sentido: “Impone El Abuelo ley en Tepalcatepec”. Juan José Farías, El Abuelo, “mandó levantar a civiles dizque señalados porque trabajaban con los Caballeros Templarios. Ahí torturó a unos, era la ley de El Abuelo, no había otra, comenta un ex policía”. La justicia del pueblo es expedida, no se anda con remilgos de investigaciones ni defensores.
Juan José Farías El Abuelo es un presunto cabecilla del cártel Los Valencia. Capturado en 2009 por delincuencia organizada, en Apatzingán es considerado fundador de las autodefensas.
Sigue Reforma: “El domingo, las autodefensas hicieron una demostración de su fuerza cuando ingresó [a Apatzingán] un convoy de más de 50 camionetas con personas armadas. Ayer, los comunitarios dieron dos vueltas a la plaza y después se fueron. En su retirada, incluso fueron escoltados por policías federales. ‘No había acuerdo para que hicieran eso hoy, no sabemos qué pasó’, externó un mando federal irritado por la incursión”.
Publicidad engañosa
Si una compañía anunciara: “Somos los que hacemos que el sol se levante” sería sencillo ganarle una demanda millonaria ante la Procuraduría Federal del Consumidor por “publicidad engañosa”. El engaño salta a la vista con más palmaria evidencia que otros productos o servicios que han sido multados. Pero es anuncio oficial de la Cámara de Diputados. Y tienen fuero, para eso les sirve.
Federico Campbell
Inesperada muerte de Federico Campbell por complicaciones de influenza A H1N1. Un abrazo al querido Bucky, Federico Campbell Peña y a Margarita Peña. Y recomendación a Salubridad: Ya podrían exigir a Soriana que los viejitos empacadores no abran con saliva en los dedos las bolsas en que echan manzanas y lechugas.
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