"Los partidos no tienen ni memoria ni consistencia ni visión de Estado." María Amparo Casar. Excélsior, 23.10.13

Es la desgracia del país: los niños berrinchudos que nos cuestan miles de millones en salarios, prestaciones y comilonas, un millón mensual si sumamos sus gordos salarios, choferes, ayudantes, guaruras y tampones, se hacen la misma travesura en el Congreso, se meten zancadilla desde la oposición porque lo mismo me hiciste tú. Es que tú empezaste, wey. Y a’i la llevan, entre pataleta y sacada de lengua.

Hoy celebra Grecia su Día del Oji, del No: cuando un plebiscito rechazó la paz ofrecida por el fascismo italiano durante la Segunda Guerra Mundial, paz a cambio de alianza griega con Mussolini. México lo celebra todos los días. El día del NO es cualquier día. "Quisiera proponer que...", comienza un panista. "¡No!", grita Dolores de Bejarano. "No, qué, cenadora (sic)...". "Qué de qué, wey, qué de qué...". Y "toma" la tribuna. Afuera la CNTE se arremolina armada de palos y tubos, los bien engordados del SME con sus pensiones vitalicias se aprestan a usar esa conquista en fabricar molotovs, los "infiltrados" se infiltran, los comandos del Chómpiras y el anarco-lumpenaje infiltra a los infiltrados. A la autoridad la Virgen le habla allá arriba.

Es el nivel de nuestro oji, nuestro no. Recordemos: las reformas que hoy propone Peña Nieto las presentaron Calderón y Fox al Congreso, las rechazó el PRI... que las había propuesto firmadas por Zedillo y por eso las rechazó el PAN.

Todos tenemos un no definitivo con respecto a alguna función del gobierno. En la cuestión de las drogas, varios hemos expresado nuestro no a que el gobierno diga lo que podemos fumar o aspirar mientras no hagamos daños a terceros. No se nos pueden prohibir las bebidas alcohólicas, pero se puede y se debe impedir, hasta por la fuerza, que conduzcamos en estado de ebriedad.

Pablo Hiriart, en La Razón, ha planteado otro aspecto que debemos valorar: tenemos derecho a hacernos cuanto mal queramos, sí, pero ¿tenemos derecho a llegar luego a pedir atención médica gratuita? Para empezar, no existe eso: los servicios del IMSS y del Seguro Popular cuestan, medicinas y tomógrafos valen millones. Es un pago que todos aportamos en solidaridad con personas sin recursos para atención privada. Pero los seguros privados no pagan intentos de suicidio.

México es el país que, en el mundo entero, tiene el mayor porcentaje de obesidad. Muy su (mal) gusto. Pero es un dato médico firme que el azúcar en exceso produce diabetes, además de obesidad. La mayor parte de esa azúcar se consume en forma de refrescos: México es su primer consumidor, mundial, per cápita. Como remedio se propone subir el impuesto a los refrescos. ¿Es papá-gobierno que nos cuida? Tenemos derecho a ser gordos y a causarnos diabetes. Pero ¿lo tenemos a llegar a pedir atención médica gratuita? Así está en la ley. El impuesto a los refrescos lo único que pide al consumidor y futuro paciente es que pague un peso, prima diaria de su seguro médico.

En cambio, el vino de mesa (y vino es el producto de uva no destilado: tinto, blanco, rosado), está abrumado por altos impuestos protectores contra el alcoholismo. Pero el borracho no se compra un Châteauneuf du Pape, salvo si es diputado; se emborracha con tequila, ron, brandy y otros alcoholes que, por ser destilados, producen mejor efecto. Ocurre entonces que una copa de vino tinto con la comida, recomendada por todos los médicos del orbe contra el colesterol, es más cara de un regular mexicano que de un magnífico chileno. Con Chile tenemos libre comercio y sus vinos, mucho mejores, compiten con ventaja contra los de Baja California. Ocurrencias de diputados ignorantes.

En resumen: una reforma fiscal debe ser redistributiva: servir para gastos médicos y pensiones de quienes sin ellos están en el desamparo. El porcentaje de ISR debe subir conforme el ingreso es mayor. Lo dice la izquierda en el mundo. El caso insólito de México es que aquí la "izquierda" se opone. Por eso lleva comillas.

la talacha fue realizada por: eltemibledani