Vende caro tu amor...
columna: «la calle»
El Partido Nueva Alianza, mucho mejor conocido, y más acertadamente, como El Panal, por ser propiedad de su abeja reina, lo creó La Maestra, Elba Esther Gordillo en 2005, sin abandonar su nativo PRI. Así logró hacer del SNTE una fuerza electoral con precio contante y sonante, medible, su personal ventanilla para venta de votos y acomodo de alfiles. Es el Panal y la inexplicable riqueza de su fundadora y dirigente ad nauseam de tal manera sinónimo de corrupción, que resulta más bien un oprobio llevarlo de socio. Y es además caro: pregunten a Felipe Calderón.
Si plantear la renegociación del acuerdo Moreira-Gordillo era con certeza ir a la ruptura, es fácil intuir que se hizo con ese propósito. La alianza con el PRI ya había entregado a Gordillo candidaturas hasta para su hija y su yerno; pero se firmó bajo la dirección de Humberto Moreira, el ex gobernador acusado de falsificar documentos para elevar la deuda del estado de Coahuila de 323 millones a más de 33 mil millones (más de 100 veces). Moreira dejó el gobierno entre escándalos que no han terminado. Lo investiga la PGR. La peor imagen del PRI asomaba la cola. Su candidato a la Presidencia, Peña Nieto, no ha mostrado el proyecto de gobierno, el “para qué buscamos volver”, como tantas veces exigió Beltrones siendo precandidato, pero ya dejaba ver el andamiaje Gordillo-Moreira-SNTE, deuda, voto forzado, reparto de poder: Peña Nieto y Bartlett no se distinguían en nada. Y peor aún: Gordillo no es de fiar.
Para la gubernatura de Puebla se alió con el PRD, PAN y Convergencia. ¿PAN y PRD juntos? Sí. Pero en Tamaulipas la alianza fue con el PRI y el PVEM (o Partido Verde o franquicia de la familia González). En Campeche, Querétaro y Colima con el PRI. En Guanajuato con el PAN. En Chihuahua con el PRI, el PT de Carlos y Raúl Salinas y el PVEM-franquicia-González. Es difícil encontrar un mejor ejemplo de putería. En las presidenciales de 2006 fue con el PAN al ritmo de “vende caro tu amor, Aventurera”. Pero en las presidenciales del 2012 iba con el PRI... ¿alguna objeción?, ¿algún reparo?, ¿algún extrañamiento? Nada: todos van a lo suyo: el poder, el presupuesto, la impunidad con la cobertura del fuero.
Nadie sabe, ni la dirigencia, cuántos miembros del millón 200 mil afiliados al SNTE dan clases y cuántas decenas de millares tienen licencia sindical para hacer plantones y cerrar calles en dónde se les llame. Sin sonrojo exigen su derecho a vender su plaza de maestro y también, por qué no, a heredarla. Y con aún menos sonrojo se oponen a ser evaluados. Evaluación era la piedra fundamental en la Alianza para la Calidad Educativa: sin evaluación de quien enseña no tenemos idea alguna de la calidad del resultado. De ese fondo perdido, de esas decenas o centenas de millares que cobran como profesores y jamás dan clases (quizá para fortuna de sus posibles alumnos), viene la fuerza del Panal: tiene abundancia de carne de cañón para cualquier menester. Y en una elección presidencial hay muchos, sin duda. Sobre todo cuando ya se cuentan los votos y cada voto cuenta.
El PRI de Peña Nieto sale ganando al demoler la alianza acordada por Moreira, quien no acaba de rendir cuentas de lo que hizo en Coahuila. Con todo, la maestra será bienllegada, como toda la basura priista, en el PRD o en el PT que no hace gestos ni a Manuel Bartlett, a quien debemos la doctrina del “fraude patriótico”: vía para salvar a la Revolución cuando el régimen corporativo movía todos los hilos de la marioneta política nacional.
Al Panal también podría hacerle un lugar la Morena, penúltima ocurrencia de López, que devolverá México a la senda de la renovación moral, lema del presidente De la Madrid, bajo cuya presidencia (1982-1988) se formó el presidente del PRI-Tabasco (1983), López Obrador, ahora Presidente Legítimo en busca de reelección para continuar ese regreso conservador a los valores. Que suene a abuelitas tomando chocolate por la tarde en Puebla de los Ángeles es lo de menos: lo importante es recuperar los valores, dice el candidato que se dice de izquierda, mientras entona la más vieja y tediosa cantaleta de la derecha más pueblerina: “Ya no hay valores”. Era Presidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado y López Obrador presidía el PRI-Tabasco cuando el lema sexenal fue: Renovación Moral de la Sociedad. De allá lo trajo López y no lo hurtó, lo heredó.
De cómo una bellísima jovencita hace todo por destruir su vida, y casi lo consigue: Olga (Planeta, 2010).
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