Mi historia inspiró "El beso de la mujer araña"
A partir de la reciente aparición de Otros días, otros años, su autor revela, en entrevista con MILENIO, la inspiración que un episodio de su vida despertó en Manuel Puig para escribir su famosa obra.
Laura Cortés — México
No pocas personas coinciden en que el escritor y líder del movimiento del 68, Luis González de Alba, es un "tenaz guardador de secretos". Uno de éstos tiene que ver con El beso de la mujer araña, la novela más popular del escritor argentino Manuel Puig (1932-1990).
Más de tres décadas después de su publicación (1976) y a partir de la aparición de Otros días, otros años (Planeta, 2008), novela autobiográfica de González de Alba, el autor tapatío revela con detalle a MILENIO la inspiración del libro que consolidó internacionalmente la fama literaria de Puig, gracias, en gran medida, al éxito de su versión cinematográfica y teatral.
En ambas obras, la de Puig y la de González de Alba, el tema es la relación amorosa entre un preso político y un reo común. Uno seduce al otro con sus relatos. En El beso de la mujer araña son historias de Hollywood, en Otros días, otros años las narraciones se refieren al movimiento estudiantil.
Aunque El beso no tiene ninguna referencia a Luis González de Alba, Otros días otros años señala a un argentino llamado Manuel, a quien le comenta que tiene "notas de mis años en la cárcel. Verás, quise mucho a un preso, un preso común caído por homicidio accidental [...] Un preso político... homosexual, y uno común, heterosexual".
Los paralelismos entre los dos libros provocaron suspicacias. González de Alba, detenido el 2 de octubre de hace cuarenta años en Tlatelolco y preso tres años en Lecumberri, despeja las dudas.
La inspiración
No recuerda la fecha exacta. Pero sabe que fue a finales de 1973 o principios de 1974. Él estaba ya de regreso en México, luego de haber sido obligado a salir del país por su activismo politico.
Durante su "semiexilio" estuvo en Santiago de Chile y Buenos Aires. Fue en esta última ciudad donde en la navidad de 1971, un amigo en común, Héctor Valdés, agregado cultural de México en Argentina, le presentó al escritor Manuel Puig, quien ya tenía éxito en su país con sus obras La traición de Rita Hayworth (1968) y Boquitas pintadas (1969).
Años después, ambos volverían a verse en la Ciudad de México. González de Alba vivía con Ernesto, su pareja de entonces, y Puig con el pintor Ricardo Regazzoni. Todos en el barrio de Coyoacán, al sur de la capital. Algunas veces se visitaron. En una ocasión, Luis y Ernesto invitaron a comer a Ricardo y a Manuel. Cuando se despedían Puig le preguntó a González de Alba: "Y vos... ¿escribís algo ahora?". El escritor tapatío le relató brevemente su romance carcelario en Lecumberri. "Le hablé de la historia de un preso político —que era yo— muy entusiasmado por un preso común. Le dije: 'Tengo un montón de notas sobre esto y no me he puesto a trabajarlo'", recuerda.
"Manuel se quedó helado, mudo, ni siquiera parpadeó", dice el ex activista político.
No volvieron a tocar el tema. Días después, Puig regesó a la casa de González de Alba, le pidió unos libros sobre la homosexualidad, ya que, le dijo, estaba escribiendo algo alrededor de ese tema. González de Alba, sicólogo de profesión, se los prestó. El último encuentro ocurrió cuando Puig le devolvió los textos. "No hubo despedida. No volví a saber de él sino que se había ido a Nueva York".
En 1976 Manuel Puig publicó El beso de la mujer araña. Cuando leyó el libro, González de Alba dice que buscó "a ver si tenía un parrafito, una dedicatoria —suelta la carcajada— y dije, bueno, ni modo. No tengo nada que reclamar. La idea fue muy breve y él construyó en torno de esa idea. Creo que fui la inspiración de esto, pero la construcción de la novela es obra de Manuel. Fue una idea que se expresó en tres frases y con eso nadie, si no es Manuel Puig, escribe una novela.
"Creo que uno no tiene ningún derecho sobre una idea. Las ideas son de quien las trabaja, y Manuel la trabajó de forma estupenda aunque más políticamente correcta: el preso político no es gay."
Continúa: "En El beso, las sexualidades son políticamente correctas: el guerrillero, preso político, es heterosexual. Como debe de ser. El maricón es el preso común. Yo se lo conté a Puig al revés".
De aquellos libros que prestó a Puig sobre homosexualidad, dice el escritor, "surgieron (en El beso de la mujer araña) sus muchas notas de pie de páginas, tan raras y distractoras en una novela".
"No reclamo nada", dice el ensayista, pero añade que tampoco le gustaría que se dijera que él le debe algo a Puig. Si su libro "se parece extraordinariamente a la novela de Puig es porque yo se la conté."
"Cuando leí El general en su laberinto de Gabriel García Márquez y el reconocimiento a Álvaro Mutis como fuente de esa idea, me dije: 'Este es un caballero'. ¿Por qué Manuel nunca me dijo nada?".
Una historia real
En su columna "Pesca de lecturas", de El Universal, Julio Aguilar se pregunta si la obra de González de Alba es una versión mexicana de El beso de la mujer araña, y señala que "sin duda tiene ciertas deudas con el estupendo libro de Manuel Puig".
En "Corriente secreta", del suplemento cultural "Laberinto" de MILENIO, Héctor de Mauleón da un giro revelador: "Su nuevo libro deja la impresión de que calló, a lo largo de cuarenta años, la noticia siguiente: un líder del 68 inspiró la obra que proyectó a Puig a la fama".
González de Alba dice: "Cuando leí El beso de la mujer araña decidí que ya no la podía escribir como novela. Iba a resultar obviamente una copia". A principios de este año dos amigos lo visitaron en su casa, Francisco de Hoyos y Ernesto Servín. "Surgió el tema... Paco de Hoyos me convenció de que mi historia era diferente y que valía la pena publicarla. Pensé que la única forma de hacerlo era como autobiografía". Y así lo hizo.
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