Constitución –vs.– derechos humanos

publicado el 19 de mayo de 2008 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Mal haríamos escritores, poetas, historiadores y políticos en discutir asuntos técnicos del petróleo. Pero el debate no se da acerca de tecnologías para la exploración y perforación ni, tampoco, sobre la manera de sustituir el ácido sulfúrico en la petroquímica por algo menos dañino a los ríos. Sobre eso debemos escuchar a los expertos.

El tema, en esencia, es el derecho que se ha dado el gobierno mexicano para prohibirnos, a los mexicanos, invertir en ciertas áreas. Todo derecho estará siempre sujeto a reglamento: los ciudadanos reconocemos el derecho de autoridades municipales a prohibirnos un bar, un taller mecánico o una iglesia en cierta área. Lo que no podemos admitir son las prohibiciones absolutas: no, ni aquí ni allá, ni ahora ni nunca. Cuba prohíbe a sus ciudadanos salir del país, México nos exige tener primero un pasaporte: es la diferencia entre prohibir de forma autocrática y regular.

En ese sentido, basta con saber leer para descubrir que el texto del Artículo 27 constitucional va contra el Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyas primeras palabras son: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Y no es así en México. Aquí no tenemos el derecho de producir electricidad ni gasolinas, aceites, pinturas, fertilizantes, plásticos y otros derivados del petróleo.

El horroroso mamotreto llamado Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es no sólo un parchadero en el que cada Presidente exigía incluir sus ocurrencias, sino, aún peor, un parchadero realizado por ignorantes de la ley, la jurisprudencia, la lógica y el idioma. No tiene remedio. Su Artículo 27 es particularmente bestial: hace dueña de todo el territorio a la Nación… y jamás explica qué es eso. Así es como, en la práctica, el petróleo es del gobierno y del sindicato petrolero.

Algunas voces han sido particularmente claras. Carlos Elizondo opina que si una propuesta para levantar Pemex es benéfica pero viola alguna norma constitucional… se debe modificar la Constitución. Así es porque ese texto no lo recibimos en el Monte Sinaí entre rayos y centellas: fue escrito y reescrito por gente a veces brillante, en otras de torpeza abrumadora. A su vez Héctor Aguilar Camín sostiene otra obviedad: el petróleo es una materia prima y Pemex, una empresa. Ni el alma de la Nación ni la identidad mexicana: es una cosa que debemos explotar con la mayor eficiencia. Y si atendemos al texto del 27, hasta el contrato colectivo de trabajo y el que como director tiene Jesús Reyes Heroles infringen la ley ya que dice, torpemente, que "Tratándose del petróleo […] no se otorgarán concesiones ni contratos".

La respuesta ha sido gritar, a pecho henchido: ¡el petróleo no se vende! ¿Y qué hacemos, todos los días, si no es venderlo? ¿Nos lo comemos? Son frases sonoras para gritar en manifestaciones, pero no resisten 10 segundos de pensamiento. Fue la táctica de Evo Morales para hacerse de la presidencia en Bolivia: ¡el gas no se vende! Fue la de los atencos: ¡la tierra no se vende!

Petroquímica: nadie pide que Pemex venda sus plantas, sino que dejemos de tirar dinero al comprar gasolinas a la India y a Texas. ¿Cuál es la diferencia entre comprar gasolina al extranjero y permitir que esos capitales pongan una planta petroquímica aquí? Una, y grande: allá dan empleo a hindúes y texanos, aquí lo darían a mexicanos, además de abaratar costos. El proceso actual es ridículo: nos compran petróleo (porque el petróleo sí se vende), lo mandamos hasta la India, allá lo refinan y luego traemos las gasolinas sobre dos océanos. ¿No podría la misma compañía invertir en un planta en Minatitlán y ahorramos todos?

Bien que se otorgue autonomía de gestión a Pemex. Pero es 40 por ciento del presupuesto. Los legisladores deben primero decirnos cómo repondrán casi la mitad, señaló el historiador. Y los gobernadores, que reciben casi 125 mil millones por ingresos petroleros, deberán renunciar a ellos, dijo Germán Martínez Cázares. Subrayó un dato escalofriante: Pemex en sociedad con Shell en Texas (fuera del territorio nacional para evadir la Constitución) gana mil millones de dólares al año. Pero con su Sistema Nacional de Refinerías, patrióticamente… pierde ¡45 mil millones de pesos!

Esto es lo que se busca resolver y nos atañe a todos porque nos están cancelando derechos elementales, no porque seamos petroleros expertos.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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