El SNTE contra el futuro de México
columna: «la calle»
Si a usted no le hierve la sangre con los números que siguen, es que hace mucho "pasó a mejor vida", sea porque murió o porque obtuvo plaza en el Sindicato Nacional de "Trabajadores" de la Educación, el nauseabundo SNTE y su aún peor oposición, la CNTE. Pablo Hiriart ofrece en Excélsior, 4 de diciembre, estos números publicados por Ricardo Raphael en su libro "Los socios de Elba Esther": "Dos de cada diez menores acuden a centros escolares que no cuentan con agua corriente. Tres de cada diez no tienen luz eléctrica. Seis de cada diez niños asisten a clases donde no hay drenaje... Nueve de cada diez escuelas no cuentan con talleres ni laboratorios."
¿Será porque es urgente gastar más en educación?
Falso: el gasto para educación representa 25 por ciento del presupuesto total del país: uno de los más altos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde, con todo y esa inversión, nuestros jóvenes de 15 años están en el último lugar, de acuerdo con el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés). Datos: De seis niveles, el 18 por ciento de los alumnos mexicanos quedaron en el nivel cero. Un 32.7 calificó al nivel 1... Ninguno en los niveles altos. Reprobados todos y, casi 1 de cada 5, reprobados con cero, cero, cero. El reporte fue dado a conocer este 4 de diciembre por el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores de México.
El secretario general adjunto, Aart de Gauss, añadió que es más importante el cómo se gasta que el cuánto, y la prueba es México, donde el 97 por ciento del enorme presupuesto destinado a educación se va en gasto corriente, cuya mayor partida son salarios a los profesores. ¿Y cómo se distribuyen esos salarios? Los mexicanos tendemos a simplificar: el dinero se lo roban los líderes. Sólo que, en un país cuyo presupuesto ya rebasa el billón de pesos, ni Elba Esther Gordillo es capaz de gastarse en casas y cirugías esa enormidad. Los responsables de la sangría son los maestros que no dan clase, ya sea porque son "aviadores" o faltistas. Y el SNTE se encarga de que no se les aplique la regla general: tres retardos hacen falta, tres faltas son causa de despido.
Para tener una idea somera del monstruoso agujero al que tiramos el presupuesto destinado a educación, sigamos con los números de Hiriart- Raphael: Como todos los sindicatos, también el de Trabajadores de la Educación tiene, como logro sindical, la figura de "comisionados". Son trabajadores a quienes el patrón libera de su trabajo para que se ocupen de conducir el sindicato. En las empresas grandes son unas pocas decenas. ¿Cuántos maestros dejan de impartir clases para realizar tareas encomendadas por la dirigencia sindical? "¿Diez maestros por estado? ¿Veinte? ¿Treinta? ¿Cincuenta maestros comisionados por cada entidad del país?", se pregunta Hiriart. Y responde: "En un solo estado, el más pobre de México, Oaxaca, hay diez mil maestros comisionados por el sindicato. Diez mil maestros que cobran, sin trabajar en labores de enseñanza, en una sola entidad." Eso en uno solo de los 31 estados de la Federación. ¿Cuántos hay en el país? Si fueran la mitad que en Oaxaca, hay unos 150 mil "aviadores" pagados para grillar.
Y de los que imparten sus clases no sabemos su calidad docente porque se niegan a presentar exámenes de evaluación. Pero sabemos algo de su ausentismo: "De acuerdo con el Índice Compuesto de Eficiencia (ICE) de los Sistemas Escolares, 40 por ciento de los maestros falta, ‘a veces, frecuentemente o casi siempre’, a las aulas en todas las entidades del país. En Guerrero, uno de los estados con mayores niveles de pobreza de todo México, 60 por ciento de los profesores falta frecuentemente o casi siempre a las aulas." (Ídem).
En espeluznante resumen: escuelas sin agua, electricidad ni drenaje, que tampoco tienen maestros porque o están "comisionados" para hacer grilla sindical o simplemente faltan. Y cuando sí dan sus clases, no sabemos con qué calidad porque no admiten evaluaciones. Si algo indican los resultados de las pruebas PISA es que no son tan importantes los recursos materiales como el tiempo dedicado a clases por los estudiantes, y la medida en que las escuelas son evaluadas por sus resultados. ¿A quién le sorprende que estas pruebas ponga a los jóvenes mexicanos en el último lugar?
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