Cáncer - II
columna: «la ciencia en la calle»
Genes contra el cáncer
Dos equipos de investigadores encontraron de manera independiente, pero simultánea, un gene que evita el crecimiento de tumores cancerosos. Science v.275, pág.1876. Recordemos que el cáncer es, en esencia, un daño en el sistema por el que las células del organismo se reproducen. Ese sistema son los genes, donde están escritas las instrucciones para producir otra célula. Al fallar estas instrucciones, las células pierden su forma, sus funciones y su ordenación en tejidos. De esta manera se crea el tumor canceroso. Los dos equipos localizaron un gene encargado de suprimir los tumores cancerosos. Cuando este gene sufre una mutación, un cambio, deja de vigilar la reproducción ordenada de las células. Esta mutación en la maquinaria genética se ha encontrado en un alto porcentaje de pacientes con glioblastoma, una de las más mortales formas de cáncer cerebral. Se ha encontrado también ese mismo error en la maquinaria genética de la célula en caso de cáncer de mama y de próstata. Los investigadores tienen ahora una nueva guía para la creación de drogas que detengan la proliferación de células cancerosas.
Virus contra el cáncer
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos han aprobado los ensayos, en humanos, de un virus que ataca y destruye los tumores cancerosos; pronto se tendrán las primeros resultados. Si esta novedosa terapia resultara eficaz, sería la ideal contra el cáncer, pues a diferencia de la quimioterapia y la radiación, no tendría efectos secundarios. Los investigadores habían soñado desde tiempo atrás con encontrar un virus que atacara las células cancerosas sin afectar a las sanas. La empresa parecía inalcanzable. En los primeros años 90, los investigadores observaron que un gene de las células, al que llamaron p53, tenía por función impedir que esa célula se reprodujera si estaba dañada en su material genético, que es exactamente lo que ocurre cuando una célula se vuelve cancerosa. Ese gene supresor de tumores podía estar defectuoso o resultar dañado, entre otros elementos del medio, por un compuesto químico, el benzoapyreno, presente en el humo de tabaco. El mismo gene p53 también evita que organismos extraños, como los virus, que necesitan de las células para poder replicarse, lo hicieran. El gran hallazgo del que ahora damos noticia anticipada, fue un virus peculiar, producido con ingeniería genética, y que por habérsele eliminado un gene indispensable, no consigue replicarse si no es dentro de una célula cancerosa, a la cual penetra, la invade replicándose en su interior y finalmente la destruye. Bastará con infectar el 2 por ciento de un tumor con ese virus para que éste se propague y el tumor desaparezca. Los primeros ensayos clínicos en humanos se realizan por ahora en pacientes que no han respondido a las terapias conocidas, pero todo hace prever que tendremos en un año una formidable arma contra el cáncer.
Uvas contra el cáncer
Un componente que se encuentra en las uvas y en otros alimentos ha mostrado una importante actividad preventiva del cáncer en las tres etapas principales de esta enfermedad. Llamado resveratrol, este producto de las uvas tiene una acción que inhibe las mutaciones celulares y así impide la formación de tumores cancerosos.
Science v.275, pág.218. El cáncer es la primera causa de muerte en el mundo, pues seis millones de muertes anuales se deben a diversas expresiones de esa enfermedad. Varían los tipos de cáncer predominantes, dependiendo de la dieta y de los hábitos de vida en cada país o región, pero siempre se inicia la enfermedad con la mutación de algunas células que en adelante no se organizan siguiendo la estructura de su tejido propio, sino en acumulaciones que pronto crean sus propios vasos sanguíneos. La prevención de este proceso se consigue por medio de agentes químicos, de los cuales la investigación ya posee un amplio arsenal. Pero los investigadores han encontrado también plantas que inhiben el crecimiento de los tumores cancerosos, entre ellas la Cassia quinquangulata, que se recolecta en Perú, está identificada como un potente inhibidor, afirman investigadores del Colegio de Farmacia de la Universidad de Illinois en Chicago. Op. cit. El resveratrol obtenido de las uvas inhibe desde su inicio hasta las etapas finales el crecimiento del tumor. Aunque todavía este componente se encuentra en investigación, ya los autores del estudio prevén su aplicación experimental en humanos. Por lo pronto recomiendan los alimentos y bebidas no alcohólicas (no sé por qué) derivadas de las uvas.
Otras terapias
Como cualquier otro tejido animal vivo, un tumor canceroso necesita crear vasos sanguíneos que le lleven oxígeno y nutrientes, para así continuar vivo y crecer. Más de una docena de drogas que impiden la formación de estos vasos sanguíneos, y así matan de inanición a las células enfermas, están en diversas etapas de evaluación clínica. Uno de estos inhibidores del crecimiento ya era conocido y produjo un desastre mundial por los años 50, la talidomida. Recetada como tranquilizante, resultó que las madres gestantes daban a luz niños con miembros malformados y pequeños. La talidomida, al evitar la formación de venas y arterias que nutrieran los miembros del feto, impedía el crecimiento de éstos. Por tal razón fue prohibida mundialmente. Pero lo que es una tragedia en el feto que se forma, también lo es en el tumor que crece, sólo que la tragedia del tumor es el triunfo de la salud. La talidomida ha mostrado ya excelentes resultados en la desaparición de tumores cerebrales, de mama y de próstata. Pero otros experimentos han dado resultados todavía más dignos de entusiasmo: Inyectando interferón gama se pueden producir coágulos sanguíneos que de manera selectiva y rápida impidan la llegada de sangre al tumor, por lo que éste muere en 48 horas. Otros inhibidores de la angiogénesis, o formación de vasos sanguíneos, provienen, sorpresivamente, de los propios tumores cancerosos. Los médicos saben desde hace tiempo que la extirpación de un tumor principal puede traer la proliferación de tumores secundarios.
Estudiando este hecho paradójico, se han localizado otros productos del propio cuerpo que inhiben la formación de vasos sanguíneos. Estos nuevos inhibidores del cáncer tienen la enorme ventaja de no crear resistencia. Pero, en cambio, dejan de ser efectivos cuando un tumor tiene menos de un milímetro, pues a ese tamaño el tumor puede vivir de los vasos sanguíneos circundantes. Por lo cual es muy probable que el tratamiento futuro sea una reducción de los tumores por los nuevos inhibidores, y luego su ataque último y final con los métodos actuales de radiación y quimioterapia.
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